12. Entre Sombras y Reflejos

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Katherine observaba su reflejo en el enorme espejo del penthouse. Las luces de Gotham titilaban detrás de ella, creando una atmósfera casi onírica en la oscuridad de la noche. Su vestido, de un rojo carmesí intenso, ceñía su cuerpo como una armadura brillante, mientras las joyas que el Joker le había regalado colgaban pesadamente de su cuello y muñecas. Era todo lo que siempre había soñado en términos materiales: lujo, poder, atención... Pero detrás de esa imagen perfecta, algo comenzaba a desmoronarse.

El murmullo de las calles abajo resonaba en su mente como los comentarios que no podía ignorar. "Es solo su nueva Harley", "Otra más en la colección del Joker", "Un juguete, una reina del caos solo para su entretenimiento." Las palabras se acumulaban en su cabeza como un veneno que lentamente la envenenaba, un eco que no podía acallar.

Se llevó las manos al rostro, tratando de calmar la inquietud que la recorría desde su última pelea con Batman. El enfrentamiento había sido un punto culminante de poder y adrenalina, pero también la había dejado con preguntas que no podía responder. ¿Por qué ella? ¿Por qué el Joker la había elegido a ella entre tantas personas para estar a su lado?

Él la trataba como su reina, la colmaba de lujos, la envolvía en su mundo caótico y la hacía sentir invencible... Pero también había momentos en los que se sentía como una sombra de sí misma. Había abrazado el caos, el descontrol, la vida sin límites, pero a veces, en la quietud de la noche, se preguntaba si había perdido más de lo que había ganado.

El Joker entró en la habitación, su andar confiado y sus ojos brillantes, como si siempre supiera lo que pasaba por su mente.

—¿Te estás admirando otra vez, muñeca? —su voz ronroneó detrás de ella, mientras la envolvía por la cintura, sus labios rozando su cuello.

Katherine cerró los ojos ante el contacto, disfrutando del calor que le provocaba, pero al mismo tiempo, sentía una punzada de duda en el estómago. Lo amaba, o al menos eso creía, pero las palabras seguían resonando en su cabeza.

—¿Por qué yo? —preguntó de repente, su voz casi un susurro, pero llena de inquietud. No lo miró directamente. No podía, no cuando esa pregunta la carcomía por dentro.

El Joker levantó una ceja, sorprendido por la pregunta. Se inclinó hacia ella, dejando que su risa baja resonara en el silencio de la habitación.

—¿Por qué tú? —repitió, como si la pregunta le divirtiera—. Muñeca, ¿es que acaso no lo ves? Eres la única capaz de reinar a mi lado. Nadie más podría hacerlo. Eres fuerte, peligrosa, y... —la giró hacia él, clavando sus ojos en los de ella—... única.

Sus palabras eran seductoras, casi hipnóticas, pero Katherine ya no estaba segura de si eso era suficiente. La duda se enroscaba en su interior como una serpiente, envolviéndola lentamente.

—Pero todos dicen que soy solo otra Harley —murmuró, el dolor en su voz evidente. No era una mujer débil, pero esas comparaciones la golpeaban en lo más profundo de su ser—. Solo otro juguete, alguien a quien dejarás cuando te aburras.

La mirada del Joker se endureció, pero no con enojo hacia ella. Era una frialdad dirigida al mundo exterior, a aquellos que se atrevían a dudar de su conexión.

—La gente siempre va a hablar, muñeca. Les encanta meterse en la vida de los reyes porque sus propias existencias son miserables. Pero tú no eres Harley —sus dedos trazaron su mandíbula suavemente—. Eres mucho más. Harley no tenía lo que tú tienes, no veía el caos como tú lo ves.

Katherine se estremeció ante sus palabras, su toque siempre la hacía vulnerable, pero esta vez no fue suficiente para disipar sus dudas. Algo más profundo seguía resonando dentro de ella.

Crowned in Madness | Joker +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora