Crowned in Madness | Joker +18

31. Amenaza

Katherine observaba la ciudad desde la ventana de su apartamento secreto, su respiración entrecortada mientras el tráfico nocturno resonaba como un eco lejano. Aquel lugar, pequeño y modesto en comparación con los lujosos refugios que el Joker le ofrecía, era su santuario. Aquí no era la reina del caos, solo Katherine. Pero incluso en este espacio, su mente no encontraba descanso. El dolor seguía presente, una herida profunda que no terminaba de sanar.

Lo amaba, de eso no tenía duda. Pero el dolor de que él dudara de ella la destrozaba por dentro. Recordaba cómo le había prometido no traicionarlo, cómo se había entregado a él de formas que nadie jamás entendería. Y ahora él no confiaba en ella. Su lealtad había sido cuestionada, y eso la consumía, como si una daga invisible estuviera clavada en su pecho.

Se sentía rota. Había entregado todo de sí misma al Joker. Había renunciado a su vida pasada, a su moral, a su propia cordura, todo por él. ¿Y cómo le pagaba él? Dudando de su lealtad, viéndola como una amenaza. No podía entenderlo. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero las contuvo, negándose a mostrarse débil.

Había sido una doctora, una mujer que salvaba vidas. Ahora, esas vidas que una vez fueron su responsabilidad se habían desvanecido entre los escombros de la destrucción que ella y el Joker habían creado. Pero no importaba. Todo lo había hecho por amor, porque él le había mostrado un mundo donde sus decisiones importaban, donde el caos era la única constante y el único refugio verdadero.

El Joker la había moldeado, transformado en algo que ni siquiera ella reconocía. Y aún así, no podía dejar de amarlo. Cada pensamiento, cada recuerdo de los momentos juntos, la arrastraba de vuelta a él. Su mente trastornada se aferraba a la belleza retorcida de su relación: las noches salvajes, los susurros al oído, los momentos en que él la hacía sentir invencible. Él era lo mejor y lo peor que le había pasado.

Se paseó por la sala, las palabras de Batman aún resonando en su cabeza. "No eres como él", le había dicho, como si aún hubiera esperanza para ella. Pero Batman no entendía nada. Bruce no conocía la profundidad de lo que ella sentía. Él seguía viéndola como la mujer que había sido, no como lo que era ahora.

"¿Realmente puedo escapar de esto?", murmuró, sus ojos fijos en el reflejo en la ventana.

Pero, en lo más profundo, no quería escapar. No podía imaginar una vida sin el Joker, por más oscuro y tóxico que fuera su amor. Lo necesitaba, como un adicto necesita su dosis. Quería arreglarlo. Quería demostrarle que no le haría daño, que nunca lo traicionaría. Él solo necesitaba entenderlo, verlo de la forma en que ella lo veía.

Se dejó caer en el sillón, su mente desgarrada entre el amor y el dolor. Quería hacerle entender que él mismo estaba arruinando lo que tenían. Su desconfianza era lo que ponía todo en riesgo, no ella. No podía soportar la idea de que el hombre al que amaba, con todo su ser, la viera como una amenaza.

"No te haría daño", susurró con desesperación. "Nunca lo haría."

Pero él necesitaba verlo de una forma que lo entendiera. Tal vez si lo enfrentaba, si lo hacía ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar por él, por mantener su relación intacta, podría salvar lo que tenían. Si tenía que lastimarlo para que comprendiera que no le haría daño, lo haría. Retorcido, sí, pero su amor ya no era el de una persona cuerda. Su mente ya no funcionaba bajo los parámetros de lo normal.

Era capaz de cualquier cosa por el Joker, incluso hacerle daño para protegerlo de sí mismo.

Su respiración se volvió más agitada mientras esa idea se asentaba en su cabeza. No quería dejar que la paranoia de él destruyera lo que habían construido juntos. Si él creía que ella podía ser una amenaza, entonces le demostraría lo contrario, de una manera que solo él entendería. Él no podía controlar todo, no si ella tenía algo que decir al respecto.