Can
"Hoy me gustaría rectificar mis muchos errores del pasado así que aquí te lo pido oficialmente". Respiro hondo mientras siento que mi corazón estalla de amor por la maravillosa mujer que tengo delante y al mismo tiempo de miedo porque esta vez quiero hacerlo bien, quiero que todo sea perfecto.
"¿Quieres casarte conmigo Sanem Aydin? No porque DEBAS, sino porque realmente es lo que QUIERES esta vez? ¿Serás mi compañera de vida por tantos días, meses y años como Alá quiera darnos en esta tierra?".
Contengo la respiración al ver que sus ojos se abren de par en par, su rostro se descompone en una hermosa sonrisa, asiente con la cabeza y responde con seguridad: "Sí, Can Divit, quiero casarme contigo. Esta vez no porque tenga que hacerlo, sino porque quiero, con todo mi corazón, quiero casarme contigo".
Cojo el anillo de la abuela Semiha y, conteniendo la respiración, se lo pongo en el dedo, sintiendo la fuerte emoción de saber que es lo correcto, que he cumplido el deseo de quien me crió con tanto amor. El anillo de la mujer más importante de mi vida en el pasado está ahora donde debe estar, en el dedo anular de la mujer más importante de mi vida ahora y en el futuro. Me levanto y la tomo impetuosamente en mis brazos, haciéndola girar conmigo, su risa plateada llena mi corazón y mi alma. Es el sonido más hermoso, quiero que sea la esencia de mis días y de toda mi vida, su risa unida, un día, a la de todos los hijos que Alá quiera darnos.
Cuando nos detenemos sin aliento, la miro intensamente a los ojos, tomo su rostro entre mis manos y le susurro: "Gracias por decidir darme otra oportunidad, gracias Alá por encontrarte y a tu buen corazón por aceptar casarte conmigo a pesar de todo lo que te he hecho pasar, gracias askim, amor mío".
La beso como quizás nunca lo hice, ni siquiera aquella primera noche en las rocas cuando pensaba que todo era perfecto y en cambio aún quedaban demasiadas cosas por aclarar entre nosotros. Este beso es amor, pasión y pertenencia, sé que es un momento único, el primero de muchos momentos especiales que nos esperan.
La discreta charla de Leyla y Ayhan me devuelve a la realidad, me alejo con dificultad de Sanem, volviendo al presente y a lo que está a punto de suceder. Vuelvo a tomar su cara entre mis manos y la miro atentamente.
"¿Estás preparada?" Su mirada confusa me ablanda, no tiene ni idea de lo que está a punto de ocurrir.
"¿Para qué?" La cojo de la mano y la guío hasta donde nos esperan su hermana y su mejor amiga, luego me giro hacia ella para explicarle.
"Como para qué, para convertirte en mi esposa Sanem, ¿para qué más?".
Su mirada de consternación es la recompensa más hermosa por todas las horas pasadas organizando todo en gran secreto para que este día fuera especial. La empujo suavemente hacia Leyla y Ayhan. "¡Chicas, cuento con vosotras!". Sanem se vuelve hacia mí todavía desconcertada. "Pero, Can, ¿qué significa eso? "Tomo sus manos entre las mías.
"Significa que si quieres hoy será nuestro día Sanem, ¿quieres casarte conmigo, aquí, ahora? ¿Quieres que hoy sea el día en que nos convirtamos en marido y mujer sin ninguna duda e imposición? ¿Confías en mí?". Su mirada se vuelve seria, se fija en la mía durante unos instantes en los que tiemblo, luego esboza una sonrisa maravillosa.
"Absolutamente".
Me relajo a pesar mío, por un momento había temido volver a enfrentarme a la testaruda Sanem de los primeros días, nunca más querría imponerle nada. Sonrío, tocándole juguetonamente la punta de la nariz mientras le guiño un ojo.
"Entonces hoy es ese día, te encomiendo a ellos, nos vemos en un rato". Mientras me alejo para dar una vuelta por la casa me giro para observarlas mientras sueltan una risita al entrar por las puertas francesas directamente al salón tal y como acordaron con Ayhan y Layla. Intentando ser lo más rápida posible, me apresuro a entrar en el que pronto será nuestro dormitorio y que, hasta ahora, ha sido testigo de aquella única noche juntos, aquella a la que mi padre nos obligó bajo falsos pretextos, pero que también fue el momento de la verdad para mí.
Mientras me pongo el smoking y termino de hacerme el nudo de la corbata, ahí viene: Azis, mi roca, mi ancla, mi única certeza en una infancia por lo demás desprovista de afecto y raíces. "Oğul, hijo, ¿estás listo? Es hora de irte o tu futura esposa llegará antes que tú".
Cruzo su mirada en el espejo mientras sonrío. "No creo que eso sea posible, supongo que Ayhan y Leyla no dejarán ir a Sanem hasta que sientan que es más que perfecta". Me flanquea dándome una palmada en el hombro y luego se pone delante de mí para acabar con él en mi lugar ya que me tiemblan las manos y parece que no soy capaz de hacer bien un nudo.
"Bravo mi aslan, mi león. Estoy orgulloso de ti, fuiste a recuperar a tu mujer y me alegro de que decidieras hacer las cosas bien, se lo debías a esa pobre chica que tanto tuvo que sufrir por tu culpa. Siempre te apoyé porque, por la forma en que la mirabas, estaba claro que detrás de tu unión había algo más que el deber o tu "orgullo herido".
No puedo evitar darle la razón, asiento con la cabeza y sonrío. "En aquel momento yo tampoco era consciente de ello, pero con el tiempo me di cuenta de que estaba enamorado de ella incluso antes de conocerla" sonrío pensando en nuestro beso en el teatro mientras él me mira confuso.
"Algún día te lo explicaré con calma babam, pero tienes razón, ir a buscarla ha sido la decisión más sabia que he tomado en mucho tiempo, y lo que no sabes es que en Gölcük no fui a buscar a mi mujer solo, sino a toda mi familia. Me mira unos instantes, asimilando lentamente el significado de mis palabras, y luego estalla en una exclamación de júbilo, lanzándose hacia mí para abrazarme con fuerza.
"¡Oh, Can, qué maravillosa noticia! No podrías hacerme más feliz en este día". No puedo evitar apretarle fuertemente a mi vez en un cariñoso abrazo. "Después de todo lo que ha pasado todos necesitábamos un motivo de nueva esperanza para mirar al futuro babam".
Afloja su abrazo para mirarme con los ojos húmedos de felicidad. "Tienes razón, le has dado un nuevo sentido a la vida de este pobre viejo, estoy deseando ser abuelo". Sonrío poniéndole el brazo sobre los hombros y me dirijo hacia la puerta y el futuro ya no solitario, sino lleno de promesas que me espera junto a la mujer de mi vida.
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Decisiones repentinas
Hayran KurguEse momento de celos, la repentina decisión de tomar su mano y arrastrarla lejos de esa fiesta y de ese hombre intruso, dio un curso completamente inesperado a mi vida y a la suya. Soy Can Divit, un albatros inquieto, posesivo e impulsivo, que quizá...