42 - Destiny

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Cam

"No puedes hacer eso Sanem".

Tampoco sé explicar por qué, pero a pesar de todo lo que me ha hecho, la idea de que a partir de mañana se proponga no venir más a la agencia me perturba más de lo que estoy dispuesto a admitir.

"Como no puedo hacer eso, lo haré, y como Can Divit."

Sigo cogiéndola del brazo y no puedo evitar aspirar ese aroma suyo que tanto ha significado para mí, al igual que no puedo evitar mirar su rostro enrojecido por la ira que, a mi pesar, sigo encontrando hermoso.

"No puedes Sanem, tú eres el que empezó y ahora en este partido estamos juntos hasta el final. No puedes dejar la agencia y, sobre todo, es necesario que continuemos nuestro compromiso".

Sacude la cabeza. "¿Cómo puedes pensar que podemos casarnos cuando apenas toleras mi presencia Can? ¿Qué vínculo sería el nuestro? ¿Quieres que finjamos ser una pareja a los ojos del mundo y que luego cada uno viva su vida en secreto con otra persona?".

La idea de que pudiera siquiera pensar en ser mi esposa y luego entregarse a otro hombre me hace hervir la sangre en las venas. La agarro por los brazos y la estrecho contra mi pecho mientras casi siseo en sus labios. "Ni se te ocurra Sanem, seremos marido y mujer en TODOS los sentidos".

Sus ojos parecen aún más grandes y brillantes mientras me mira fijamente absorbiendo el significado de mis palabras. "¿Cómo entonces decir tal cosa, cómo puedes pensar en acercarte a mí cuando en realidad me desprecias?"

"Tienes razón, ya no hay confianza entre nosotros, pero al menos tenemos a este Sanem..." Hago lo que en realidad quiero hacer cada vez que está cerca de mí: la beso. La beso impetuosamente, furioso ante la idea de que se le ocurra compartir esto con otra persona. Le di su primer beso y conmigo experimentará cualquier aspecto de la vida matrimonial, eso seguro. Siento cómo sus labios se rinden bajo mi asalto mientras su cuerpo se deja llevar contra el mío. Le paso las manos por el pelo mientras profundizo ese beso en el que hay pasión y arrepentimiento por lo que podría haber sido y nunca será.

Al pensar en lo que ha tramado contra mí, me alejo de ella con la respiración entrecortada. "Sé que no puedo confiar en ti, pero al menos tenemos este Sanem, no podemos negarlo. A pesar de todo yo te quiero y tú me quieres, si nada lo impide nuestro matrimonio puede basarse en eso y eso no es poco."

Niega con la cabeza mientras me aparta furiosa apretando las manos contra mi pecho. "No Can, no puedes basar un matrimonio sólo en eso".

En silencio, me mira durante un largo rato y luego susurra: "Eso no puede ser suficiente para mí". Me da la espalda y se marcha, dejándome allí, en ese mismo paseo en el que unas noches antes me había acusado de decidirlo todo sin darle voz ni voto. Pero eso era antes, antes de descubrir lo que había hecho y lo falso de su comportamiento conmigo, ahora todo es diferente.

Es tarde, no tiene sentido volver a la agencia, a estas alturas prefiero ir al gimnasio para aliviar la tensión que todo esto me provoca desde hace días. Hago ejercicio hasta la extenuación con la esperanza de agotar mi cuerpo, impedir que mi mente siga cavilando y, tal vez, conseguir dormir unas horas esta noche. El pensamiento en ella, sin embargo, es constante, nunca me abandona, tanto durante el entrenamiento como de camino a casa. Entro en el salón y me encuentro a mi padre saludándome, sonriente. "¿Y? ¿Cómo es que has desaparecido hoy de la agencia? ¿Una escapada romántica con Sanem?" Le devuelvo la sonrisa intentando disimular mi amargura. "Algo así babam." Me estudia en silencio, sé bien que cuando hace esto es porque intuye que algo me preocupa y si no quiero preguntas necesito escapar cuanto antes de su minucioso escrutinio. "Voy a ducharme papá y luego vuelvo a salir". Mi padre asiente sin hablar y yo casi huyo del salón preparándome para otra tarde solitaria en el paseo marítimo rumiando la situación cada vez más complicada en la que me encuentro.

Decisiones repentinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora