49 - Destellos de verdad

2.1K 122 24
                                    

Sanem

"Al casarme con Can, ¿no crees que ya me he asegurado de vivir de mis rentas el resto de mi vida? He conseguido mi objetivo".

Mi voz y las palabras que se reproducen desde su smartphone me confirman lo que había imaginado. Emre. Pensé que sólo le había contado a Can lo que yo le había dicho para hacerme quedar mal, pero en cambio había sido tan listo como para grabar nuestra conversación, extrapolando lo que me haría quedar como un arribista sin escrúpulos. Bravo, su perfidia nunca deja de sorprenderme.

Inhalo profundamente antes de hablar". Vale, quiero preguntarte esto, ¿crees que podrías escucharme unos minutos y darme por primera vez la oportunidad de explicarme? Hasta ahora nunca me lo había permitido.

Desde que le confesé que yo era el espía nunca quiso escuchar mis razones, estaba demasiado enfadado para darme la oportunidad de aclararlo. Incluso ahora está decepcionado y enfadado, pero esta vez quiero ver si es capaz de considerar la posibilidad de que exista una explicación plausible para unas palabras que parecen condenarme sin remedio. Asiente, apoyándose en el respaldo de la silla como si se dispusiera a escuchar.

Recupero el aliento, recién ahora me doy cuenta de que lo he estado reteniendo todo el tiempo esperando su respuesta, por la forma en que ha actuado en el pasado no creí que aceptara escucharme.

"Vale, ¿recuerdas cuando quise reunirme contigo en los muelles para advertirte de que tu hermano tramaba algo contra ti? También te dije que me había propuesto hacer algo por lo que me daría mucho dinero, no sé qué, pero sin duda iba contra ti o contra la agencia. Bueno, ahora podría decirte que para mantener TU juego dije esas palabras, pero sé que no serviría de nada. TÚ me dijiste que Emre tenía que seguir creyendo que yo no te había dicho nada y para ello tenía que inventarme algo para justificar mi negativa a su oferta. Podría decírtelo, pero sé que no serviría de nada, porque ya me has juzgado y has condenado a Can, has decidido que soy el peor de los mentirosos y anoche te vengaste'.

Inhalo profundamente para recuperar el control de mis emociones cuando me siento casi al borde de las lágrimas. "Nunca podré perdonarte que me hicieras sentir como una despreciable, sucia, una mujer que se ofrecía por interés, un objeto que merecía ser usado y arrojado sin ningún miramiento". Se inclina hacia mí como para rebatirme, pero con un gesto firme de mi mano le hago callar. "Pero está bien, tendré que aceptar el hecho de que doné mi cuerpo por primera vez a un hombre que lo utilizó como compensación por un agravio sufrido. Por ahora sólo quiero sobrevivir estos tres días aquí en Venecia contigo y luego, cuando estemos de vuelta en Estambul, cada uno puede volver a su vida intentando mantener el contacto al mínimo. Mientras tanto, espero que tengas pruebas para acusar a tu hermano y detenerle para que, cuando las cosas se hayan calmado y tu padre se haya recuperado, puedas prepararle poco a poco, diciéndole que hay problemas entre nosotros, malentendidos irremediables que pronto nos llevarán al divorcio. Luego cada uno puede seguir su camino".

"Yo... no podía imaginar que... las palabras de ese audio dejaban poco lugar a la duda y yo..."

Le interrumpo con decisión. "Hay muy poco que decir Podemos, así fue, no creo que las cosas hubieran podido funcionar nunca entre nosotros dada la desconfianza y la falta de diálogo. Intentamos hacer lo mejor para todos, para mis padres y para tu padre, vamos a darles tiempo, pero cuando llegue el momento tendrán que aceptar nuestro divorcio, no puede ser de otra manera."

Un silencio lleno de pensamientos inexpresados cae entre nosotros, nos evitamos la mirada mientras nuestros bocadillos siguen intactos sobre la mesita, ninguno de los dos ha abierto siquiera el envoltorio. Ya es suficiente, he dicho lo que tenía que decir.
"Te diré algo, no tengo hambre ahora, tal vez me lo coma esta tarde". Meto el bocadillo en la bolsa junto con la botella de agua que he comprado y me levanto mirando a mi alrededor. "He descansado lo suficiente, ahora me gustaría reanudar la visita a Venecia, hay tanto que ver. Te veré esta noche en el hotel". Se apresura a levantarse y me sujeta del brazo para detenerme, mi reacción instintiva es alejarme de él fulminándole con la mirada, debe entender que no tolero su contacto. Levanta la mano en señal de rendición " Vale, perdona, sólo quería preguntarte, ¿te importa que vaya contigo?".

Decisiones repentinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora