50 - Entre la rabia y la verdad

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Can

Dejo mi nuevo hogar, el que debería ser NUESTRO nuevo hogar, con un peso abrumador en el corazón. Como me había imaginado que Sanem se enamoraría de él a primera vista, sabía que le encantaría la vista desde aquí, que abarca desde el Cuerno de Oro hasta el distrito de Balat. Al menos al elegir la casa hice algo bueno por ella.
Cojo un taxi hasta la casa de campo de mi padre para recoger mi todoterreno, que lleva allí desde el día de la boda. Pronto tengo una cita con Metin, pero decido entrar un momento en casa y saludarle. Está en el jardín, sentado en un sillón disfrutando del sol de este hermoso día de primavera. "Babam, papá" Abre mucho los ojos, sonriendo sorprendido por mi presencia.
"¿Can? ¿Ya has vuelto? ¿No se suponía que ibas a estar fuera una semana?".
Me inclino para abrazarle devolviéndole la sonrisa.
"Babam, sabes que tenemos dos campañas importantes pendientes, no era posible llevarme más de tres días".
Sacude la cabeza y me da una palmada en el hombro. "Hijo mío, no cometas el mismo error que yo, no sacrifiques el amor y la familia por el trabajo porque al final te arrepentirás. Te diré algo, tendrás que compensar a tu Sanem, definitivamente debes sacarla de Estambul por unos días tan pronto como sea posible, tamam, ¿de acuerdo?". Asiento con amargura pensando que tengo más que compensar a Sanem por desgracia, una luna de miel demasiado corta es el menor de nuestros problemas.
"Claro papá, muy pronto". Intercambio algunas bromas más con él y me despido, llego tarde a mi cita. Al pasar por delante de la habitación de Emre, me doy cuenta de que la puerta está entreabierta y se oye el sonido del agua corriendo en la ducha desde el cuarto de baño. Echo una mirada distraída al interior y me llama la atención el smartphone de mi hermano tirado en la cama. Me paro en seco, no me gustan estas cosas pero a estas alturas está claro que es una guerra abierta entre nosotros. Entro a hurtadillas, prestando atención a los ruidos procedentes del baño. El teléfono está bloqueado pero lo desbloqueo al primer intento, he visto a mi hermano mil veces trazando la secuencia de desbloqueo. Primero voy a la galería y enseguida encuentro lo que me interesa, recuerdo exactamente el día que Sanem me llamó para decirme que tenía que hablar conmigo, y aquí hay un audio grabado ese mismo día, inicio la reproducción.

"Para, espera un momento, quiero hablar contigo".
Reconozco la voz de Emre y luego la de Sanem como respuesta.
"No tenemos nada de qué hablar, aprieta ese botón y déjame salir de aquí".
"¿Seguro que no hay nada que decir? Te vas a casar con mi hermano dentro de unos días, pero sabes muy bien que no puede funcionar. Si se enterara de lo que has hecho por ti sería el fin, así que quiero proponerte una alternativa. Haz lo que te digo y yo, a cambio, te daré dinero suficiente para que te vayas de Estambul y vivas de ello el resto de tu vida'.

Silencio durante unos instantes y luego su respuesta.
"¿Por qué debería hacer algo por ti? ¿Por el dinero? Al casarme con Can, ¿no crees que ya me he asegurado de vivir de mis rentas el resto de mi vida? Gracias, pero he alcanzado mi objetivo y ya no necesito conspirar contigo".

He aquí la imagen completa de la que sólo se ha extrapolado la frase que podría haberse malinterpretado mejor. El agua sigue corriendo en el baño, abro mi cuenta de correo y encuentro varios correos interesantes que fotografío con mi smartphone y luego voy a las conversaciones de Whatsapp y al chat con mi madre donde, desplazándome hacia atrás, encuentro el mensaje que Emre envió junto con el audio incriminatorio.

"Deja que Can escuche esto, verás que el matrimonio saltará como esperamos y si no lo hace haremos que su vida de casados sea mucho más agitada, eso seguro".

Una rabia ciega me asalta, quiero correr en este mismo instante a la habitación de al lado y darle un puñetazo, pero no puedo, al menos todavía no. Estaba claro que esos dos estaban compinchados, por lo que dijo Sanem debió ser Emre quien grabó esa conversación, pero desde luego no se esforzó en dármela. Utilizó a Huma, prefiriendo sigilosamente permanecer en la sombra. Apago la pantalla del teléfono y lo vuelvo a dejar en la cama, exactamente donde lo había cogido justo antes, y salgo de la habitación y de la casa de mi padre tan decidida como siempre. El investigador privado me espera en el despacho de Metin, tiene noticias para mí que espero sean decisivas para el enfrentamiento. No creo que sea capaz de seguir fingiendo, después de lo que he leído me doy cuenta de que mi hermano ha sido mi peor enemigo y nunca lo hubiera imaginado, si Sanem no hubiera sido lo suficientemente sincera para confesar lo que Emre le había inducido a hacer.

Podría no haberlo hecho, podría haberme ocultado la verdad hasta después de la boda o quizá incluso para siempre y, en cambio, eligió hablar, ser sincera conmigo y sólo ahora que sé que estoy rodeada de gente taimada y calculadora me doy cuenta del inestimable valor de la sinceridad.

El audio que escuché sólo confirmaba lo que Sanem ya me había dicho, pero en realidad no lo necesitaba. La creí de inmediato, su expresión al relatar lo que realmente sucedió dejaba traslucir toda la decepción y la amargura extrema de haber sido injustamente considerada una arribista de la peor calaña.

"Nunca podré perdonarte que me hicieras sentir como una despreciable, sucia, una mujer que se te ofreció por interés propio, un objeto que merecía ser usado y tirado sin ningún miramiento".

Podría haberse enfadado, podría haberme insultado, incluso podría haberme pegado, me lo merecía, pero con estas palabras y el sufrimiento que sentí en cada una de ellas hizo mucho más, me aniquiló haciéndome sentir horrible. Sanem golpeó en el orgullo de un hombre que siempre se creyó honesto, justo, un hombre de honor que había dado su palabra y decidido casarse con una chica, para salvarla de la ruina social, sólo para humillarla de la peor manera.
Aquella tarde de unos días antes, sentada junto a un pequeño canal en la ciudad más bella del mundo, me di cuenta de que había obrado mal y lo había estropeado todo de la peor manera. La traté mal, la insulté y después de prácticamente obligarla a casarse conmigo, no le tuve ningún aprecio.

Me avergüenzo profundamente de mi comportamiento y cuando puso sus condiciones me di cuenta de que no tenía más remedio que respetarlas, es lo menos que le debo. Cuando me dijo que quería divorciarse lo antes posible me dejó sin palabras, aún no había sido capaz de procesar sus motivos respecto a lo que había escuchado en ese maldito audio y de repente me encontré también teniendo que hacerme a la idea de que pronto seré un hombre divorciado.

No es lo que yo quiero, cuando decidí pedirle que se casara conmigo realmente había creído que podría funcionar entre nosotros, pero si es lo que ella quiere, no podré luchar contra ello. Soy consciente de que nada puede compensar lo que le he hecho pasar, la he tratado vilmente, y pensar que ella en cambio, como respuesta, se preocupó de que yo pudiera dormir incómodamente en el sofá del hotel. Si eso no es bondad de espíritu, no sé lo que es.

Cruzo la ciudad perdido en mi autocompasión, desde que hablamos es la primera vez que me encuentro solo, lejos de ella, analizando fríamente cada palabra dicha y cada gesto realizado el día de la boda y sobre todo a la mañana siguiente, cuando la traté de la peor manera. Dios mío, ¿qué he hecho? ¿Cómo podrá perdonarme?

Llego al despacho de Metin y tengo que dejar a un lado mi sentimiento de culpa porque ahora es sobre todo la rabia lo que me mueve, ese mensaje que Emre envió a mi madre me ha trastornado, mi hermano no sólo quiere arruinar la agencia de mi padre, pretende sabotear también mi vida privada jugando con la verdad y la mentira a su antojo.

No salgo de la oficina hasta muchas horas después, cuando ya es muy tarde. Ha sido una reunión fructífera. Por fin tengo todos los elementos para actuar. Me meto en el coche, dándome cuenta ahora de que he dejado sola a Sanem toda la tarde, y ahora también buena parte de la noche, en nuestro primer día juntos en la nueva casa. Maldita sea, en mi afán por acabar con mi hermano he vuelto a actuar de tal manera que le he hecho daño.

Me paro en la calle a comprar algo para la cena, no estoy seguro de si la mujer que contraté para preparar la casa también ha pensado en hacer la compra. Supero el límite de velocidad varias veces, pero no importa, ojalá pudiera chasquear los dedos y estar ya a su lado.

Aparco el coche en el garaje de la parte trasera de la casa y me apresuro a entrar, todas las luces están apagadas, abro la puerta francesa y salgo al jardín para ver si por casualidad está fuera, pero no hay ni rastro de ella, así que vuelvo a entrar en la casa y voy a llamar a la puerta de la habitación que ha elegido para ella. "¿Sanem?" No contesta, no sale luz por debajo de la puerta, vuelvo a llamar y decido asomarme brevemente para comprobar si está dormida. Abro la puerta despacio, la habitación está sumida en la oscuridad pero no tardo en darme cuenta de que no está. No está en su cama, como tampoco está en la casa o en el jardín.

Simplemente se ha ido.





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