Esa noche, Hermione se encontró con Bellatrix en uno de sus lugares secretos, una cueva oculta en las afueras del Bosque Prohibido. El fuego que Bellatrix había encendido iluminaba su rostro, y sus ojos oscuros capturaron de inmediato la atención de Hermione cuando entró.
"Pareces preocupada", dijo Bellatrix, observándola con una mezcla de curiosidad y desdén.
Hermione se sentó frente a ella, sintiendo el peso del día sobre sus hombros. "Se lo dije a Harry."
Los ojos de Bellatrix se entrecerraron. "¿Y cuál fue su reacción? ¿Desenfundó su varita? ¿Está planeando venir a por mí?"
Hermione negó con la cabeza. "No lo sé. Estaba... confundido, herido. No lo entiende, y no puedo culparlo por eso."
Bellatrix sonrió, pero había amargura en sus labios. "¿Y qué esperabas? Soy la enemiga, la mujer que destruyó todo lo que conocían. No soy alguien que tu precioso Potter pueda perdonar."
"Esto no se trata de perdón", respondió Hermione, su voz firme. "Se trata de lo que sentimos. Pero no puedo seguir ocultándolo más, Bellatrix. Mi vida... todo se está desmoronando."
Bellatrix se inclinó hacia adelante, sus ojos ardiendo de intensidad. "¿Y qué esperas que haga, Hermione? ¿Que me vuelva alguien que no soy? Soy la oscuridad que siempre ha estado en tu camino. ¿Y ahora, de repente, te das cuenta de que esto no será fácil?"
Hermione la miró a los ojos, sintiendo que la tensión entre ellas aumentaba. "No te estoy pidiendo que cambies, Bellatrix. Solo quiero que entiendas que esto... lo que estamos haciendo... tiene un precio."
Bellatrix se levantó de repente, su expresión endurecida. "Siempre hay un precio, Hermione. Y si no estás dispuesta a pagarlo, entonces tal vez todo esto fue un error."
Hermione se puso de pie, su corazón latiendo con fuerza. "No es un error. No lo ha sido desde el primer momento."
Por un instante, el silencio fue absoluto. Y luego, Bellatrix, con una calma peligrosa, murmuró: "Entonces lucha por ello.''
La tensión entre sus mundos seguía creciendo, y con cada día que pasaba, Hermione sabía que las decisiones que tomara definirían no solo su futuro, sino también su alma. Bellatrix era un abismo, y ella estaba cayendo rápidamente, sin saber si al final sería capaz de sobrevivir.
