Anthony
El club de caballeros estaba lleno de humo y risas, la luz cálida de las lámparas arrojaba un resplandor suave sobre las paredes cubiertas de cuadros. Estaba sentado con Simon, Will, Benedict, y Colin, disfrutando de una charla ligera sobre cualquier cosa: los últimos escándalos de la alta sociedad, las carreras de caballos, incluso la absurda discusión sobre quién tenía el mejor traje.
—No puedo creer que Lord Darcy llevara esos pantalones... —rió Colin, levantando su vaso de whisky.
—Bueno, hay que admitir que el hombre siempre ha tenido un sentido del estilo... único —agregó Will, divertido.
Todo parecía normal, una noche como cualquier otra entre amigos. Pero entonces Simon, con esa sonrisa suya y el brillo pícaro en los ojos, se giró hacia mí, con la intención de añadir un toque más personal a la conversación.
—Anthony —empezó, su tono despreocupado pero sabiendo que tocaba un tema delicado—, he oído algunos rumores bastante... interesantes sobre ti últimamente. Parece que todos en Londres no paran de hablar de ti y... la dama enmascarada.
Sentí cómo la tensión me subía desde el estómago hasta los hombros. Intenté mantener la calma, ignorarlo como siempre había hecho. Pero Simon no se detuvo ahí.
—Ya sabes, Seraphina Bennet. La gente la llama de formas bastante... originales, ¿no crees? La dama enmascarada... incluso he oído "el monstruo de la torre". Me pregunto si hay algo de verdad en esos rumores.
Las palabras "monstruo de la torre" retumbaron en mi cabeza como un golpe sordo. Me puse tenso, el vaso en mi mano se detuvo a medio camino de mis labios. Simon lo había dicho sin ninguna malicia, simplemente repitiendo lo que había escuchado en esas malditas reuniones sociales, sin darse cuenta del peso de sus palabras. Pero no pude evitarlo. Algo dentro de mí estalló.
—¿De verdad crees que es gracioso? —dije, mi tono mucho más frío de lo que pretendía. El silencio cayó sobre la mesa al instante. Simon me miró, sorprendido, sin esperar mi reacción. Le sostuve la mirada, sin apartarme—. ¿Te parece adecuado hablar de Seraphina de esa manera?
Simon frunció el ceño, dándose cuenta de que había cruzado una línea sin saberlo.
—Anthony, no lo decía en serio... solo repetía lo que he oído. No quise ofender a nadie.
Respiré hondo, intentando calmar el fuego que ardía en mi interior. Pero la idea de que alguien, incluso mis amigos, pudiera referirse a ella con semejante crueldad me desquiciaba.
—Pues deberías tener más cuidado con lo que dices, Simon. Seraphina no es un chisme ni un "monstruo" para que la ridiculicen. Y te aseguro que cualquiera que lo haga en mi presencia... no saldrá bien parado.
El silencio en la mesa se hizo aún más pesado. Las bromas triviales y las risas que habían llenado el ambiente momentos antes se habían desvanecido por completo. Simon me miró por un segundo más antes de asentir, reconociendo mi punto. Pero yo ya no podía estar ahí. No podía seguir soportando la idea de que incluso en mi círculo más cercano, Seraphina fuera objeto de burlas.
Me levanté sin decir una palabra más y salí del club, la ira palpitando en mi pecho.
Apenas había cruzado la puerta cuando escuché los murmullos que dejé atrás. La voz de Benedict, siempre más sensata, sonaba clara mientras reñía a los demás.
—¿Estáis ciegos? —le oí decir, su tono serio—. No sé si os habéis dado cuenta, pero Anthony la ama de verdad.
Mi corazón dio un vuelco al escuchar esas palabras. Era la primera vez que alguien decía en voz alta lo que ni siquiera yo me había atrevido a reconocer del todo. El peso de la realidad me cayó encima como una losa. Benedict lo había visto. Lo sabían todos.
Me quedé un momento más, escuchando cómo continuaban susurros y respuestas vagas de los demás. Colin parecía tratar de restarle importancia, pero no podía escuchar más. Salí del club sintiéndome más inquieto que antes. ¿Es que era tan evidente para todos? ¿Todos, excepto para mí?
Seraphina
El día estaba siendo agradable, el sol brillaba a través de los árboles mientras paseábamos por el parque, mi padre y yo. Era un paseo tranquilo, sin mucha conversación, pero esos momentos con él siempre me hacían sentir paz. A pesar de su carácter reservado, a veces era más fácil comunicarme con él en silencio que con palabras. Estaba pensando en lo diferentes que éramos y, al mismo tiempo, en lo mucho que nos parecíamos.
De pronto, mientras rodeábamos una esquina del sendero, me percaté de una figura conocida a lo lejos: Lady Violet Bridgerton, tan elegante como siempre, con su porte distinguido y ese brillo en los ojos que siempre transmitía cordialidad. Me detuve por un segundo, observando cómo mi padre, casi sin notarlo, alisaba la chaqueta de su traje, enderezándose un poco antes de saludarla. Sonreí. ¿Acaso le interesaba Lady Bridgerton? La idea me causó una ligera risa interior, pero no dije nada.
—Lady Bridgerton —saludó mi padre con su tono educado, inclinando la cabeza ligeramente.
—Lord Bennet, Lady Seraphina —respondió ella con una sonrisa amplia, saludándome con una inclinación de cabeza y un destello en los ojos—. Qué coincidencia tan agradable encontraros aquí.
Vi cómo ambos intercambiaban una mirada de reconocimiento. Lady Bridgerton parecía tan encantadora como siempre, y, para mi sorpresa, invitó a mi padre a su casa, con la promesa de que Anthony estaría encantado de verme.
—Seguro que no tardará mucho en regresar —agregó Violet, guiñándome un ojo de manera sutil.
No sabía cómo reaccionar de inmediato. La idea de ir a casa de los Bridgerton, especialmente cuando Anthony podría estar cerca, me hacía sentir un torbellino de emociones. Sin embargo, la expresión en el rostro de mi padre, esa pequeña chispa de interés y entusiasmo, me convenció. Después de todo, ¿cuántas veces veía a mi padre realmente disfrutar de algo fuera de nuestra casa y los temas familiares?
Asentí lentamente, sonriendo.
—Claro, Lady Bridgerton. Será un placer.
Mi padre parecía más que contento con mi respuesta, y en poco tiempo nos dirigíamos hacia la casa Bridgerton. No podía evitar notar lo diferente que se comportaba cuando no estaba rodeado de mi madre y Ophelia. Y mientras caminábamos hacia esa majestuosa casa, me preguntaba cómo sería la reacción de Anthony cuando me viera allí.
Anthony
No podía creer lo que había pasado en el club. Las palabras de Simon seguían retumbando en mi cabeza, y por más que intentara calmarlas, no lograba quitarme la furia del cuerpo. Hablar de Seraphina de esa manera, como si fuera un simple tema de chismes, como si no fuera más que un "misterio" o peor aún, un "monstruo". ¿Cómo podían ser tan insensibles?
Empujé la puerta principal de casa con fuerza, cruzando el umbral con pasos apresurados, furioso. Lo último que quería en ese momento era escuchar la voz de mi madre o de mis hermanos entrometiéndose en mi humor.
—¡Madre, no puedo creer lo que...! —empecé a decir en voz alta, pero me congelé en seco en cuanto mis ojos se encontraron con una escena que no esperaba.
Ahí estaban.
Mi madre, sentada a la mesa del comedor, sonriendo con calidez, pero no estaba sola. Frente a ella, Lord Bennet y... Seraphina.
Mi corazón dio un vuelco. Seraphina.
Todo el enfado que sentía hace apenas un segundo se desvaneció como humo. Ella estaba ahí, mirándome, con una expresión de sorpresa y algo más que no podía descifrar de inmediato. Justo lo que necesitaba para relajarme, sin siquiera saberlo.
No pude evitar que una sonrisa relajada asomara en mi rostro, como si su mera presencia pudiera disipar cualquier tormenta interior.
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PAUSADA: La dama enmascarada (Anthony Bridgerton)
FanfictionSeraphina Bennet, oculta tras un velo y marcada por su pasado, despierta el interés del vizconde Anthony Bridgerton, el único hombre que se atreve a sostener su mirada. A medida que su conexión se profundiza, ambos desafían las normas sociales y des...