43 | Tiritas para el corazón roto

1.1K 71 4
                                    

Soy un desastre ahora mismo, tengo los dedos pegajosos, las manos manchadas de temperas y purpurina hasta en lugares que no me puedo ni imaginar. Resulta que las mierdas de las manualidades son muy entretenidas, mantienen mi mente ocupada y llena de pensamientos positivos hacia la persona que le estoy haciendo el regalo. Hasta he pensado en escribirles una carta a todos mis amigos y a mi madre agradeciéndoles por estar siempre conmigo y expresándoles aquello nunca les he dicho. Siempre han sido la tirita para mi corazón roto.

El timbre de la casa suena, así que me levanto para abrir, me sirve para hacer una pausa de limpieza.

— ¡Olivia no hace falta que abras! ¡Ya voy yo! — oigo la voz de mi madre desde su cuarto, parece agobiada.

— No te preocupes, estoy más cerca — digo y al abrir enciendo que el motivo no era la distancia sino la visita: mi padre. — Hola — digo sorprendiéndonos a ambos. — Supongo que mamá ya sale, espérala donde quieras.

Mi madre que salió rápido me mira también con sorpresa, supongo que estaba esperando otra explosión de mi parte, de hecho es raro que no haya reaccionado así, pero supongo que no hay motivo para hacerlo, él y mi madre se quedaron con cosas pendientes por hablar la última vez por mi culpa y yo no soy nadie para decirle con quien puede relacionarse, ellos no me dicen nada, así que simplemente me voy a mi habitación cuestionándome si esto es un avance u otra estrategia de esconder mis sentimientos.

Aprovechando la ola de sentimientos que surgen después de este encuentro, empiezo a hacer lo de las cartas con él, redacto cada pensamiento, y aunque termino llorando, me siento mucho mejor después de haber sacado todo y escrito en un papel. Obviamente no se lo daré, pero creo que es algo que le debo contar a Rocio, he reaccionado con normalidad y cuando me empecé a sentir desbordada con mis sentimientos escribí una carta, ahora me encuentro mucho mejor para seguir en el mood de terminar el regalo de Pau.

Para mi sorpresa los días pasan y no lo recuerdo ni con rabia, ni con rencor, tampoco he tenido una explosión demorada como esperaba, ni me he aislado de mi gente, de hecho ahora estamos de camino a la casa de Pau de Girona para celebrar su cumple.

— ¿Olivia de verdad que no te ha molestado? — me pregunta mi madre.

— Si, si, te lo juro — respondo rápidamente. — Yo también estoy flipando, ya quiero tener la cita con Rocio para ver qué me dice.

— Seguro que te dice que está muy orgullosa cariño, estás avanzando muy bien — me dice haciéndome sonreír. — ¡Estás tan grande y tan preciosa! — dice mirándome con cariño en un semáforo en rojo.

— Gracias mamá — digo sincera mirándola de la misma manera, ella lo ha sido todo para mí, por ella estoy hoy aquí y de esta manera, ella es mi súper heroína, se lo debo todo.

— ¿Y cuál es la jugada? — me pregunta cuando arranca el coche.

— ¿Qué jugada? — digo sin entender.

— ¿Con Pau? Tendrás una jugada ensayada o algún plan ¿no? Por algo te has puesto ese espectacular vestido — quiere saber curiosa.

— Pues aunque no lo parezca, voy solo en plan amigos, no quiero presionarle, no sería justo después de que él me haya esperado tanto tiempo — razono en voz alta, definitivamente plasmar mis sentimientos en tantos papeles me ha ayudado mucho a aclarar mi mente. — Cuando él sienta que ha recuperado la confianza en mí lo intentaremos de nuevo.

— Algo me dice que eso ocurrirá muy pronto — dice mi madre contagiándome esa sonrisa y esa esperanza, espero que el regalo le ayude a eso.

Seguimos el trayecto cantando canciones de señora dolida que solíamos escuchar los domingos de limpieza y por fin llegamos a nuestro destino, la verdad es que aunque trato de mostrarme serena, estoy muy nerviosa.

— Todo va a salir bien — me dice mi madre y creo sus palabras, después me dice que se quedará por aquí por si necesitamos volver con ella.

Llamo al timbre y mientras espero trato de acomodarme el vestido y repeinarme con la mano. La puerta la abre Irene y su sonrisa me hace sentir que todavía soy bienvenida en esta casa.

— ¡¡Olivia!! — dice abriendo los brazos para que la abrace, tiene el mismo efecto que su hermano, será el efecto Cubarsí contagiar sonrisas y reparar corazones rotos con un abrazo. — Te extrañe.

— Yo también — digo sincera. — Estás guapísima — le digo cuando nos separamos.

— ¿Y me lo dices tú? Mi hermano se va a volver loco — dice haciéndome reír tímidamente.

— ¿Quién ha venido? — pregunta el rey de Roma. — ¡Oli! ¡Wow! Eh... Gracias por venir — dice sin poder evitar sonreír mientras me mira de arriba abajo.

— Nos vemos luego — se despide Irene de mí para dejarnos hablar a solas.

— Gracias a ti por invitarme — respondo sincera. — ¡Feliz cumple! — digo sin saber si darle un abrazo o dos besos, me decanto por la segunda opción dejándole sorprendido. — Toma te traje un regalo — digo dándole la bolsita.

— Gra... Gracias — me responde recibiéndolo y llevándose la otra a su mejilla. — No tenías porque hacerlo.

— No es la gran cosa, solo es un detallito — miento generándole curiosidad. — Ábrelo.

Él me obedece y abre la bolsa de regalo, se encuentra con una chaqueta azul marino para vestir.

— Te prometo que esta no te la quitaré — digo sacándole una sonrisa refiriéndome a que solía darme sus abrigos para que me abrigara. — Ya luego me mandas un mensaje diciéndome si te queda bien o si hay que cambiar la talla — digo con la esperanza de que se la pruebe hoy.

— Vale gracias Olivia — me dice y puedo notar que él esperaba algo más en su mirada, pero no me dice nada, solo sonríe y me acompaña al salón donde están el resto de nuestros amigos.

— ¡Y el premio para la persona más hot de la noche es para....! — comienza Rayo usando su botellín de cerveza como si fuera un micrófono.

— ¡¡OLIVIA!! — gritan todos nuestros amigos haciéndome reír, se nota que ya están contentillos.

Comenzamos a disfrutar la noche, entre risas, bailes y chismes, no puedo estar más feliz de la familia que elegí. Pau, como es el cumpleañero, se va repartiendo entre los distintos grupos, además de los del fútbol, también hay amigos de su clase, sus primos y amigos del barrio.

— Oli disimula — me dice Lamine.

— ¿Qué? — digo volviendo a la realidad.

— Estás celosa — señala y me doy cuenta que tiene razón, llevo minutos sin poder apartar la mirada de Pau y esa chica tan guapa con la que habla.

— Es muy guapa y seguro que es más estable emocionalmente, debería quedarse con ella — me sorprendo a mí misma cuando soy capaz de decirle a Lamine lo que se me está pasando por la cabeza.

— Ay Olivia ojalá pudieras verte como todos lo hacemos, a tu manera eres perfecta, guapa, divertida, inteligente, buena amiga, la mejor goleadora... — comienza a enumerar y siento mis ojos acuosos. — Pau es un chico listo, sabe que eres única en tu especie y te va a esperar lo que haga falta y da igual si aparecen por aquí Adriana Lima, Barbara Palvin o Bella Hadid, él solo tiene ojos para su ratona — y como si Pau a la distancia nos estuviera escuchando nos mira y sonríe. — ¿Ves?

— Te quiero — le digo sincera.

— Y yo más hermanita de otra madre — dice devolviéndome la sonrisa.

Volvemos al círculo con nuestros amigos y Lamine comienza a sacar sus pasos prohibidos y como siempre el resto nos divertimos mucho tratando de seguir sus coreografías improvisadas, Pau se queda más tiempo hablando con esa chica, pero después de las palabras de Lamine no me vuelvo a sentir insegura, todo estará bien.

***

Holaaa, ¿qué os a parecido el regalo de Olivia? ¿Esperabais más? ¿Y como estáis viendo su proceso de sanación?
¡No puedo esperar a que leáis el capítulo de mañana!
¡Visca Barça y viva Pau MVP de champions!

El regate perfecto || Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora