Capítulo XXXXVII

4 1 0
                                    


Declaración de la ley.
Punto de Vista de Briellene V. Lawson

Domingo. Otra mañana que me encontraba atrapada en el limbo entre la vigilia y el sueño, deseando no tener que levantarme jamás. El cansancio de mi cuerpo era algo más profundo que el agotamiento físico; era una pesadez que sentía en el alma, como si cada parte de mí se resistiera a enfrentar el mundo exterior. Cornelia dormía plácidamente a los pies de mi cama, sin la menor idea de la batalla que estaba librando conmigo misma. No pude evitar envidiar su paz.

El eco de la exhibición de ayer aún retumbaba en mi mente, con todos sus momentos de estrés y frustración. Parecía que la angustia se apoderaba de mí cada vez que recordaba la mirada de Taddeo, sus palabras, la rabia contenida que percibí en él... y en mí misma. Ese retrato, algo que había hecho desde lo más profundo de mi ser, ahora pertenecía a alguien más, y el pensamiento me hacía sentir como si hubiera perdido una parte de mí.

El sonido de mi celular me arrancó de mis pensamientos. Entreabrí los ojos con esfuerzo, lo justo para ver el mensaje de Lou.

"Buen día, Brie. Casi todos los cuadros de ayer se vendieron. Te mandaré los datos adjuntados por correo. ¡Felicidades! Relájate hoy, yo me encargo del resto."

Suspiré. Eran buenas noticias, debería sentirme feliz, agradecida. Pero en mi pecho se agitaba la duda de si esas ventas realmente tenían algo que ver con mi talento o si solo eran el resultado del revuelo que causó el retrato de Taddeo. Cerré los ojos y dejé caer el celular a un lado, hundiéndome de nuevo en el colchón, como si pudiese esconderme del mundo, de mis propias emociones, y de todo lo que quedaba por resolver.

Quería cerrar los ojos y fingir que el día nunca había comenzado, que aún podía retroceder en el tiempo y evitar el desastre de la noche anterior. Pero la mente, cruel e insistente, seguía trayendo imágenes de Taddeo, de su expresión, de sus palabras. Parecía haberme visto como a una extraña, como si todo lo que alguna vez compartimos no fuera más que un malentendido.

Intenté recordar por qué había pintado ese retrato, los detalles del rostro de Taddeo que mi mente capturó aquella primera vez. Pintarlo había sido una manera de guardar un momento que sentí fugaz y, sin embargo, tan profundo. Lo terminé pensando que quedaría guardado, una pieza que nadie más vería; algo que podría mirar en secreto para recordarme de aquel sentimiento que me atravesó de repente. Ahora, ese recuerdo estaba perdido, entregado a alguien que jamás podría entender lo que significaba.

Y él tampoco parecía entenderlo. Taddeo... ¿qué creía de mí ahora? Quizás nada bueno. Se había llevado la impresión equivocada, creyendo que era capaz de aprovecharme de él. Aún me dolían sus palabras, esa forma de mirarme como si mi presencia misma lo hubiera traicionado.

Una parte de mí, una parte pequeña pero persistente, deseaba explicarle, hacerle ver que ese retrato no era un truco ni una estrategia, que lo pinté cuando aún no imaginaba el caos que vendría después. Pero también sabía que, al menos ahora, eso sería imposible. No parecía dispuesto a escuchar, y quizás yo tampoco tenía la fuerza para intentarlo.

El sol comenzaba a filtrarse por las cortinas, dibujando líneas cálidas sobre el suelo. Cornelia se estiró y bostezó perezosamente, mientras yo continuaba clavada en la cama, con el peso del recuerdo aún sobre mí.

El mundo avanzaría, la exhibición sería solo un evento más en la larga lista de cosas que suceden y se olvidan. Pero yo sabía que para mí no sería tan sencillo. Había vendido el retrato, sí, pero no podía dejar ir lo que representaba.

Así que permanecí ahí, sumergida en la maraña de mis pensamientos y en el recuerdo de lo que alguna vez fue sencillo, antes de que todo se enredara. Traté de convencerme de que, en algún momento, este dolor también se disiparía... aunque en lo profundo de mi pecho, una parte de mí no estaba segura de poder creerlo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: a day ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sombras del Emporio HarrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora