20 de abril de 1941.
Los días habían transcurrido en el silencio de pelotones ausentes y noticias distorsionadas a favor de Alemania. Aunque Yugoslavia y Grecia seguían luchando por no perder su libertad, todo apuntaba a nuevo territorio nazi.
Por otra parte, los preparativos para la mudanza de Erika no tardaron en hacer presencia y, dentro de una semana, partiría a un nuevo hogar donde pudiera disfrutar su soltería, por lo menos hasta que Ludwig deseara. Tenía planes de visitarla una vez se estableciera, aunque mi temor a ser mal visto por ella y mi madre me hacía desistir.
-Fritz, tienes una carta -murmuró Bernardo sonriendo de lado, como si supiera a quien pertenecía.
-Gracias -dije, pero, antes de poder abrirla, el coronel nos llamó.
Realizamos una fila a manera de respeto ante el hombre de gran cargo.
-Como bien saben, la mayoría de sus compañeros se encuentran en guerra, muriendo por la patria, mientras ustedes -hizo una pausa y sus ojos se depositaron en mi- por diversos motivos tuvieron la suerte de no ir. Sin embargo, esto no significa que estarán de flojos. Enviaremos a algunos a diferentes partes del país para que se dediquen a reclutar jóvenes. Serán los encargados de entregar las cartas a las familias y, en caso de negarse o desistirse, usarán la fuerza bruta para subir a cada futuro soldado al camión. Estoy consciente que la gran mayoría de ustedes se encuentran heridos y fue el motivo por el cual no han regresado a la batalla, pero, según el doctor Schröder, aquellos que sean catalogados bajo "heridas de menor grado", tendrán la dicha de llevar a cabo esta misión, la cual durará hasta inicios de junio. La lista con los nombres será colocada en la noche. Blut und Ehre!
-Blut und Ehre!
Una vez se retiró, volteé buscando a Bernardo, quien mantenía los ojos fijos en unos papeles. Me acerqué.
-¿Ya sabes quien irá a la misión? -cuestioné intentando ver las hojas, pero cerró abruptamente la carpeta.
-Aún tengo que analizar algunos expedientes, pero no te preocupes, irás... -soltó una risa sarcástica y se fue hacia la habitación donde estaba el coronel.
Inconscientemente, golpeé mi mano contra la frente. Serían meses muy largos...
(...)
La noche hizo presencia, haciéndome acuerdo de aquella carta que horas atrás se me había entregado. No reconocía la letra que tejía mi nombre, pero presentía que algo importante se ocultaba tras ello.
"Buenas, Fritz:
Tal vez es un poco inoportuno el escribirte, pero tengo malas noticias, aunque no sé si para ti sean buenas. Hace poco pude descubrir la nueva ubicación de la joven Gretchen. Su madre se encuentra peor de su enfermedad, por lo cual fue llevada a Múnich, donde será atendida por los mejores médicos, y la joven Meyer ha decidido acompañarla. La muchacha le suplicó a su padre que la deje estar hasta que mejore o fallezca la señora.
Le escribo con el fin de que, si tiene oportunidad, la visite y consuele. Ha cambiado totalmente la joven, volviéndose alguien apática y sin aquel brillo en sus ojos. Si teme por el señor Meyer, he de decir que no hay motivo de preocupación. Por temas de la guerra se encontrará en una ciudad al otro lado de Alemania, cumpliendo con su deber ante la patria.
Por favor, vaya cuanto antes y, sobre todo, discreción. Nadie sabe sobre este escrito que le envío, ni siquiera Gretchen. Estoy consciente al respecto de la discusión que tuvo con ella y que llevan tiempo sin intercambiar cartas, pero sé que su llegada la motivará.
Saludos cordiales,
Liesel."
Quedé estático unos segundos, mis ojos releían de vez en cuando algunas líneas al azar buscando algo más que lo ya entendido. Aun sabiendo que la rubia había confirmado que se alegrará Gretchen de verme, dudaba de cuan efectivo era aquello. ¿Realmente esbozará una sonrisa ante mi presencia?
Cuando estaba a punto de aguardar el sobre, una nueva interrogante azotó mi cabeza: ¿Por qué Bernardo tenía esto? Fruncí el ceño y, mientras rebuscaba en ideas que no fueran descabelladas, la voz de mis compañeros me hizo regresar a la realidad.
-Van a colocar la lista de los que estarán en el pelotón de la nueva misión -asentí conociendo a la perfección que sería uno de los nombres escritos.
Caminé sin mucho ánimo hasta llegar al papel colocado en una pared manchada de humedad. Deslicé mi dedo con lentitud, dejándolo estático una vez mi apellido hizo presencia. Luego moví mi extremidad a la derecha, sonriendo inconscientemente al presenciar a que ciudad sería enviado.
No era mi pueblo, ni algún lugar al cual anteriormente hubiera visitado, pero estaba seguro de que no era casualidad. Giré al sentir una mirada en mí, era Bernardo, quien mantenía los ojos encendidos en felicidad, pero con una pizca de nerviosismo.
-Esto lo hizo usted, ¿verdad?
-Hay dos motivos por los cuales decidí que fueras partícipe de la misión. Uno: para que vieras a tu amada y dos: para que comprendieras que, al igual que tú, hay miles de jóvenes que le temen a la guerra. Este viaje estará lleno de sentimientos: amor, llanto, alegría y tristeza. Recuerda que podrás besar una vez más a Gretchen, pero, a cambio, romperás el corazón de miles de familias al darles una desgarradora noticia. ¿Podrás con ello?
-No lo sé -admití cabizbajo.
-Que disfrutes tu viaje a Múnich -culminó retirándose.
Sentía como si hubieran depositado en mí el poder de matar el alma de otros a cambio de restaurar la mía. Podría observar a la mujer que amaba y explicarle el motivo de mis malas decisiones, pero, como todo en la vida, había un precio. Danzaría entre documentos que obligaban a jóvenes de mi edad a abandonar su casa a cambio de sacrificar sangre en una guerra sin sentido.
¿Era justo?
Jamás la guerra será justa... no importa que tanto deseen vendernos la idea de libertad tejida en masacre.
Una acción que destruye pueblos y corazón... jamás será justa...
Que algunos reciban dinero a costa de aquellos que abandonan todo por un fusil y balas... jamás será justo...
El que yo tenga derecho de ser feliz mientras otros lloran muertos... jamás será justo...
Pero supongo que la vida no es justa en sí, solo queda vivirla creyendo que, en algún punto, la misericordia toque los corazones bañados en maldad y se haga justicia...
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Peones de Guerra #PGP2024
Historical Fiction•Una historia para recordar que el humano es un bucle de errores•