Don't call me father

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Pov Ale

Desde que llegué a la wawa, me sentía como si algo me estuviera carcomiendo por dentro. Las palabras que le había dicho a Caro, todo lo que había explotado en el teléfono, seguían retumbando en mi cabeza. Había sido cruel, pero las emociones me habían nublado la razón. Aun así, sabía que necesitaba disculparme, aunque no estuviera segura de si mis palabras serían suficientes para sanar lo que había roto.

Tomé el teléfono, mis manos temblaban mientras marcaba el número de Caro. Mi corazón se aceleró, la incertidumbre me envolvía, pero tenía que hacerlo.

El teléfono sonó un par de veces antes de que la voz de Caro, suave y cargada de algo que no podía identificar, respondiera.

—¿Ale? —su voz sonó cansada, pero cálida, como siempre, lo que hizo que mi garganta se cerrara aún más.

—Caro, lo siento... —me obligué a decir, aunque las palabras parecían no salir como yo quería. Mi voz sonaba rota, pequeña—. Lo siento mucho, te dije cosas que no debí. No sé qué me pasó, es como si no pudiera controlar todo lo que sentía... pero no te odio, Caro. Te juro que no te odio.

El silencio se instaló por un segundo, y pude sentir cómo Caro tomaba una respiración profunda, como si estuviera sopesando mis palabras. Finalmente, la escuché.

—Yo tampoco te odio, Ale —dijo con la misma dulzura que siempre me había caracterizado, pero había algo en su tono que me decía que, aunque me aceptara, algo se había quebrado entre nosotras—. Te amo, sabes que te amo, pero esto... esto nos está haciendo daño. Yo no quiero que nos sigamos lastimando así, pero me duele verte tan lejos de mí, tan fría.

Un nudo se formó en mi estómago, y sentí como si el aire me faltara. Todo lo que había dicho, todo lo que había hecho, parecía haber cavado una distancia entre nosotras que ahora no sabía cómo cerrar.

—Caro, yo... —cerré los ojos, intentando ordenar mis pensamientos—. Yo te amo tanto. Te amo con todo lo que soy, pero a veces siento que soy incapaz de manejar todo esto. Mi papá, la presión, mi miedo... Me hace decir cosas que no pienso, pero no quiero perderte. No quiero que todo esto nos destruya.

Caro guardó silencio un momento, y lo sentí profundamente. No sabía qué decirme. A lo lejos, pude escuchar un suspiro, un sonido de dolor que ella seguramente trataba de ocultar.

—Ale, lo sé. Pero me duele verte tan perdida. Yo siempre he estado aquí para ti, siempre te he dado lo mejor de mí. Pero no sé hasta qué punto puedo seguir soportando todo esto si tú no estás dispuesta a luchar también, si solo me empujas cada vez más lejos.

Mis lágrimas se desbordaron sin que pudiera evitarlo. Sentía el peso de mis propios errores, de todo lo que había hecho mal. No quería que Caro me dejara, no quería perderla por completo.

—Perdóname, por favor, Caro —susurré, mis palabras casi inaudibles, pero llenas de dolor—. Te prometo que voy a mejorar, que voy a luchar por nosotros.

Hubo un largo silencio, y luego Caro respondió, su voz temblando con un dolor que no podía disimular.

—Lo sé, Ale. Yo también te amo, pero por ahora, creo que necesitamos tiempo para sanar. No quiero que esto sea el final, pero necesitamos espacio para pensarlo, para ver qué pasa.

Mis sollozos se hicieron más profundos, y aunque entendía lo que decía, me sentía vacía. No quería esperar, no quería el espacio. Solo la quería a ella, cerca de mí, como siempre.

—Te amo —fue lo único que pude decir antes de que la llamada se cortara.

Y aunque las palabras eran de perdón, las heridas seguían frescas, y sabía que, aunque me había disculpado, nada volvería a ser igual por ahora.

Promise - Alejandra VillarrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora