Pov Caro
Con el viento acariciando mi rostro, tomé las llaves del coche de Majo, y guié a Alejandra hasta allí. Había planeado todo para que fuera especial, para nosotras dos solas, alejadas del caos, de las miradas curiosas, y de todo lo que nos separaba en ese momento. Solo quería estar con ella, compartir un espacio donde pudiéramos ser nosotras sin reservas. Cuando llegamos al carro, la miré a los ojos, invitándola a subirse.
Ale se subió sin decir mucho, pero podía sentir la tensión de sus ojos en mí, como si estuviera observando cada uno de mis movimientos con más atención de la habitual. Cerró la puerta y se acomodó en el asiento del copiloto, pero no pasó mucho tiempo antes de que empezara a hacer preguntas.
—¿De dónde sacaste este coche? —me preguntó, su tono curioso, pero con una pizca de sospecha. Podía notar la forma en que sus ojos recorrían el interior del carro, como si estuviera analizando cada detalle, buscando alguna pista.
Mi estómago se apretó un poco, y por un segundo, no supe cómo responder. Evité su mirada y encendí el motor, tratando de mantener la calma. No quería que esa fuera la conversación que ensuciara el ambiente entre nosotras.
—Es... es de Majo —dije, tratando de sonar casual, como si no fuera gran cosa, pero ya podía ver en sus ojos que la noticia no la dejó indiferente.
Alejandra no dijo nada de inmediato, pero su postura cambió. Podía notar cómo se tensaba, cómo sus labios se apretaban ligeramente. El silencio entre nosotras se volvió palpable. Me giré un momento hacia ella, buscando una reacción, y la vi. Su expresión era más cerrada, sus ojos mirándome con una mezcla de incredulidad y... algo que no pude identificar de inmediato.
—¿De Majo? —preguntó finalmente, y pude ver cómo el tono de su voz cambiaba, cargado de algo que no supe identificar.
Traté de aligerar la situación, sonriendo con nerviosismo.
—Sí, lo sé, no es ideal, pero no quería ir en un taxi ni en algo que nos llamara mucho la atención. Además, Majo me la prestó. Créeme que no es la misma Majo que crees.
Ale no respondía, y pude ver cómo su cuerpo se tensaba aún más. Era evidente que no le gustaba la idea. Su relación con Majo nunca había sido buena, y eso siempre había estado claro. Pero lo que no esperaba era cómo reaccionó después.
En vez de enojarse o tratar de sacarlo de mi boca a la fuerza, se quedó en silencio por unos segundos. Como si estuviera procesando lo que le acababa de decir, hasta que finalmente habló, más calmada de lo que imaginé.
—Está bien, Caro... —dijo, casi en un susurro, mirando por la ventana como si no quisiera mirarme a los ojos. La tensión entre nosotras, aunque clara al principio, comenzó a relajarse. Pude ver que, por alguna razón, no se molestó tanto como imaginé.
Sabía que Alejandra podía ser impredecible, pero también era una mujer increíblemente madura cuando se lo proponía. Me sentí aliviada por su reacción, aunque había algo en su tono que me hizo pensar que, aún si aceptaba la situación, había algo más que no quería mostrarme.
La tensión se disipó poco a poco, y en vez de seguir buscando una razón para molestarme, Ale simplemente se acomodó en su asiento y sonrió, esta vez con más sinceridad.
—Espero que sea un buen plan el que tengas en mente, entonces —dijo con una sonrisa traviesa, aliviando el aire tenso que se había formado. Y, aunque no podía dejar de pensar en lo que acababa de decir, decidí que lo mejor era dejarlo atrás y seguir adelante con lo que realmente importaba: nosotras dos.
El camino hacia el lugar que había elegido para nosotras dos fue silencioso, pero no incómodo. La música suave en la radio llenaba los espacios vacíos, y mientras conducía, sentí la presencia de Alejandra a mi lado, algo más relajada que antes. Pude ver cómo su mirada se suavizaba al observar el paisaje que se deslizaba rápidamente frente a nosotros. Sentí una calma que hacía tiempo no experimentábamos, y, aunque su silencio me dejaba intriga, decidí disfrutar el momento.
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Promise - Alejandra Villarreal
RomanceDespués de 2 años, Alejandra y Carolina se reencuentran y reviven su conexión romántica no formalizada. A pesar de complicaciones, su amor persiste. Una promesa hecha años atrás las une de nuevo.