Julia:
Desperté sintiendo el cálido peso de un brazo alrededor de mi cintura. Abrí los ojos con pereza, aún atrapada en ese estado entre el sueño y la vigilia, y allí estaba él: Jason.
Dormía profundamente, con su rostro sereno, casi angelical. No pude evitar sonreír al mirarlo. No era solo lo apuesto que era, aunque cualquiera con ojos podría reconocerlo. Era más que eso. Era la calma que irradiaba, su dulzura infinita, esa manera de transmitir paz como si, estando a su lado, nada malo pudiera suceder. Me hacía sentir segura, amada.
Había tantas emociones mezcladas dentro de mí que no podía explicarlas del todo, pero recordé lo que mi padre me dijo: "El amor verdadero es cuando amas algo únicamente por su existencia ". Y Jason era eso para mí. Su existencia bastaba. No necesitaba lógica, no buscaba razones. Quería amar y sabía que era a él.
Eché un vistazo al reloj. Apenas eran las ocho de la mañana y, por más que quisiera quedarme allí todo el día, sabía que debía regresar a casa.
Mi madre y Kate probablemente estarían esperándome, y el hecho de haber pasado la noche fuera sin avisar seguro levantaría algunas cejas. Con cuidado, intenté moverme para liberar mi cintura del brazo de Jason, pero antes de que pudiera hacerlo, murmuró, aún dormido:
-Te amo, Jules -
Mi corazón dio un vuelco, y la sonrisa que ya llevaba se amplió tanto que dolió. Me incliné para susurrarle:
-Yo también te amo, Jay Jay, solo que aún no lo entiendo bien -
Dejé un suave beso en su frente y finalmente logré salir de la cama. Al entrar al baño, noté mi ropa mojada, colgada de la ducha. No pude evitar reír al recordar la noche anterior, cuando Jason, en su afán de "despertarme" después de unos tragos de más, decidió meterme bajo el agua fría.
Busqué entre sus cosas y me puse una camiseta y unos pantalones deportivos suyos. No tenía ropa interior, pero al menos estaba cubierta. Sin embargo, la ropa me quedaba enorme, como si estuviera usando un disfraz.
Intenté no hacer ruido mientras salía de la habitación, llevando mis tacones en una mano, pero no llegué muy lejos. Cindy, la novia de Aaron, apareció de la nada, impecable y elegante, cruzándose conmigo en el pasillo. Me observó de arriba abajo, alzando una ceja con una expresión que mezclaba diversión y superioridad.
-¿Una buena noche, verdad? -comentó con una sonrisa mordaz, lo que me hizo sonrojar hasta las orejas.
-Eh... sí... bueno... -intenté balbucear, pero ella no me dejó continuar.
-Ven aquí, Juliette. No vas a bajar vestida así. Luego me lo agradecerás -dijo, abriendo la puerta de la habitación e indicándome con un gesto que entrara.
-¿Juliette? -pregunté, confundida.
-Oh, cierto. Estás amnésica. Luego te explico. Ahora, vamos a arreglarte para que parezcas un ser humano decente-
Sin darme tiempo a negarme, me empujó suavemente hacia el interior de la habitación. Me peinó, maquilló y eligió un conjunto casual que me transformó.
Cuando terminó, me miré al espejo y no pude evitar reír. Ahora parecía una persona que acababa de disfrutar una mañana tranquila en lugar de alguien que había despertado con una ligera resaca y ropa prestada. Cindy se cruzó de brazos, satisfecha con su obra.
-Perfecto. Ahora bajamos. Y sonríe. Nadie sospechará nada - Asentí, aún riéndome.
Cindy y yo bajamos a la cocina y, apenas nos acercamos, comenzamos a escuchar voces. Una en particular, animada y entusiasta, llamó mi atención. Era femenina, pero no pertenecía a Naomi. Cruzamos miradas, ambas igual de desconcertadas, aunque seguimos caminando.
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Desearía...
RomanceEn un mundo donde los deseos son más poderosos de lo que imaginamos y los celos pueden desatar tormentas, surge una historia donde la búsqueda de un lugar perfecto se convierte en la clave para alcanzar todos los sueños. En este rincón especial, do...