Día 11.

197 21 7
                                    

No consigo que el sueño se apodere de mi en toda la noche del 23 y ya no tiene caso dormir una siesta. Miro a la ventana justo cuando el alba está en todo su esplendor y me propongo salir a correr un poco. Me visto con unas deportivas, un pantalon suelto de color negro y una sudadera a juego. Por si las dudas me cargo un arma bien escondida.

Salgo de la casa con unos auriculares puestos y comienzo a trotar directo a la unidad deportiva, que a pie ha de quedar a quince minutos. Con la música a alto volumen voy aumentando la velocidad. Son alrededor de las cinco treinta y no hay más que un par de personas corriendo con sus mascotas o limpiando sus casas. La cena de noche buena les toma todo un día lleno de riuales y agradezco por un instante no tener que estar en mi casa. Mis pies apenas tocan el suelo cuando vuelven a levantarse en una carrera. Las calles ya están un poco más iluminadas pero por si las dudas me obligo a reducir la velocidad para no tropezar.

Llego al parque en diez minutos. A la entrada hay varios árboles y un par de metros adelante hay una pista de atletismo. En el centro de ésta hay un campo de soccer y lo demas se reduce a una gran extensión de área verde libre al uso público.

Tomo algo de aire y por un minuto recuerdo el dinero de la barra. Aquellas fajas verdes y recuerdo que no he contado su valor. Anoche pensé en regresarlo a Mitch. Sigo considerándolo seriamente, porque no necesito el dinero y no lo quiero. Solo logra hacer que recuerde la mirada impotente de Mark, el cuerpo de la chica derrumbarse y los lloriqueos imparables de las chicas. Pero al final no lo regreso y planeo comprar algunos cuantos presentes para Erik y su familia. Incluso concidero comprar algo para aquel chico, pero al instante lo descarto. Me pregunto si celebra algo con su "familia", pero se supone que no me importa y mi mente queda en blanco por un segundo.

El sudor que me escurre por todo el cuerpo combinado con el frío de la mañana me hace reaccionar, sin importar que me sienta arder en llamas por dentro. Gotas de sudor recorren mi frente, mi nariz y finalmente caen al suelo constantemente, una tras otra sin parar. He de llevar cinco minutos o más con las manos apoyadas sobre las rodillas y ca cabeza entre las mismas intentando respirar con normalidad así que me tengo que enderezar y seguir trotando y tomando algún que otro descanso por lo que parece ser un poco más de media hora.

El sol está a una hora para salir por completo lo que hace que casi todo siga oscuro. Reviso la hora: 6:45. Voy concentrado en el celular mientras camino hasta que sin darme cuenta éste cae al suelo y mis fuerzas y concentración se limitan a sostener a alguien por la cintura para evitar que caiga al suelo. Con sus brazos -demasiado delgados para ser capaces de sostenerse por si mismos- se aferra a mi sudadera y parece que quiere recuperar la respiración.

─Ellos...ellos vienen. Me buscan...yo...ayúdeme...Ray...ayuda...─dice temblorosa y tardo más de lo debido en comprender lo que me dice. Apenas y se le escucha y su titubeo no ayuda demasiado. Pensé que estaba balbuceando por la falta de oxígeno. Sisea demasiado al pronunciar sus oraciones.

─¿Se encuentra bien?─pregunto sin poder ocultar lo extraño que es el encuentro. Levanta su cara y me obligo a no apartar la mirada. Contengo la respiración para no soltar algun sonido que revele mi asco.

En su frente hay un corte y eso le cubre desde la frente hasa el mentón con una línea de sangre. Su ojo izquierdo esta casi cerrado por un moretón que brilla en colores amarillos, verdes, rojos y morados. Su nariz está torcida y supongo que un golpe la movió de tal forma. La comisura izquiera de su labio inferior tambien sangra y está hinchada. Quito los mechones de cabello te le tapan el cuello y veo varios chupetones recientes.

No. Claro que esta chica no está bien. Tiembla y no de frío si no de miedo y llora pero no por temor, si no por impotencia. Ya no puede seguir y busca ayuda. Intento recordar sus palabras: Alguien viene. Alguien la busca y menciona a un tal Ray. No, no es suficiente. Miro su ojo bueno que es de un azul oscuro. Profundo y hermoso. Su cabello esta enredado y sucio, pero aparenta ser castaño claro. Se ven algunas pecas bajo la mugre y la sangre.

Conozco a esta chica y soy consciente de qur debo llevarla a urgencias porque la necesito con vida. ¿Por qué o para qué la necesito? No lo sé y eso me desespera. Me pone de nervios no saber quién es y por qué la encontré. O para qué me encontró.

─Ellos...Ray....tiene que ayudarme señor...─su piel se dedica a palidecer con rapidez y sus piernas funcionan cada vez menos. No sé que decirle, pero si que tengo que protegerla. A lo lejos una sirena policíaca resuena por las calles. Por la tenue oscuridad las casas se pintan de azul y de rojo. La chica comienza a gemir y decir cosas aún más incoherentes. Intento calmarla pero con ambos puños me golpea el pecho y sigue gimiendo.

─Vamos te llevaré a urgencias. ─ la patrulla esta a tan solo metros de nosotros. La chica remata mi pecho con un golpe, me arrebata algo de debajo de la sudadera y sale corriendo entre notables cojeos. Tiento mi sudadera y mis pantalones. Se ha llevado mi arma y no se detiene. Recojo mi celular y lo pongo en mi bolsillo. La persigo lo más que puedo pero mis piernas me obedecen a duras penas y apenas consigo trotar detras de ella.

Dobla en la esquina y la pierdo de vista.

Me detengo cuando el auto me arrebaza y dobla a la derecha. Un grito se hace escuchar y finalmente un disparo. Retomo fuerzas y sigo corriendo a donde el auto doblo. Siento como si me hubiera estrellado contra un muro de concreto.

No hay nada. No hay nadie y parece que oscurece de golpe. Cierro los ojos en espera de que sea una alucinación o cualquier otra cosa. Los vuelvo a abrir. Estoy solo en esa calle y todas las luces están apagadas. La sirena se aleja y el ruido comienza a aminorar.

Quizás me estoy volviendo loco. Quizás y ya lo estoy.

Retrocedo para regresar a mi casa, justo cuando un tenue brillo en el patio de una casa llama mi atención. No pierdo nada asi que me acerco verificando que nadie me siga y el objeto se vuelve plateadl y conocido. Se dobla en "L" y un peso peculiar. Es mi arma. La halo para poder irme a casa y hacer todo lo que tengo en mente, pero está atorada en alguna rama. Me acerco más. No, no es una rama. Una mano blanca cual papel y delgada como palillos perfectamente unidos.

La chica yace aún jadeante pero la luz no me es suficiente. Noto que todas sus energias se van en intentar respirar. Ya no puedo hacer nada, ya no puedo mantenerla con vida para que me ayude.

Siento la misma impotencia que ella. No la ayude cuando pude y ahora esta agonizando.

Tomo sus manos intentando pasarle mi calor aunque sea por unos segundos. Con cuidado acaricio su mejilla y limpio sus lágrimas que distorcionan sus lindos ojos azules. Me mira suplicante y sé que es lo que me pide. No puedo ser egoista y negárselo cuando ya no puede más. Me pongo de pie, blando el arma sobre su pecho, donde se supone estar su corazón.

─J...ck...ack...do..le.. ─balbucea pero por un instante escucho un nombre. La sangre escurre por su boca y lucha por no toser.

─¿Qué? ─ vuelvo a acariciar su mejilla pero ella comienza a negar con la cabeza y los sollozos inundan su garganta. Sé que no dirá nada. Ya ni siquiera tiene fuerzas para respirar, no puedo forzarla a que hable. Recuerdo por error a Amber. La veo en sus ojos azules y dejo de blandir el arma sobre su pecho. Sus ojos se abren aún más suplicantes pero la impotencia me gana. Ella comienza a llorar y me desespero aún más. En mi cabeza una vocesilla me dice que acabe con su dolor y lo repite tantas veces que decido hacerlo, pero no por ella, si no por mi. Porque soy egoísta y me odio por ello.

Vuelvo apuntar y justo cuando aprieto el gatillo los labios de la chica sueltan sin balbuceos:

─Jack Doyle.

Quiero frenar la bala. Cambiarla de rumbo o cualquier otra cosa que evite su muerte. Pero es tarde. Ya no emite sonido alguno y sus manos caen a sus costados.

Y recuerdo de donde la conozco.

Era Alice Tredford. La chica del caso de Enoch High. Y si se rumoreaba de su muerte hoy yo la confirmo.

Lookin' for Mr(s) Grassi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora