Día 439

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No lo veo hasta el día siguiente. Entra a la pequeña cafetería con cierta paranoia y avanza cuidando sus pasos.

Viste tan formal como siempre, su traje a rayas y su cabello bien peinado, pero su mirada está ausente. En cuanto toma asiento parece desaparecer de su cuerpo. Reconozco su mirada; es esa misma que yo me cargué por tanto años. Juega con sus manos y su mentón se tensa cuando está por decir algo. Aclara su garganta y comienza a hablar con pesadez. Sé exactamente lo que le quiero preguntar; sé exactamente lo que quiero escuchar, pero de antemano soy concierte de que no saldrá de sus labios.

─No la encontré a tiempo...─ Me atraviesa con la mirada como si fuera cristal. Aclara su garganta de nuevo y cubre su cara con ambas manos. Tarda más de un minuto en seguir su narración; quizás esperando algún comentario mío.─ Ellos la tenían junto con las demás personas y...Dios...yo...yo no sabría decirte lo que vi en sus ojos los últimos segundos en que los vi abiertos...

El lugar me da vueltas y el tiempo me sobra para hacer hipótesis acerca de lo que sucedió un año atrás en el restaurante. Alex se bloqueó ayer en cuanto le pregunté del incidente y comprendí lo duro que le fue responderme cuando lo cuestioné horas atrás acerca de los estudios de Mitchell. Temo que pase lo mismo con Erik, tomando en cuenta que él si perdió a alguien, y su reacción puede ser peor. Me apena haber estado en esas mismas condiciones tiempo atrás.

─ ¿Qué sucedió cuando me fui?

Se limita a mirarme ofendido; está indefenso y vulnerable. Ni si quiera parece con ganas de responder. Por la manera en que se reacomoda en su asiento y el desdén con el que me mira sé que cualquier respuesta o comentario puede cortar el cable incorrecto. Intento mantener una expresión inmutable, pero la iniciativa se esfuma cuando la empatía me inunda. No me atrevo a preguntarlo de nuevo y miro mi reloj de soslayo. Ya van diez minutos.

─ Los retuvieron... a todos los que vieron los llevaron a la parte trasera del restaurante y... se escucharon muchos gritos. Cerraron dos entradas e iniciaron un incendio... Esos malditos mataron a tantas personas que no tenían nada de culpa... ¡Se llevaron a Anne!

─ ¿Por qué estás tan seguro de que fueron ellos? ─ Sus ojos se abren como platos y un mal presentimiento me embarga. No quiero apresurarme pues ni siquiera me he planteado bien mis conclusiones.

─ ¿Quién sino ellos?

─Creo...creo que cometimos un error al meterlo en la cárcel.

─ ¿De qué demonios hablas ahora? ─exclama aparentemente preocupado. Se a que se debe su preocupación y no me agrada para nada que ayude de tal manera a cerrar mis conclusiones. Las personas a nuestro alrededor nos miran y nace un leve rumoreo entre nuestro público. Con la mirada le suplico que se calme y parece apenado.

─Mitchell está enfermo.

─Deberían darle algún medicamento...─comienza jugando con sus manos. Habla atropelladamente y su paranoia aumenta enfrente de mis ojos. Intento relajarme sobre la silla, pero verlo así de nervioso solo logra que yo esté lo doble de exasperado y con los nervios de punta.

─El chico está loco...tiene esquizofrenia, Erik.

Susurra un "Ooh" que ni siquiera escucho. Que parezca tan nervioso no me ayuda a mí a calmarme; simplemente no estoy listo para aclararme las ideas y esto no tiene otro fin más que ese. No estoy listo; no lo estoy. No debí de haber vuelto. Le lanzo una mirada que le grita lo culpable que es de mis insomnios. El bulto que supone cargar con el arma me incomoda; hacía ya tiempo que no me veía con la necesidad de llevarla a ningún lado.

Lookin' for Mr(s) Grassi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora