...

178 21 3
                                        

Escucho un grito y miro esperanzado el cuerpo frío de Alice. Está muerta. Si no lo estaba con los rumores de cinco años, hora sí lo está. Ahora reconozco cada uno de sus finos y delicados rasgos. Alice siempre había sudo una hermosa chica y lo suficientemente inteligente para haber ingresado en Enoc High, incluso ahora podría notarse su atractivo quitando la sangre, la mugre y los golpes, claro. Su cabello se suponía ser rubio -como el mío- y brillante ¿Qué había pasado para que hubiera terminado castaño, enredado y tan sucio? Su ceño está levemente fruncido y veo que una última lágrima corre por su fría mejilla. La luz ya no es algo de lo que preocuparme, el sol ya inunda cada centímetro de la ciudad, haciéndola ver lo inmensa e intimidante que pude resultar ser. Veo más allá de sus ojos que me siguen mirando suplicantes; comienzo a temblar y me obligo a apartar la mirada.

Siento una oleada de asco y temo vomitar ahí mismo. No, no vomitaré ahí mismo, pero sí que puedo llorar por ella. Quizás no la conocí lo suficiente para llorar su perdida, pero la impotencia sigue ganándome. Su boca también está abierta tras haber revelado su identidad y bajando a su cuello los moratones siguen ahí. Habían abusado de ella en toda la extensión de la palabra y en todas las posibles maneras. En su pecho esta la primera bala y me concentro en buscar la restante. La encuentro en su pierna derecha y se me revuelve aún más el estómago. Ella pudo simplemente haberse escondido de los incompetentes policías que no hicieron mucho por encontrarla o darse el tiro en la sien ¿Por qué se disparó y se sometió a sí misma a más agonía de la que su pobre cuerpo podía soportar? Tardo un poco más en verle sentido. Simplemente se cansó de que abusaran de ella y -aunque no de la mejor manera- decidió acabar con su vida. O al menos eso intentó. No quería mi ayuda y estaba asustada de lo malditas que llegan a ser las personas.

La esperanza no comienza hasta que pienso en ello y se evapora tan deprisa como llegó; eso podría significar que Jack Doyle sigue vivo hasta la fecha igual que ella. Puede que siga vivo...tanto como puede que no. Vuelvo a caer al comienzo de todo, pudo haberme ayudado, pero no lo hizo. Alice fue lo suficientemente egoísta como para quitarse la vida y yo lo suficientemente estúpido para no haber reaccionado a tiempo. Y sin rodeos ni nada de por medio comienzo sentir la debilidad en todo mi cuerpo que termina por derribarme en desesperación. ¡Haberla mantenido con vida pudo haber significado un enorme paso para cerrar tres casos de golpe! Joder, soy un maldito idiota. Pude haberla ayudado en lugar de haberla matado. ¡Tuve que haberla ayudado en lugar de matarla! Tomo de consuelo que yo sólo di la segunda bala porque ella lo pedía a gritos con la mirada. Al menos de alguna manera le ayudé.

Me niego rotundamente a dejar su cuerpo en una construcción tan horrible como esa. Las paredes grises, las ventanas rotas, la poca vida...no sé dónde me encuentro hasta que veo un pedazo de cinta amarilla revolotear en el aire, intentado escapar de una ventana, que la atrapa. Departamentos Lancaster. Casi puedo ver a Amber entrar por la desgastada puerta a lo que suponía ser lo último que ella vería por siempre; casi puedo verla entrar a su muerte segura. Se me escapan las lágrimas ante el recuerdo y veo como caen sobre el mallugado rostro de Alice. La cabeza me duele y siento que en cualquier segundo podría explotar. Comienzo a gritar infinidad de maldiciones y palabrotas contra Grassi, o el supuesto "Theo Army". Le grito lo mucho que lo odio, lo bastardo que es, que lo considero al mayor hijo de puta de toda la historia. Despotrico sobre él incontables métodos de tortura, pero eso último sólo se escucha como un susurro; como si fuera un secreto que le estuviera diciendo a Alice, la única persona que no rompería su palabra de guardar los secretos...bueno, porque está muerta.

De cualquier manera llamo a una ambulancia, les digo la dirección y me alejo de ahí lo más rápido que puedo. Me duelen los pies por haber corrido tanto y me hormiguean las piernas tras la inesperada carrera. Siento los músculos agarrotados y me concentro en el dolor para borrarme de la mente a las dos chicas. No me detengo hasta llegar a mi casa. Saco las llaves y después de haberlas tirado más de tres veces me doy por vencido y me dejo caer sentado al lado de la puerta, que se burla silenciosamente de mí por mi reciente derrota. Estoy temblando demasiado para intentar ponerme de pie o para tomar mis llaves. Aquel tiriteo se convierte en llanto por impotencia. La debilidad me vence porque, perdí a la única persona que me ayudaría a saber más acerca de Doyle y lo que sucedió en los pasillos de Enoc High cinco años atrás y porque el lugar me recordó a mi hija. Finalmente retomo estabilidad suficiente para ponerme de pie y tomo una ducha helada para espabilarme. Sigo lanzando mierda a Mitch Grassi entre dientes hasta que la garganta me duele y mi voz se extingue por completo.

Lookin' for Mr(s) Grassi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora