Día 25.

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Despierto tras ver como los cuerpos de mi familia tambien eran consumidos por las llamas. De nuevo. Ésta no es mi cama y las pesadillas disfrutan de mi nostalgia. Sus nombres siguen entre mis labios. Beth...Ryan...Amber... los llamo durante las noches y las blancas paredes hacen resonar sus nombres. Cada noche es lo mismo. La escena se repite. Y ahí están ellos, suplicando con gritos agónicos que los ayude. ¿Por qué no me muevo y los salvo?

Ese mismo día, justo después de que dejé a los hermanos Grassi en su departamento, al ver mi casa consumirse en fuego luego de haber volado en pedazos la prision de Maine, fui al hospital. No recuerdo si fue el dolor el que me obligo a conducir, pero al llegar al pulcro edificio me desplome en el umbral de la entrada. Sin mas, me deje caer sobre el frio suelo, dejándome abrazar por las garras de Morfeo hacia algo que parecia la muerte; una segura e indolora. Dure cuatro días dormido. Desperté sin realmente querer hacerlo. ¿Por qué no morí ahí mismo? ¿A qué precio se las quiere cobrar la ida como para seguir castigandome? No dije palabra alguna cuando me interrogaron por las heridas, pero no insistieron y me dejaron ir. Actualmente vivo en unos departamentos los cuales la empresa se encarga de pagar. Y estoy harto de todo, entrando en una depresión mayor que me oprime cada segundo más. Voy al cuarto de baño sólo para ver mi reflejo. La barba vuelve a crecer, mi cabello suplica un corte urgente y me ha quedado una cicatriz del tamaño de mi ceja justo arriba de ésta. En mi espalda hay un par de puntadas y un vendaje que me cubre casi todo el torso. Me miro críticamente al espejo.

«¿Y si hubiera estado en mi casa una hora antes?» le consulto a mi subcontinente.

«Hubieras muerto.» responde.

«Quiero morir.» insisto sin ganas.

«Debes morir.» admite.

«Algún día moriré.» respondo con ánimos.

«Genial.» y nuestra agradable charla termina.

Son las siete de la mañana así que voy directo a la oficina luego de haber tomado una ducha, desayunar y vestirme. Voy caminando sin importarme que la nieve se meta por mis botas, el viento helado me queme la cara y sienta que me estan apuñalando la espalda. Mi ropa apenas y me cubre, pero no tuve ánimos suficientes para elegir la ropa adecuada.

Al entrar al edificio recuerdo la horrible cicatriz que me recorre la frente gracias a las miradas que me lanzan. Cuando me saludan asiento con la cabeza, no me molesto en responder con alegría falsa a sus saludos. Tomo el ascensor y antes de ir a mi oficina me dirijo a la de Carlos, nuestro gerente. No toco la puerta para pedir permiso al entrar.

─¿Scott? ─ asiento con la cabeza y el parece ignorar la cicatriz por un segundo. ─ Deberías de estar en reposo. Hace apenas un par de días tuviste el accidente y por lo que me dijeron necesitas un mes de descanso. Te vi cuando estabas inconciente y dudo que estés listo para volver.

Siento la garganta seca. ¿Quién le dijo de mi estado? Siento que su interes es falso pero me concentro en hablar. Por primera vez en días hablo con alguien:

─ Ya he tenido casi un mes de descanso desde... ─ me aclaro la garganta y procuro no sonar roto. Sin embargo hasta este punto no sé qué es lo que me mantiene ocupado. Solo en sueños pienso en mi familia -de una manera horrible- y el resto del día...en Mitchell. Carlos no debe de saber nada al respecto, acerca de mi "regreso" a la policia. Respondo después de lo que parecen horas:─ Amber. Necesito mantenerme ocupado en algo, por favor.

Lo piensa tantas veces que siento envejecer sobre aquel pequeño sofa. De mala gana acepta mi solicitud de tabajo y me permite ir un par de horas en la mañana para firmar permisos y otras cosas que requieran de estar sentado y firmando. El resto de la mañana es a lo que me dedico.

Salgo de los edificios a eso de las cuatro de la tarde. Me despido de todos de la misma manera en la que los saludé. En silencio. Y me voy directo a mi bosque. Por alguna razón los altos árboles me recuerdan a Alice. Alice. Beth. Ryan. Amber. Lowren. La lista sigue y sigue. Ya no me encuentro en mi bosque, si no en uno ajeno que me oprime y me echa en cara las muertes que he causado; se torna frío, enorme y amenazante. Escucho pisadas detras de mi, hojas y ramas quebrarse. Aferro mi mano sobre la revolver y siento mi cuerpo tensarce. Me giro aún con las manos en los bolsillos y siento que me convierto en una presa porque mi territorio está siendo invadido.

─ No pensé encontrarte aquí. ─ comenta. No respondo y poco a poco aprieto más el arma; algo dentro de mi me ordena que no la suelte. Solo se escuchan los árboles al danzar y chocar sus ramas con otros.─ Es un lindo bosque.

─¿Qué haces aquí? ─ suelto de mala gana y lo miro mal. Sigo sintiéndome invadido porque Erik solo es un intruso al que no deseo ver.

─ Coincide que fui a tu casa dos días atras. No respondiste mis llamadas, no me dijiste nada al respecto y realmente me preocupé por ti. Sin importar que hayas sido in completo imbécil el otro día.

─ Te pregunté algo, Aberny. ¿Qué demonios haces aquí?

─ Te vine a buscar para devolverte los casos. Fue egoísta de mi parte habértelos quitado.

«Claro que lo fue, imbécil.»

«¿En verdad crees que le importas?»

«Supongo.»

«Está jugando con tu pequeño cerebro. Igual que yo. Te estas volviendo loco, Scott»

«Oh.»

─ Nunca me los quitaste realmente.─ replico con desdén. ─¿Crees que sólo por que me lo dijiste lo iba a dejar?

Frunce los labios en una mueca y se acerca. Me alejo por instinto. Estira un brazo hacia mi rostro y yo saco el arma, apuntando a su corazón. Está sorprendido y pálido. Me doy cuenta de que mi cicatriz le causa interes, pero no le doy importancia alguna. Sigo apuntando, ahora con ambas manos. No me importaría acertar el tiro y comprobar que no todas las presas son vulnerables.

─¿En verdad piensas trabajar con ellos, Scott? ¿Piensas darnos la espalda?

─Vete.

─Hablo enserio, hombre. Si en una de tus aventuras con los Grassi yo intento detenerlos ¿Serías capaz de dispararme? ¿Me matarías por proteger a Mitch?

Aprieto el gatillo y él grita. La bala da justo en una rama que esta al lado de su pierna. Grita y me mira sorprendido. No lo tengo claro pero no me molestaría averiguarlo.

─Si algún día te apareces lo descubrirás.

Ambos nos alejamos en silencio.

Lookin' for Mr(s) Grassi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora