SOLARA || The Flash

𝟎𝟐. 𝐍𝐚𝐝𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚.

"Did you ever hear about the girl who got frozen?
Time went on for everybody else, she won't know it."

Right where you left me 𝙗𝙮 Taylor Swift

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—¿Qué demonios está haciendo?

Aarón cruzó los brazos, su ceño fruncido en una expresión que combinaba exasperación y desconcierto. A su lado, Elara se mordió el labio, con los brazos cruzados y una sonrisa tensa mientras intentaba convencerse de que todo estaba bajo control.

Enfrente de ellos, completamente ajena a su audiencia, Iris se movía por la cocina de forma energética, revolviendo algo en un tazón con tanto entusiasmo que parte de la mezcla salpicaba el mostrador. A su lado, un sartén humeante luchaba por su vida en la estufa.

—Creo que... está haciendo tostadas francesas —respondió Elara, inclinando la cabeza con curiosidad, su tono sonó más como una pregunta que una afirmación.

En ese instante, Iris dejó escapar un gritito de frustración cuando el pan se volteó demasiado rápido y se estrelló contra la estufa. Un humo oscuro comenzó a elevarse.

Aarón parpadeó.

—No, no. Lo que está haciendo es quemar mi cocina.

Elara hizo una mueca cuando vio a Iris girarse para tomar algo de la alacena, sin darse cuenta de que había dejado el cartón de leche demasiado cerca del fuego.

—Okay, pero mira el lado bueno —intentó Elara, dándole un codazo a su padre—. Está de mejor humor, ¿no? Es bonito verla así otra vez.

Elara soltó una risa nerviosa justo cuando el detector de humo comenzó a pitar. Aarón cerró los ojos y soltó un largo suspiro. Iris, aún sin notar su presencia, tomó un trapo y comenzó a abanicar el detector de humo, que acababa de activarse con un molesto pitido intermitente.

—Vamos, apágate, apágate —murmuró Iris, golpeando el aparato con la parte trasera de una cuchara de madera.

Aarón la miró con absoluta seriedad.

—La prefería cuando sobrevivía a base de recalentado. Al menos sabe usar el microondas.

El detector de humo chilló con más urgencia, y Aarón le dirigió una mirada de advertencia a Elara.

—Por el amor de Dios... haz algo.

Elara vaciló un segundo, como si esperara que la situación se resolviera mágicamente por sí sola. Cuando eso no pasó (obviamente), dejó escapar un suspiro y se apresuró hacia la cocina, justo a tiempo para evitar que Iris tocara el sartén caliente con la mano desnuda.

—Iris, hey, cuidado —exclamó, atrapando su muñeca antes de que pudiera quemarse.

—¡Oh! Buenos días. —dijo Iris con total naturalidad, como si no acabara de evitar un accidente.

Elara parpadeó.

—¿Necesitas ayuda?

—¿Ayuda? Nah, lo tengo bajo control —respondió Iris con confianza, ignorando por completo que la harina se estaba derramando sobre la encimera y que su espátula acababa de caer al suelo.

Elara se encogió un poco al ver cómo Iris seguía sin preocuparse por el desastre.

—Okay... okay —murmuró, exhalando mientras hacía un escaneo rápido de la escena y entraba en modo contención de crisis.