𝟐𝟓. 𝐍𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐡𝐮𝐛𝐨 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞.

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"Debo tener raíces antes que ramas, para saber quién soy antes de saber quién quiero ser. Y fé para arriesgarme a vivir como si hubiera un lugar para mi en este mundo."

       Roots before branches 𝙗𝙮 Room For Two.

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Cuando Barry abrió los ojos, la habitación seguía en completa oscuridad. El reloj junto a la cama marcaba las 2:25 de la mañana, y el espacio junto a él se encontraba vacío, pero la calidez de las sábanas confirmaba que no llevaba mucho tiempo de esa forma.

—¿Elara? -Cuestionó en voz alta, sentándose.

Con todo lo que había pasado en los últimos dos días, y el hecho de que aún no encontraban rastro alguno de Eddie o Wells, Barry no había querido separarse ni un segundo de la rubia. Además, Elara ya estaba más que acostumbrada a que el castaño pasara la noche en su departamento, así que no tenía problema alguno con eso. En realidad, dormía mucho mejor cuando él estaba junto a ella.

Por eso es que a Barry le parecía extraño despertar y que su novia no se encontrara en el espacio junto a él (o recargada sobre su pecho, la cual era la forma favorita de dormir para ambos).

—¿Elara? -Repitió, levantándose y caminando hacia la puerta de la habitación, la cual se encontraba entre abierta.

Suponiendo que la rubia se encontraba en el baño, Barry caminó hasta la isla de la cocina, tomando un vaso del fregadero y abriendo el grifo para llenarlo.

Antes de que el cristal tocara sus labios, la luz del pasillo exterior llamó su atención. La puerta principal del departamento se encontraba abierta, y dando pasos lentos Barry notó que el cerrojo estaba roto.

Girándose alarmado, estuvo a punto de llamar el nombre de su novia nuevamente, pero algo lo detuvo en seco. El vaso que había dejado sobre la barra de la cocina se encontraba vacío, y el agua flotaba sobre el recipiente.

—No... no, no, no, no. -Murmuró para sí mismo, sacudiendo la cabeza. Sus ojos se abrieron de par en par, y el pánico comenzó a crecer lentamente dentro de él mientras los recuerdos de la noche en que su madre murió venían a su mente.

El agua de su pecera había hecho lo mismo cuando el hombre de amarillo apareció esa noche.

A medida que su ritmo cardíaco continuaba acelerándose, encendió las luces de la cocina y miró alrededor del departamento. Estaba vacío. Todavía no había señales de Elara, y ahora Barry estaba empezando a sentirse al borde de un ataque de pánico.

Sin perder tiempo, el castaño salió del departamento y recorrió todo el edificio hasta llegar al techo donde se había encontrado con su novia tantas veces.

—Me preguntaba cuándo decidirías acompañarnos, Barry. -La voz fría, casi robótica del Flash Reverso llamó su atención.

El cuerpo de Barry se tensó inmediatamente al escucharlo, y se giró para enfrentar al hombre que estaba en el medio del techo, sosteniendo a Elara frente a él con un apretón firme en su brazo.

La rubia enfoco sus ojos en él, y Barry pudo apreciar la forma en que brillaban gracias a la fina capa de lagrimas que los cubrían.

—Wells. -dijo, luchando por mantener su voz tranquila mientras miraba al hombre que había matado a su madre y había intentado hacer lo mismo con la mujer que amaba. —¿Qué quieres?

—Me alegra que preguntes. Verás, Barry, soy un hombre muy disciplinado, no me gusta tener asuntos pendientes. ¿Y tu novia? Bueno, ella es un asunto pendiente. -Comenzó, y Barry sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

SOLARA || The FlashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora