𝟏𝟏. 𝐀 𝐮𝐧 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐭𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚.

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"No quiero guardar secretos solo para poder tenerte."

        Cruel Summer 𝙗𝙮 Taylor Swift

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Besar a Elara era una sensación difícil de describir. Lo más cercano que Barry podría usar para compararlo sería la sensación que invade su cuerpo cuando utiliza sus poderes; como si un rayo de electricidad lo recorriera de la cabeza a los pies y el mundo al rededor de él vibrara.

Era electrizante, y él quería sentirlo por el resto de su vida.

Sus labios se habían unido a los ajenos con un suave roce repentino, y Barry escuchó el suave jadeo que abandonó la boca de la rubia como señal de que su actuar la había tomado por sorpresa.

Para ser sinceros, también lo habían tomado por sorpresa.

Después de lo que había pasado ese día, de que Tony la secuestrara, de que sintiera el mayor miedo que había sentido en años al pensar que él podría lastimarla, Barry había llegado a su departamento con mil ideas en su mente sobre lo que quería decirle. Mil frases que expresarían lo molesto que estaba con ella por arriesgarse de aquella forma, o lo mucho que detestaba a Tony, quien había pasado años de su infancia torturándolo y aún así nunca logró hacerlo enojar tanto como lo hizo en el momento en que decidió ponerle una mano encima a su rubia.

Tenía tantas cosas que quería decirle, y sin embargo apenas vio esos ojos azules que tan loco lo volvían, su mente quedó en blanco.

Era gracioso, en realidad. La forma en que una mirada de aquellos ojos era suficiente para convertirlo en un tonto.

Especialmente cuando brillaban de aquella forma, como las estrellas que guiaban a los marineros de regreso a casa. Barry era el marinero en esta analogía, y Elara era el hogar que lo esperaba después de haber pasado el día navegando en corrientes violentas. Era cálida y reconfortante.

Cálida, como sus labios que se movían contra los suyos en un ritmo suave y lento, que le hicieron dudar si quizás había activado sus poderes, pues de algún lado tendría que venir esa sensación de que el mundo se había detenido y él se podía pasar esa eternidad de segundos disfrutando del roce de sus labios.

Reconfortante, como los brazos de Elara rodeando su cuello y atrayendo su cuerpo hacia ella, dejándolo creer que quizás ella necesitaba su cercanía tanto como él anhelaba la suya.

Pero aún con sus poderes, toda eternidad encuentra la forma de llegar a su fin, y la de Barry lo hizo con el zumbido de un celular. Su celular, para ser específico.

Barry se separó renuente, y disfrutó de la calidez del aliento de Elara golpeando sus labios durante otro eterno segundo, antes de alejarse completamente de ella.

—Yo... tengo que responder. -Informó con resignación, consciente del nombre de cisco brillando en la pantalla de su celular.

Elara asintió con una mirada aturdida, mientras inhalaba por la nariz con la intención de controlar el errático latir de su corazón.

—Estoy algo ocupado ahora. -Murmuró el forense al teléfono.

¡Pues desocúpate! Hay un incendio en la calle Cornelia y los bomberos no han podido evacuar a todo el edificio. ¿Qué tan rápido puedes llegar?

Barry escuchó las palabras de Cisco y suspiró con resignación. —Dame dos minutos. -Dijo, colgando la llamada y dirigiendo su atención a Elara, quien lo miraba con curiosidad.

—Lo siento, tengo que irme. -Suspiró.

Elara trató de que la decepción no fuese muy evidente en su rostro cuando escuchó sus palabras.

SOLARA || The FlashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora