El incesante ruido de la alarma hace que me despierte, me levanto, me desvisto y me meto a bañar; el agua fría recorre mi cuerpo y con cada segundo que pasa me despierta más. Cierro la llave al terminar y me pongo una toalla en mi cuerpo, abro mi closet y reviso los cajones, opto por ponerme una blusa blanca holgada, unos jeans ajustados que llegan la cintura y tomo mi chaqueta de cuero negra, Cojo mis botines de tacón negro y un collar que combina perfectamente con mi atuendo.
Bajo las escaleras y diviso a Sarah en la cocina haciendo el desayuno.
Siempre lista antes de tiempo.
Sonrío.
[•]
Busco a Sam por toda la cafetería, ella es mi mejor amiga a quien llevo conociendo hace ya 6 años. La diviso en una de las bancas del fondo con su bandeja vacía sobre la mesa y avanzo hacia ella. De repente todas las voces de la cafetería se callan y todos miran hacia la entrada donde estuve hace unos segundos atrás. Y como si de dioses se tratase Daniel y sus amigos entran con una sonrisa triunfante en sus rostros, seguidos por sus respectivas novias o mejor conocidas como el séquito de Fernanda.
—Hola Ana Banana —saluda mi mejor amiga, suelto una carcajada —. ¿Qué? —pregunta.
— ¿Ana Banana? ¿Enserio? —rio con más fuerza.
—Oh cállate, te gusta.
—Como los otros 20 apodos que tienes para mí.
— ¡CHICAS! —una voz conocida por ambas resuena en la cafetería.
—Jorge —decimos al unísono.
La campana suena indicando el periodo libre.
—Llevaré tu bandeja —digo tomándola.
—Te esperamos afuera —dicen a coro.
Me rio para mí misma.
Llevo la bandeja hacia la barra, cuando me volteo para salir una persona choca contra mí haciendo que me caiga de trasero.
—Lo siento—una voz masculina es quien me habla.
Me extiende su mano y la tomo, levanto mi cabeza y me quedo congelada al ver de quien se trata.
—Ah... yo... lo siento —digo sorprendida. Me sonríe y me ayuda a levantarme.
Santa madre. Su sonrisa.
— ¿Quieres dejarlo en paz? —la voz de Fernanda hace que me voltee.
—Sólo chocamos —le dice Daniel mientras la toma de la cintura y estampa sus labios con los de ella frente a todos.
— ¿Por qué sigues aquí? Largo.
—Uy, perdón —digo con ironía.
—Adiós —me dice Daniel.
—Adiós —me despido.
Al salir me encuentro con Sam y Jorge.
— ¿Qué sucedió? —me preguntan.
—Nada —evito el tema — ¿Nos vamos?
Asienten sin decir una palabra y caminamos hacia el estacionamiento.
—Pido conducir —grita Sam.
—Copiloto —digo al instante.
—Joder —murmura Jorge.
Soltamos una carcajada y nos adentramos al auto, una hora de periodo libre tiene que aprovecharse, ¿No es así?
En el trayecto Sam y Jorge hablan de algo, pero no le tomo importancia, mi mente está concentrada en los ojos color café de Daniel, en esa sonrisa encantadora que tiene y su voz masculina.
— ¿Ana? —Sam es quien me saca de mis pensamientos.
—Mmm —digo agitando mi cabeza.
— ¿En qué piensas? —me levanta una ceja.
—En nada —digo rascando mi mejilla.
—Claro que sí, siempre que rascas tu mejilla es que mientes —señala Jorge.
— ¿Es por Daniel? —me congelo —. Porque vimos todo lo que pasó en la cafetería.
—N-no.
—Tiene novia —contesta secamente Jorge.
—Ya sé que tiene novia —giro mis ojos.
—Y no pierdas tu tiempo porque... —se calla.
— ¿Por que qué?
—Nada.
Es cierto lo que dice, tiene novia y además jamás se fijaría en mí, pero es que su cabello, sus penetrantes ojos cafés, su radiante sonrisa.
¡BASTA!
No piense así de alguien que sabes que no puedes tener.
—Bueno —digo cambiando de tema — ¿Quieren ir hoy a mi casa?
—Sin decirle nada a Sarah, no gracias —dice Sam, mirando a Jorge.
—No es tan... mala.
—No gracias —repiten los dos.
— ¿Al menos me deja allí al terminar el día?
—Sí.
Mi repentino y raro secreto me viene a la mente. Algo me dice que puedo confiar en ellos, digo, son mis mejores amigos. Pero los pondría en peligro porque necesito averiguar mi poder y controlarlo antes de que ocurra un incidente.
Necesito averiguar mi súperpoder.
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Una Chica y Sus Superpoderes.
FantasyAna no es una chica muy normal que digamos, tiene un don que la hace especial y diferente a las demás chicas. Descubre el secreto de su familia y trata de averiguar su don a fondo, pero en el trayecto descubrirá algo mucho más fuerte. Portada hecha...