—Si Mariana, hoy mismo te envío los papeles.
Mierda, ¿Y ahora?
Siento mi corazón latir a mil por segundo, entro en pánico y me quedo paralizada sin saber qué hacer.
Los pasos de mi madre se escuchan cada vez más cercanos, por instinto corro de nuevo hacia mi cuarto, pero el cuerpo de una persona me obstruye la entrada. Levanto mi cabeza y es ella.
—Ana —dice en un susurro.
Mis ojos se llenan de lágrimas y sonrío débilmente, me toma entre sus brazos y los envuelve alrededor de mí.
—Mamá —contesto con un nudo en la garganta.
Me separo de ella y la miro a los ojos, sigue siendo hermosa, aunque la edad ya se le está notando.
— ¿Qué haces aquí? —me pregunta.
—Necesitaba regresar, ya era hora —le respondo.
—Me alegra que estés aquí mi niña —me dice embozando una sonrisa —. Necesito decirle a Sarah —masculla.
—No mamá.
— ¿Qué? —dice confundida —. ¿Por qué no?
—Se supone que tú no tenías que verme, pero ya lo hiciste y me alegra, pero no puedes decirle a Sarah.
— ¿Por qué?
—Aún no estoy lista, me fui sin decir nada, sin despedirme. Regresar así sería tonto.
—Pero igual lo hiciste.
Touché.
—Buen punto, pero si le voy a decir, necesito que la prepares.
—Cuenta con ello.
[•]
—Mamá —le murmuro —. No estoy lista.
—Claro que sí, siempre lo estuviste —dice mientras me abraza.
—Seguro Sarah me odia —susurro.
—Eso no es cierto.
— ¿Cómo lo sabes?
Se queda callada sin saber que decir.
—Exacto —puntualizo.
—Rebecca necesito que... —se calla cuando me ve.
Santa Mierda, así no tenía que pasar.
— ¿Ana? —sus ojos se llenan de lágrimas.
—Hola Tía Sarah —digo avanzando hacia ella, retrocede y yo por instante me detengo.
— ¿Sarah? —pregunta mi madre.
—Yo amm... —se calla y me mira. A los pocos segundos corre en dirección a la cocina.
—Te dije que me odiaba —digo.
—Es mucho para ella —farfulla mi madre.
— ¿De qué hablas?
—Necesito contarte algo —me hace una seña para ir a la sala, se sienta en el sillón y yo mito su acto.
—Dime —exijo.
—Verás, cuando tú te fuiste, ella creyó que te habías suicidado o algo por el estilo. Estuvo buscándote cerca de un año. Pasado el año, se rindió. Perderte fue tan doloroso tanto como para ella como para mí, pero Sarah no lo tomó muy bien. Me decía que usara las visiones, pero no funcionaban. Se fue, así como tu padre, por unos días. Y temí lo peor. Regresó y se veía bien, normal, pero por miedo la espiaba. Ella no hacía nada malo, sólo se desvelaba, pero como estaba tan mal, sus poderes estaban peor, todo aquí estaba hecho un caos. Cada día aceptó, poco a poco tu partida, hasta que todo se calmó. Ahora que te ve así nada más, fue una gran reacción para ella. Dale tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Una Chica y Sus Superpoderes.
FantasyAna no es una chica muy normal que digamos, tiene un don que la hace especial y diferente a las demás chicas. Descubre el secreto de su familia y trata de averiguar su don a fondo, pero en el trayecto descubrirá algo mucho más fuerte. Portada hecha...