Capítulo 18

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La desesperación y el nerviosismo se apoderan de mí bastante rápido.

—Todo va a estar bien, Ana —me dice Jorge, siento que mi cuerpo de debilita —. ¡ANA! —exclama antes de que todo se vuelva negro.

No otra vez.

[•]

—Ana —la voz de mi madre es sólo un susurro, me volteo y está allí parada.

—Mamá —digo con el mismo tono de voz.

—Tienes que proteger a los que amas —comienza —. Tienes que arriesgar tu vida por ellos porque vale la pena.

— ¿Cómo? —pregunto.

—Tienes que confiar en ti porque no sirve de nada no tener fe en uno mismo, tienes que identificar a quien amas y quieres salvar.

— ¿Qué tengo que hacer?

—Sólo salvarlos —me dedica una sonrisa.

—Suena fácil, así que presiento que es difícil hacerlo, ¿no?

—Correcto.

— ¿Por qué me lo dices así? ¿Por qué por aquí y no en persona?

—Te digo esto porque están en peligro.

— ¿Quiénes? —pregunto confundida.

—Tú y Sarah —responde —. Él regresó y no están a salvo. Y te lo digo por aquí porque si es en persona su hijo puede contarle.

— ¿Hijo?

—Me duele admitirlo, pero sí. Es una situación muy difícil para mí pero pronto nos volveremos a ver.

—Espero eso con ansias, mamá.

—Es hora de que despiertes, tú puedes controlar esto.

— ¿Yo? ¿Cómo?

—Es algo que tienes que descubrir por ti misma, no te das cuenta de lo poderosa que eres. Sólo confía.

—Te amo mamá.

—Yo a ti mi niña.

[•]

Desperté, deseé estarlo por primera vez y funcionó.

Mamá tenía razón.

Y ahora me volvía a encontrar en una habitación de cualquier hospital en Nueva York.

— ¿Jorge? —digo lo primero que se me viene a la mente.

—Él no está —reconozco la voz de Sam.

— ¿Qué ha pasado? —pregunto enderezándome.

—Otro desmayo, pero está vez tuviste una contusión.

— ¿Y Jorge? ¿Él está bien?

—Sí, pero se fue porque no le gusta verte así.

— ¿Así cómo? ¿Con bata? —le dedico una sonrisa y suelta una risita.

—Que tonta —emboza un sonrisa —. Pues así de... enferma, por decirlo de alguna manera.

—Si —le respondo. — ¿Y tú? ¿Cómo estás?

—No me dio ningún desmayo o ninguna contusión así que bien.

—Lo siento —agacho mi cabeza.

—No tienes por qué.

—Las cosas malas siempre pasan cuando estoy presente, soy un imán de desastres y las personas que más amo son las que salen perjudicadas.

—No digas eso Patito.

—Lo digo porque es la verdad.

Nos quedamos en un silencio, no uno incómodo sino uno para pensar y reflexionar.

La puerta se abre dejando ver a una Sarah preocupada. — ¿Qué tienes? —pregunto sonriendo. — ¿Viste algo que no tenías que ver? —noto que su cuerpo se relaja y me emboza una sonrisa.

—Ja ja que graciosa —dice —. Veo que ya te sientes mejor, ¿cierto?

—Sip —digo animada.

La verdad no me siento mal ni nada por el estilo, creo que me siento más viva que nunca.

Necesito hablar con Sam y Jorge acerca de todo lo que está pasando y además tengo que descubrir mi súperpoder.

El doctor me dio de alta dos horas después, me dijo que mi recuperación es asombrosa, pero que de todos modos me cuidara. No le dije que me sentía con mucha energía, ni que me dan "toques" la mayoría de las cosas, más las de metal, y siento una descarga. Ni siquiera a Sarah le he dicho. Pero eso es lo que menos me preocupa en estos momentos, lo que de verdad me preocupa es que un día de éstos todos salgamos heridos y yo no pueda hacer nada para evitarlo.

Trataré de encontrar la manera de que mi súperpoder salga y pueda usarlo, tal vez, en beneficio hacia las personas.

Una Chica y Sus Superpoderes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora