Capitulo 4

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Ha pasado una semana después de lo de Chicago.

Wow.

El tiempo se pasa volando cuando no recuerdas algo constantemente.

Desde ayer no he soportado el dolor de cabeza y hoy lo tolero menos, pero no le he dicho nada a Sarah pues no quiero preocuparla. Y para despejarme un poco mañana iré de compras con Sam.

[•]

Voy a matarla cuando me quite todas estas estúpidas bolsas de mi cuerpo.

Sam es adicta a las compras.

Nota mental: RECUERDALO LA PRÓXIMA VEZ.

En mi mano derecha traigo 6 bolsas y en la izquierda la misma cantidad, además de tener una alrededor de mi cuello. Y Sam, oh querida Sam, lleva como 20 en cada brazo y sigue comprando más. Rubia tenías que ser.

Diviso una banca libre a lo lejos y camino con un poco de dificultad hacia ella, al llegar me siento dejando las bolsas a mis costados.

¡AL FIN!

— ¡ANA! —la voz de mi mejor amiga me suena a lo lejos.

Ay no ésta loca.

— ¿Qué quieres, Samantha? —digo de mala gana.

— ¿Ya te cansaste? — me pregunta.

¿Todavía lo pregunta?

—Solamente quiero descansar un poco, mi cabeza me duele al igual que mis pies —me quejo.

—Pues descansemos un poco —dice —. Así te callas.

Y ya que me caía bien.

—Muy graciosa, ¿No?

—Si —responde.

Giro mis ojos en respuesta.

— ¿Quieres algo de beber? —asiento —. Pues acompáñame.

Me levanto maldiciendo por lo bajo, caminamos a un puesto de "Aguas Frescas" y pedimos, nos alejamos de la caja después de pedir y nos acercamos a unas de las mesas disponibles, suspiro cuando nos volvemos a sentar.

—Te cansas muy fácil, ¿Lo sabes, no? —me dice al tomar asiento.

— ¿Y tú sabes que eres una fastidiosa? —respondo y ella me gira los ojos.

Mi visión se vuelve borrosa y siento que comienzo a sudar. Todo lo que está a mí alrededor comienza a dar vueltas, parpadeo por instinto, mi respiración se vuelve agitada y de repente no tengo ganas de nada.

— ¿Ana? —la voz de Sam se escucha lejana.

—Sarah.

Es lo último que digo antes de que todo se vuelva negro.

***

Todo a mí alrededor es color blanco, al igual que la ropa que llevo puesta. Giro sobre mi eje y achico los ojos para ver si hay alguien, o algo, a lo lejos.

—Tu secreto no está a salvo conmigo.

Una voz grave y fuerte resuena en todos lados, giro desesperadamente para ver si puedo ver al dueño de la voz, pero nada.

—Tu secreto no está a salvo conmigo —repite.

Comienzo a desesperarme y trueno mis dedos, mis manos comienzan a sudar y grito sin saber a qué o por qué. Sólo grito, como si eso fuera a salvarme la vida.

***

Me despierto gritando justo como en mi sueño, frunzo el ceño cuando veo que estoy en mi habitación. Sarah está conmigo, al igual que Sam y Jorge.

Me parece que Sam ha estado llorando el tiempo que llevo inconsciente porque sus ojos está ligeramente hinchados y rojos, Jorge solamente tiene los hombros caídos.

— ¡Ana, Calma! — me grita Sarah tomándome de los hombros.

—No grites —aprieto mi mandíbula —. Mi cabeza.

—Perdona.

—Descuida —murmuro —. ¿Qué pasó?

—Lo mismo.

— ¿¡Qué!? —grita Sam.

Joder, te dije que mi cabeza.

— ¿Ya le había pasado? —pregunta Jorge abriendo sus ojos.

—Sí y no les dije porque no quería preocuparlos.

Sonríen.

Hace rato que Sam y Jorge se fueron, dudo en decirle a Sarah de mi sueños y el inmenso dolor de cabeza.

—Dímelo —se me adelanta.

— ¿Qué? —evado lo que me dice.

— ¿Por qué dijiste mi nombre antes de desmayarte en el centro comercial?

—Por nada —desvío mi mirada.

—Ana —me mira directamente a los ojos.

—Bueno —contesto con ironía —. Pensé que tú puedes ayudarme con todo lo que me está pasando —Sarah frunce el ceño —. Soñé con mamá y con papá y con —suspiro —. Y con un señor con un tatuaje de serpiente en su cuello —Sarah abre sus ojos —. ¿Quién es él?

—Desde cuando lo soñaste.

—No contestaste a mi pregunta, ¿Quién es el señor que he visto en mis sueños?

—No. No lo sé

—Sarah, por favor.

—Lo único que sé es que es el causante de todo lo malo en la ciudad, ahora ¿Desde cuándo?

—Chicago —respondo.

—Ana —se acerca a mí y me da un abrazo.

—Tía Sarah que no me estás diciendo.

—Nada linda, nada —se aparta de mí.

Sé que me está ocultando algo, pero no la culpo, sé que fue difícil ocultarme lo de mi familia y a veces es mejor no saber algunas cosas.

Una Chica y Sus Superpoderes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora