Capitulo 26

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—Ana —la voz de Sarah es inaudible.

Despertó ayer por la tarde, pero nos dijo que no tenía tantos ánimos y pidió que la dejáramos dormir con la condición de que despertara, y así lo hizo hace menos de una hora.

— ¿Sí? —le respondo.

— ¿Podrías darme un poco de agua?

—Claro —respondo mientras ella aprieta un botón en su cama y hace que se enderece.

—Gracias —me dice tendiéndole el vaso.

La observo.

Se ve cansada y tiene todo el derecho a estarlo, sus ojos ya no tienen el brillo que solía tener antes de darle esa descarga, ya no tiene mucha energía porque mi descarga la consumió.

Yo la consumí.

Y no sé cómo, pero lo hice. Y por eso estamos aquí hoy, por mi culpa y por mis ataques.

Necesito aprender a controlar mi súperpoder, necesito la ayuda de mi tío Evans; y como no he ido a ninguna de las sesiones que programamos me está afectando, y mucho.

Ya no quiero que ninguna persona salga lastimada por mi culpa y menos las personas que amo.

— ¿Ana? —la voz de Sarah me saca de mis pensamientos.

— ¿Eh? —digo sacudiendo mi cabeza para deshacerlos.

—Que si te encuentras bien.

—Amm, sí.

— ¿Segura? —pregunta alzando una ceja.

—Si tía Sarah, no te preocupes por mí.

—Está bien.

Me vuelvo a concentrar en mis pensamientos.

¿Necesito ir con mi tío Evans ahora? ¿O puedo ir otro día?

No puedes darte el lujo de seguir perdiendo el tiempo.

—Sarah.

— ¿Qué sucede? —me responde.

—Si mamá pregunta por mí, dile que estoy con mi tío Evans.

—Claro, pero cuídate, ¿quieres?

—Lo mismo digo —exclamo cuando salgo de la habitación, camino hacia la entrada y al salir, cojo un taxi y parto en dirección a casa de mi Tío.

[•]

Al cabo de media hora llego a mi destino, me bajo, pago el taxi y camino hasta la puerta. Toco la puerta 3 veces justo como mi mamá lo hizo la vez que vinimos.

A los pocos segundos Tania abre la puerta.

—Señorita Ana —me saluda —. Que gusto, ¿Qué la trae por aquí?

—Hola Tania —le saludo de vuelta —. Vine a ver a mi Tío.

—Acaba de salir, pero me dijo que no se tardaba.

— ¿Podría esperarlo?

—Claro, claro. Pasa.

—Gracias.

Me adentro y camino hacia la sala principal.

— ¿Gustas algo de beber? —me pregunta.

—No, gracias.

Alrededor de 40 minutos se escucha la puerta, por instinto me paro y a lo lejos se escucha la voz de mi tío Evans.

—No Enrique no se... —se calla cuando me ve —. Te llamo luego.

Una Chica y Sus Superpoderes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora