Capítulo 22

2.1K 188 21
                                    

La persona que deseé tener enfrente toda mi vida, está justo aquí y está sonriéndome como si nunca se hubiera ido.

Siento mi corazón latir a mil por segundos

Un nudo comienza a formarse en mi garganta y las lágrimas amenazan con salirse de mis ojos.

—Hola —susurra.

—Hola mamá —le respondo sonriendo.

—Lo siento tanto —se acerca a mí —. Debí de haber venido antes.

—No importa —la abrazo —. ¿Y papá? —le pregunto en su pecho.

Silencio.

— ¿Mamá? —pregunto y la miro a los ojos.

Sus ojos cafés no brillan y tiene ojeras debajo de ellos.

—Tu papá está muerto —responde mientras cierra los ojos con fuerza.

— ¿Qué? —siento mi corazón oprimirse.

—Él murió frente a mí —su voz se ahoga.

— ¿Cómo?

—No quiero hablar de eso ahora —limpia una lágrima rebelde —. Mejor cuéntame de Jorge.

— ¿Enserio? —digo dirigiéndome a Sarah.

— ¿Qué? —se excusa.

—Entonces sí hay algo.

—Si —digo rascando mi mejilla — escucho a Sarah soltar una risita.

— ¿Qué? —le pregunta mi madre.

—Cuando Ana está nerviosa rasca su mejilla.

—Es bueno saberlo —me sonríe. Trago saliva y vuelvo a rascarme. —. Cuéntame hija, quiero saber.

Madres Chismosas.

—Pues en un momento sólo fue mi mejor amigo, compartí, y comparto, muchos momentos con él, jamás llegue a pensar en tener sentimientos hacia él, pero pues todo eso cambio. Un día él me besó cuando estaba en el hospital, pero creo que mis sentimientos por él empezaron cuando fue secuestrado.

— ¿Secuestrado? ¿Cuándo?

—El día del baile, duro como una semana y media ausente.

— ¿El baile que te dije que no tenias que ir?

—Si —agacho mi cabeza —. Aunque que conste que tú hermana fue la que me obligó.

—Alto, alto, alto —interrumpe Sarah —. ¿Cómo que tú le dijiste? Y te obligué porque Jorge se sintió mal por lo del hospital así que bájale.

—Uy perdóname —le contesto.

—Le dije en sus sueños —le dice mi mamá.

— ¿Ah? —dice Sarah confundida.

—Me comunicaba con ella mediante sus sueños cuando le dije que ya no le iba a enviar más cartas —Me encojo de hombros —. El día del baile le advertí y me dijo que no iba a ir, pero ahora veo que no fue así.

— ¿Y tú cómo sabías? —inquiere Sarah.

Jamás se me ocurrió pensar cómo es que mi mamá sabia del baile.

—Eso no importa —dice nerviosa.

—Mamá —cruzo mis brazos y la miro a los ojos.

—Sólo te diré que no iba por Jorge —su voz se suaviza —. Iban por ti, Ana —agacha su cabeza.

— ¿Por mí? —ésta conversación me está poniendo nerviosa y un tanto ansiosa —. ¿Por qué?

—Los que secuestraron a Jorge son las mismas personas que han hecho los tiroteos y robos. Son los ayudantes de Snaider.

— ¿Quién es Snaider? —pregunta Sarah,

—El hombre con el tatuaje de serpiente en su cuello.

—Ah —dice secamente.

—Que seca eres —hablo sin pensar.

— ¿Qué? —pregunta indignada.

—Nada.

—Ahora me dices, Ana.

—No Sarah.

—Tía Sarah —enfatiza.

—Especial —susurro.

Siento la ansiedad apoderándose me mi y comienzo a juguetear con mis manos.

—Eres una terca.

—Tú me educaste, así que lo aprendí de ti.

Todas las palabras salen de mi boca sin pensar.

—Ana, ya cierra la boca.

—No —exclamo y toco la mesa donde está recargada Sarah.

Quita sus manos rápidamente, no sin antes maldecir unas diez veces.

— ¡Demonios Ana! —grita.

—Yo... lo siento —murmuro.

Tomo el hombro de mi madre para recargarme ya que siento que todo está dando vueltas.

—Mi niña, respira hondo y cálmate —me dice mi mamá.

—Creo que es hora de que conozca a la familia —le dice Sarah.

—Sí —corrobora ella —. Y ahora.

Y sin más, nos adentramos en el auto de Sarah y conduce hacia la casa de mi Tío Evans.

Una Chica y Sus Superpoderes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora