Otro encuentro inoportuno.
— ¿Ana? —vuelve a repetir.
Mis llenan de lágrimas al igual que los de Sam. Camino con paso lento hacia ella y mi mejor amiga copia mi gesto, me detengo a estar a pasos de distancia.
—Lo siento —susurro mientras cierro mis ojos.
Siento unas manos envolviendo mi pecho.
—Te perdono —murmura. Junto mis manos alrededor de su cuello y la estrecho en un fuerte abrazo, las lágrimas salen desenfrenadamente por mis ojos y descienden por mis mejillas. Me separo de ella y veo que ella está llorando también, le sonrío levemente y me devuelve el gesto —. Volviste —dice animada.
—Y no pienso volver a irme.
—Te extrañé mucho Patito.
—Yo también te extrañé Sam.
En estos años jamás pensé cómo estaría Sam físicamente tras mi ausencia; tiene bolsas debajo de sus ojos color café y éstos ya no tienen el mismo brillo que solía recordar, tiene una expresión de cansancio y su cabello está mucho más corto de lo que yo recordaba.
—Cambiaste —le susurro.
—Supongo que tuve hacerlo —siento una punzada en mi pecho.
—Lo siento.
—Está bien.
— ¿Quieres ir a mi casa? Podemos hablar mejor ahí que en éste frío.
—Sí, vamos —responde.
Caminamos en dirección contraria a la que iba, llegamos en cuestión de minutos; mi mamá y Sarah la abrazan cuando la ven.
— ¡Sam! —gritan ambas al unísono.
—Hola —contesta entusiasmada.
—Tanto tiempo, niña —le dice Sarah.
—Demasiado —responde Sam con una sonrisa.
—Vamos déjenla, vino conmigo —digo cuando comienzan a hacerle preguntas.
Las 3 sueltan una risita.
—Como quieras —me dice Sarah.
—Así que tu sentido del humor sigue intacto, ¿eh?
—Así lo creo —me responde sonriendo.
—Bueno, ven Sam —digo.
Subimos las escaleras para llegar a mi cuarto, al abrir la puerta Sam se queda estática.
— ¿Sam? —le digo confundida.
—Todo es igual —responde mirando mi cuarto.
—Así es, supongo —trago saliva —. Mi madre no tocó nada.
—Todo me recuerda a Jorge —siento otra punzada en mi pecho —. Esta foto —dice mostrándome un cuadro de los 3 —. Recuerdo ese día perfectamente.
—Yo también —susurro —. Fuimos al parque de diversiones y los 3 compramos un algodón de azúcar, cada quien de diferente color, queríamos ver si tenían sabores diferentes.
—Y resultaron ser del mismo —reímos ante el recuerdo —. Lo extraño —dice tras varios segundos.
—Yo también —nos quedamos en silencio.
—Pero el aún sigue aquí —dice señalando su corazón. Sonrío y asiento con la cabeza —. Y adem...
— ¡QUÉ DEMONIOS HACES AQUÍ! —el grito de mi madre nos hace pegar un salto.
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Una Chica y Sus Superpoderes.
FantasiaAna no es una chica muy normal que digamos, tiene un don que la hace especial y diferente a las demás chicas. Descubre el secreto de su familia y trata de averiguar su don a fondo, pero en el trayecto descubrirá algo mucho más fuerte. Portada hecha...