—Ana —su voz es débil.
—Pequeño —susurro acariciando su mejilla.
—Lo siento —me dice.
—No —le respondo tiernamente —. No te disculpes —las lágrimas están al borde de mis ojos.
—Bésame —me ordena.
No lo pienso dos veces y me acerco a sus labios. Lo beso desesperadamente, como si no hubiera un mañana, noto un sabor salado y me doy cuenta de que estoy llorando. De un momento a otro Jorge ya no me sigue el beso es como si se hubiese quedado quieto. Mi corazón se para cuando se escucha el monitor cardíaco, me separo de él instintivamente y veo sus ojos cerrados.
— ¿Jorge? —pregunto susurrando con voz rota. Las lágrimas bajan sin parar por mis mejillas.
Rápidamente un grupo de enfermeras llegan.
— ¡Carro de paro! —grita una.
Destapan el cuerpo de Jorge y le ponen las paletas en los pechos.
— 1, 2, 3 Despejen —dice el doctor a cargo.
Una de las enfermeras me toma del brazo, llevándome a la salida.
—Lo siento —me dice —. Pero debe salir.
—Pero es mi novio.
—Haces lo posible —dice neutra.
Camino hacia la sala de espera y me siento en una de las sillas disponibles, le marco a Sam.
—Hola —dice al contestar.
—Sam —digo débilmente y rompo en llanto.
—Ana, ¿Qué sucede? —me pregunta alterada y preocupada.
—Dejó de respirar —sollozo.
—Voy para allá —me dice —. Tranquila, todo va a estar bien.
Y cuelga.
Todo va a estar bien.
Esas palabras se quedan haciendo eco en mi cabeza y no creo que vayan muy bien con la situación.
Eso de estar mal un día y que te digan que todo va a estar bien, son tonterías. Es mentira porque tú mismo sabes que todo puede irse al carajo en un santiamén y no es por ser pesimista, pero así es la realidad.
—Ana —llega Sam un tanto agitada.
—Sam —corro y la abrazo fuerte. Comienzo a llora de nuevo.
—Calma patito —me dice —. Estoy aquí.
Una doctora me llama, nos ve con una pisca de lástima.
—Lo lamento mucho — siento mi corazón partirse en dos.
— ¿Podemos verlo? —pregunta Sam, la doctora asiente y le dice al a Sam que no logro escuchar.
Es mi culpa, yo lo mate.
De no haberle dicho nunca nada él aún seguiría aquí. De no haberle dicho nada aún seguiría conmigo.
¿No han sentido su corazón romperse? Y no hablo de una decepción amorosa, sino de una partida de un ser querido, de alguien a quien ya llevas tiempo de conocerlo.
Mierda.
— ¿Ana Fickpatrick? —una doctora me habla.
—Si —responde Sam al ver que no reacciono.
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Una Chica y Sus Superpoderes.
FantasyAna no es una chica muy normal que digamos, tiene un don que la hace especial y diferente a las demás chicas. Descubre el secreto de su familia y trata de averiguar su don a fondo, pero en el trayecto descubrirá algo mucho más fuerte. Portada hecha...