✽ Un empujón necesario.

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-Disfrutas de esto, ¿verdad? -se quejó entre suspiros al ver como el pelirrojo se limitaba a sonreír y dirigir su mirada al erecto miembro del profesor- Recuérdame... -gimió-, no volver a usar tu ropa y dejarme fotografiar.

-Lo anotaré.

Algunos cabellos castaños caían y se pegaban sobre la sudorosa frente de Marcos, sus sentidos se habían perdido en algún punto y sentía que colapsaría si Gabriel no se dignaba a bajar sus ajustados bóxers.

El pelirrojo retiró por completo la prenda y posicionó su mano sobre la extensión del castaño, un gemido ronco corrió por las cuerdas vocales de Marcos y acto seguido se cubrió la boca con ambas manos.

-¿Quieres que los vecinos nos descubran? -murmuró contra su oído a la vez que masturbaba el miembro del contrario.

La mano de Gabriel se paseaba con lentitud por el miembro del profesor, quien dejaba escapar pequeños y reprimidos gemidos. Se deleitaba con la imagen que tenía de Marcos modelando un exquisito sonrojo sobre sus pálidas mejillas.

El vaivén de su mano comenzó a incrementarse, se hacía cada vez más rápido y fuerte. Marcos cerró con impaciencia sus ojos y procuró no gemir demasiado fuerte al sentir la traviesa lengua de su amante sobre su sexo. Su lengua lo recorría de arriba, abajo y viceversa.

Un poco más, solo un poco más y se correría.

Estaba en el punto más crucial y... ¿¡Se detuvo!?

-Te dije que esto era un castigo -sonrió e intento no reír al ver los ojos, totalmente, abiertos de castaño ante la desesperación.

Estuvo a punto de replicarle, decirle algo, pero sintió como su trasero se despegaba de la mesa y en un ágil movimiento era colocado contra esta. Sus piernas flaqueaban, sentía que se caería en cualquier estúpido momento pero agradecía poder sostenerse en aquel mueble.

Sintió como un bulto rozaba contra su entrada y no pudo evitar soltar un alarido, Gabriel aún llevaba sus bóxers puestos. Un líquido helado se deslizaba por sus muslos y maldijo al de ojos café por no advertirle.

El primer dedo se deslizó con cuidado, procuró no ser demasiado brusco, lo mantuvo un momento en el lugar y luego introdujo el segundo. Hizo círculos con él y los movió en forma de tijeras. Disfrutó jugar con ellos hasta bajar su ropa interior lo suficiente como para dejar a la vista su miembro. Lo rozó contra aquella entrada y lo introdujo con delicadeza.

"Respiramos en el mismo tempo,

Cual canción va subiendo lento.

Te acercas a mi oreja y susurras:

Aún más fuerte..."

-Ga...Gaby -gemía. Sus piernas apenas si podían mantenerse firmes, sus codos ejercían presión y lograban darle un poco estabilidad-, más...

Gabriel comenzó a dar pequeños mordiscos por toda su espalda, las caderas del profesor se movían lujuriosamente al ritmo de las del contador, las traviesas manos de Gabriel jugaron un poco con los glúteos de Marcos y se escurrieron a través de sus caderas hasta aquel punto. El miembro de Marcos comenzaba, nuevamente, a ser masturbado y dio un respingo al sentir aquella mano helada. Sus piernas, literalmente, se habían vencido y solo se mantenía firme por una de las manos de Gabriel y sus codos sobre la mesa. Las embestidas eran más rápidas y fuertes, el miembro del pelirrojo golpeó un punto crucial.

-¡Ahí! Ahí, Gaby... -gritaba por lo bajo, y aquello fue música para los oídos del pelirrojo-, más, más, más... -chillaba y se dejaba llevar por el golpe de las caderas de Gabriel- Ya... estoy por...

El chico de la puerta de al lado. [LGTB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora