La clase de educación sexual en secundaria era la materia más odiaba por la mayoría de los alumnos. No porque fuera difícil de pasarla sino por el hecho de lo aburrida que era.
Hablar acerca de la nutrición, cambios en el cuerpo, problemas de adicciones y buscar tu propia identidad, no era algo que les interesara mucho a chicos de más de quince años. Sin embargo, existían ocasiones en las cuales la materia se volvía incomoda y vergonzosa para los adolescentes. ¿Acaso los profesores no se daban cuenta de que ya era el siglo XXI? La mayoría de las cosas que se dedicaban a explicar en clases eran cosas que la mayoría los adolescentes sabían. Gracias a la influencia del internet y la televisión, por supuesto.
En la mayoría de las clases los adolescentes se dedicaban a dormir sobre sus bancos, alguno que otro prestaba atención sobre el tema que le llamaba la atención, y otros solo se mantenían callados toda la hora pensando en otras cosas.
Sabrina y Justin llegaron a la clase, entre risas, encontrándose con un aura aburrida de sus compañeros. Miraron a su alrededor y divisaron a David leyendo un libro de biología y a Samuel durmiendo a su lado, casi babeando sobre el banco.
—¿No crees que el verde del cabello de Samuel se parece al color del libro? —preguntó, Justin, riendo— Se puede camuflar.
Ambos soltaron un pequeña risilla a dúo.
—Tienes razón, —afirmó, la rubia, colocando su bolso sobre su banco— aunque no comprendo porque se tiñe el cabello de colores. El mes pasado lo tenia de color celeste.
—Yo creo que le debe gustar ser original —mencionó tocándose el flequillo— ¿No crees que necesito un corte? Ya está muy largo, casi tapa mi ojo por completo. Es una lástima, amo mi cabello.
—A mí me gusta, te hace adorable. —dijo regalándole una sonrisa— Pero si te molesta que caiga sobre tu cara, ten, ponte esto. —acercándose a el cabello del castaño le colocó un par de hebillas del mismo color de su cabello— Ves, así mantendrás tu pelo largo, pero aún podrás ver.
— Sabri ¿No sientes que alguien nos está mirando como si quisiera matarnos o al menos a mí? —preguntó separándose un poco de la rubia y agachándose en su asiento. La rubia miro a su alrededor, y sí, Justin tenía razón. La mayoría de los chicos, estaban mirando al menor con un tic en sus ojos con claras intenciones de matarlo, sin embargo, quien desprendía la peor aura era David. El rubio se encontraba mirando fijamente a Justin, resistiendo el impulso de arrojarle el libro que tenía en su mano. Aquello a la rubia le pareció demasiado gracioso, y para molestar aún más al chico le dio al castaño un beso en su mejilla.— ¡Ah! ¿Qué haces? ¿Quieres verme morir? —chilló frotándose el lugar besado.
—Ay, pero que histérico. —se burló mirando de reojo a David, quien se mantenía mordiendo su libro. De momento, el ojiverde no resistió más las ganas de golpear a alguien y se descargo con Samuel. El pobre peliverde se despertó del fuerte golpe que había recibido su cabeza.
—¿¡Qué demonios te ocurre!? —gritó agarrándose la cabeza— ¿Acaso estás loco?
—¡Jamás te enamores! —advirtió, David, volviendo a prestarle toda su atención a su libro y dejando a un confundido Samuel sobándose la cabeza.
—¡Buen día, clase! —mencionó un azabache entrando al salón. A pesar de ingresar a su hora de clases, con una gran sonrisa y con muchas energías, no recibió ningún saludo. Ni siquiera, un "umm" de sus alumnos— ¿Acaso siempre serán así en mi hora de clases?
—¡Sí!—contestaron los alumnos a la vez, dejando al profesor decepcionado.
—Que decepción, yo que había planeado tener una nueva clase...—mencionó captando la atención de un par de alumnos— Tenía planeado hacer un ejercicio pero que lo podríamos considerar como un juego para entretenernos un rato. ¿Qué opinan?
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El chico de la puerta de al lado. [LGTB]
RomantizmA sus 25 años nuevamente Mark se encontraba en una habitación esperando a su cliente. No era nada nuevo para él, era una realidad que habría preferido no elegir para sobrevivir en el mundo. Desde que había ingresado a aquel sucio mundo se podía deci...