✽ Siempre habrá un punto de encuentro.

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Tras haber encontrado su ropa y haberse alistado para ir a la escuela, Justin y Mark salieron de la casa en busca del mercedez que aún seguía en manos del mayor. Mientras ambos esperaban el elevador en el pasillo, una azabache salía de su casa con el uniforme de un restaurante. El mismo consistía en un pantalón liso negro, sobre él un delantal rojo y una camisa negra abotonada con cuello rojo, al igual que el borde de las mangas. El modelo terminaba con el nombre del restaurante italiano sobre su pecho.

-Buenos días, Alice. -saludó educadamente, Mark.- Se que no es asunto mío pero... ¿Tu turno no comienza a las siete de la mañana?

-¡Ni lo menciones, Mark! -chilló tratando de recoger apresuradamente su cabello para hacerse un moño con el mismo- ¡Me he quedado dormida, mi estúpido celular se quedó sin baterías a media noche!

-Vaya, sí que es un problema. -exclamó, el rubio, entrando al elevador seguido del menor y la camarera, quien no dejaba de chocar sus tacones contra el metal del piso demostrando su nerviosismo.- Tranquila, no pasará nada malo.

-¡¿Bromeas?! -chilló- ¡El jefe me matará! ¿Qué puedo decirle? ¡Llegó tres horas tarde! ¡Maldito elevador! ¿No puedes funcionar más rápido?

-Pues dile que has tenido un problema con tus padres o algo por el estilo. -aconsejó- Por cierto ¿Quieres que te alcance?

-¡Eh! -exclamaron tanto Justin, como la azabache.

-¿Desde cuándo tienes auto? -preguntó curiosa, la joven mujer.

-En realidad es el auto de un amigo. -aclaró y, como si estuviera llamando al demonio mismo, recibió una llamada de Gabriel.- Un momento... ¡Hola Gaby...¿Cómo...?!

Dentro del estrecho elevador, se podían oír claramente los gritos furiosos de un pelirrojo hacia su amigo sobresalir del pequeño altavoz del celular.

-¡Mark te matare! ¿Dónde está mi bebe? ¿Quién te ha dado permiso para que te lleves mi preciado auto? ¡Ven inmediatamente a traermelo! ¡Te advierto Mark Lend que si le has hecho un solo rayón a mi auto te contaré algo que es demasiado preciado para ti! ¿Me has entendido? ¿O quieres que te lo aclare? Mueve tu horrendo trasero y ven derechito para mi casa. ¡Tienes la gran suerte de que Marcos me haya detenido antes de que atravesara la ciudad con el deseo de irte a golpear mientras dormías! Una hora Mark, si no llegas, te mueres.

-...estas? -finalizó su oración, el ojimiel, aunque el pelirrojo ya había abandonado la llamada.-- Wow, que carácter. ¿Ni siquiera un "Buen Día, Amigo"?

-¿Estarás bien? -preguntó entre preocupado y asustado, Justin, recibiendo un "tranquilo, no es la primera vez que me grita de esa forma" como respuesta.- Si tu lo dices.

-¿Cuándo dejarás de meterte en líos, Mark? -rió la camarera acercándose al adulto.

-Pues con algo me tengo que divertir ¿No? -se excusó- Aún así, ¿Quieres que te lleve?

-¡Claro!

-¡No! -gritó el castaño, dejando sorprendido al pediatra.

Por acto reflejo, Justin se tapó la boca pensando en lo que había dicho. No quería decirlo, tan solo la palabra salió de su boca. Algo en su cuerpo estaba comenzado a surgir y lo hacía sentir incómodo cada vez que Alice miraba al pediatra e intentaba coquetearle. ¿Serían celos? ¿Molestias? Sea lo que sea, no le agradaban para nada.

-¿Qué? ¿Por qué no?

-Eh...yo...digo...-balbuceaba en busca de una excusa rápida-- ¡Ah, sí! Es que ya son más de las nueve y veinte y si no nos apresuramos llegaré tarde y no quiero que el profesor me regañe.

El chico de la puerta de al lado. [LGTB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora