✽ Los amigos se cuentan con los dedos de una mano.

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Luego de salir de la escuela, Justin y Sabrina tomaron caminos separados para dirigirse a sus casas con el acuerdo de que la rubia iría más tarde a buscarlo para poder ir de compras. Entre quejas, el pequeño castaño aceptó con la condición de que la rubia le comprara un nuevo video juego.

Después de un largo viaje caminando, por fin Justin logró llegar a su hogar. Sacó las llaves de su mochila e ingresó a la casa. Las luces de esta aún seguían apagadas, eso le afirmaba que su padre aun seguía en el trabajo, lo que era positivo para él.

Arrojando su mochila sobre un amplio sillón negro, se dispuso a encender todas las luces y buscar algo para comer. Sobre la mesa de la cocina, pudo divisar un pequeño recipiente con tapa con una nota sobre él.

"Esto ha sobrado del almuerzo.

Si quieres, come.

Papá"

Desechó la nota en la basura, preparó una jarra de jugo y llevó su plato hasta el sillón negro en donde se sentó para degustar lo que fuera que había en el recipiente. Al abrirlo, se encontró con una pequeña porción de arroz al curry con unos cuantos trozos de verduras picadas, y un pedazo de pollo a la provenzal. El castaño comenzó a degustar del platillo, mientras buscaba algo en el televisor para ver. Si algo sabía hacer bien su padre era cocinar. Agradecía haber heredado, únicamente, eso de él.

Y en las noticias de la tarde, se ha reportado el caso de la desaparición de una joven de trece años en una de las provincias del norte. Su nombre es Mathilde Yitl, y se la ha visto por última vez vestida con un vestido rosa y un sombrero negro. Ha desaparecido el trece de Junio y sus padres tuvieron que recurrir a los medios de comunicación al no obtener respuesta. Si alguien la ha visto, por favor reportarse a las autoridades más cercanas.

Informaba el periodista del noticiero. Justin se atraganto al oír la noticia. "Es una niña, ¿Qué le pudo haber ocurrido para desaparecer?" Pensó.
Poniendo más atención a la nota sobre la joven, pudo escuchar que posiblemente se haya tratado de un rapto. Un escalofrió recorrió la columna vertebral de Justin. ¿Se han raptado a una niña de trece años? ¿Qué mente enferma podría hacer eso?

El castaño siguió prestándole atención a la trágica noticia y a como la madre de la adolescente lloraba desesperadamente por encontrar a su pequeña frente a la cámara. En ese instante comprendió como debió sentirse Sabrina al no tener respuesta de él y dejarlo, para lo que ella era, con un completo desconocido.

Suspirando apagó el aparato y tomó las cosas sucias para lavarlas. Luego de eso, decidió que era hora de darse un baño y cambiarse de ropa de una buena vez. Dos días con la misma ropa no era algo que Justin acostumbrase a hacer. Le gustaba sentirse limpio y con su ropa perfumada.

Ingresó a su habitación y cerró la puerta para dedicarse a buscar en su armario algo como para poder salir con la rubia. Eligió una playera roja lisa, unos pantalones sueltos de mezclilla y, como hacía algo de frio, decidió ponerse uno de sus nuevos buzos que le había rogado a su madre que le comprase. Este era de color negro, unas tallas más grandes de la suya, y con estampados del video juego de Mario Bross. Dejando por último sus zapatillas vans salió de la habitación para dirigirse al baño.

Se despojó de sus ropas hasta quedar desnudo frente al espejo. Con una de sus manos, abrió los grifos de agua fría y caliente regulando a la temperatura adecuada. Esperó a que la bañera se llenara y buscó una de las sales aromáticas que la rubia le había regalado para su cumpleaños número quince.
En un principio, le reprochó por haberle regalado algo que solamente una chica usaría, pero cuando Sabrina le dijo "primero úsalas, y luego te quejas" decidió darles una oportunidad. Las sales no solo habían dejado su piel perfumada, había logrado relajarlo tanto que al salir del baño se recostó a dormir apenas puso un pie en su habitación.

El chico de la puerta de al lado. [LGTB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora