El gimnasio de la escuela Puertas del Sol era una de las cosas más grande con las que está contaba.
Su suelo de madera de roble brillante era perfecto para que los alumnos - sobre todo para quienes jugaban básquetbol, el deporte representante de la escuela- pudieran realizar actividades los días de lluvia y para que las chicas tuvieran clases de gimnasia aeróbica sin lastimarse.
A los costados del mismo se encontraban las gradas para los eventos en que estaba la presencia de las familias de los alumnos. Una grande pantalla ocupaba una de las altas paredes en donde se marcaban los resultados de los partidos. Sobre una gran repisa había varias pelotas de diferentes deportes junto a algunos conos anaranjados. Ciertamente, ese lugar también poseía un escenario en un extremo. Aunque no era muy grande, a la hora de los eventos, le permitía a la directora poder pararse en él y que todos en el lugar pudieran verla mientras hablaba por el micrófono.
Sin embargo, para esa ocasión el lugar estaba repleto de gente y no por un algún evento, sino por las revisiones que realizarían los médicos.
El lugar estaba divido en dos sectores. El de las chicas a la derecha y el de los chicos a la izquierda. A su vez, estos sectores tenían pequeñas tiendas en donde los alumnos ingresarían a realizarse los exámenes.
La directora subió al escenario y tras pedir silencio comenzó a hablar. Nuevamente, explicó el porqué de esa inesperada visita de los médicos.
Una vez que terminó de explicar cómo se realizaría todo, pidió a los alumnos que se dividieran en chicos y chicas y que obedecieran a los médicos que les tocase en sus grupos.-Chicos, ustedes estarán a nuestro cargo. -exclamó, Mark- Soy el doctor Lend y ellos son Jorge, Robert y Rafael. Necesitamos que hagan cuatro filas diferentes así haremos más rápido.
-¿Por qué debemos hacernos las revisiones? -se quejó un chico robusto- Me parece inútil, yo estoy perfectamente sano. Esto es una pérdida de tiempo.
-Quizás, pero ¿no es mejor estar aquí que estar en sus salones estudiando? -sonrió de lado.- Bien, ahora formen las filas. Nosotros estaremos esperando dentro de las tiendas
"Esa sonrisa...¿Por qué me es tan familiar?" Pensaba el castaño mientras se dirigía a una de las filas. "Es extraño, tengo el presentimiento de haberla visto antes. Además, es algo muy bonita." Sus propios pensamientos lo hicieron avergonzar. "¿Que estupideces estoy pensando? ¿Cómo otro hombre además de Mark puede parecerme lindo? Mark es el único que siempre será hermoso para mi.¡Basta, Justin, Basta! Deja de pensar en Mark, ya pareces una niñita enamoradiza."
Mientras que el castaño se atormentaba con sus pensamientos, Sabrina lo observaba desde el sector de las chicas. Estaba hablando con una amiga, o eso aparentaba, ya que la pelirroja había quedado hablando sola hacía tiempo frente a ella. La rubia miraba fijamente las acciones del castaño. Tenía un extraño presentimiento. El hombre no había pasado desapercibido por sus ojos tampoco.
Un hombre alto, de un buen cuerpo y linda sonrisa no pasaría desapercibido en el lugar. Debido a su apariencia varias chicas también habían comenzado a observar al rubio de ojos miel. Sin embargo, lo que le importaba a Sabrina era la reacción que había tenido su mejor amigo en su rostro cuando el mayor había sonreído.
¿Quién era ese hombre y por qué lograba sacarle esa mirada de asombro nunca antes visto a Justin? No estaba muy segura, pero lo averiguaría sin dudas.
-Señorita, es su turno. -la voz de una de las doctoras la sacó de su transe.
¿Sería bueno preguntarle a la mujer sobre aquel medico? Necesitaba información y la obtendría de cualquier manera.
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El chico de la puerta de al lado. [LGTB]
RomanceA sus 25 años nuevamente Mark se encontraba en una habitación esperando a su cliente. No era nada nuevo para él, era una realidad que habría preferido no elegir para sobrevivir en el mundo. Desde que había ingresado a aquel sucio mundo se podía deci...