✽ Lágrimas.

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¿Era una cruel broma del destino? ¿De verdad Mark estaba frente a él? ¿Era real? ¿Aquel apuesto hombre maduro era su caballero?

-Sí, pequeño -sonrió- Soy yo, Mark. ¿Me recuerdas?

La vista de Justin comenzó a nublarse. Un nudo en su garganta lo asfixiaba. Los sonidos del gran salón se alejaban de sus oídos.

Mark, su caballero estaba frente a él.

Era de verdad, no una ilusión. No una persona que se parecía a él. Ninguna mala broma del destino, era real.

Pequeñas gotas de agua cayeron mojando la mesa, sin detenerse. En cuanto menos lo notó, había comenzado a llorar. Por más que lo intentara y pensara que tenía que detenerse, no lo lograba. No podía controlar su propio cuerpo.

-Oye, cuando eras pequeño no llorabas. -bromeó regalándole una dulce mirada.

-Es, es, q-que...

Justin no pudo si siquiera terminar su oración. Su llanto, nuevamente, apareció en el lugar y tapó su cara con sus mano.

"¿Qué estoy haciendo? Nuevamente puedo verlo y no hago más que llorar como un niño. Debo detenerme, pero estoy tan feliz que siento que podría morir y no me importaría" pensaba tratando de calmar su llanto, cosa imposible.

De repente, un cálido sentimiento de amor y seguridad lo invadió. Su cara rozaba con una suave tela con aroma a café y a fragancia masculina. Era un olor extraño, pero agradable. Separó su rostro, levantó sus ojos y se encontró con la barbilla de Mark sobre su cabeza.

-Ya, deja de llorar. -le pidió frotando su espalda- Todos te están mirando y, además, te hace ver feo.

"Todos te están mirando"

Con un rápido movimiento, se separó de Mark. Frotando sus ojos miró su alrededor. Claramente, Mark tenía razón. Todos en el lugar miraban de manera rara a Justin. Era raro ver al pequeño castaño llorar, cuando siempre pasaba desapercibido del resto.

La cara de Justin se transformó en un tomate. Efectivamente, tenía un sonrojo demasiado notorio que le hizo mirar hacia el suelo con la intención de ocultarlo. A Mark, ese acto le pareció demasiado tierno y se acercó hasta él para desordenarle sus cabellos.

-¿Ya has dejado de llorar? -preguntó retirando su mano.

-Si...

-Entonces ¿quieres hablar? -preguntó, el mayor, sentándose nuevamente.

Así pasaron los minutos. Entre preguntas y anécdotas graciosas el adolescente y el pediatra se mantuvieron conversando. Los demás alumnos en el comedor los miraban de reojo.

"¿Quién es ese?"

"¿No es uno de los médicos que estaba atendiendo a los chicos?"

"¿Es familiar de Justin? Es imposible, no tienen ningún parecido. Y tampoco puede ser su amigo, es demasiado grande"

Se oía decir. Sin embargo, también estaba aquellos murmullos que fastidiaban al menor.

"Que lindo es"

"¿Por qué tiene que hablar con ese chiquillo? Nosotras somos mejores"

"Quisiera poder hablarle"

"Tan apuesto, su novia debe tener mucha suerte"

-Justin, ¿Qué tienes? -Justin estaba tan atento a los comentarios de los demás, que hacía rato había dejado de prestarle atención al mayor. Mark chasqueó sus dedos frente a los marrones ojos del menor hasta que por fin Justin, volvió en sí.- Creo que estabas muy concentrado pensando ¿Hay algún problema? ¿Necesitas que te ayude en algo?

El chico de la puerta de al lado. [LGTB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora