✽ Cinco años después.

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-¿Prometes que tomaras todos tus medicamentos? -sentada sobre la camilla de un hospital se encontraba una niña de siete años recibiendo una golosina por parte de su doctor.

Hacía ya cinco años desde que Mark había comenzado su nueva vida.

Aquel día, luego de que el hijo de uno de sus habituales clientes le abriera los ojos, regresó a su solitario departamento. Era frío, pequeño, incómodo, muy silencioso y sobre todo, solitario. Cuando regresaba a ese sitio lo único que se escuchaban eran las pausadas gotas del grifo que chocaban contra los trastos sucios, esperando a ser lavados.

Flash back

Suspirando pesadamente se despojó de su traje y lo arrojó sobre el viejo sillón de la sala. Pasó su mano por su pálido rostro y se apretó los lagrimales de sus ojos.

Estaba agotado, demasiadas emociones para un día. Sólo deseaba arrojarse en su cama y dormir una semana completa.

Quejándose entre dientes se dirigió al baño. Tal vez un baño caliente lo relajaría.

Entre bostezos fue despojándose de su ropa y la lanzó al cesto de la ropa sucia. Abrió el grifo y dejó que la pequeña bañera se llenara. Para matar el tiempo se miró al espejo.

"¿En qué me he convertido?"

Se preguntó observándose.

Su rostro pálido por tantos momentos de ansiedad, su cuerpo tenso y agotado de tantas noches de trabajo. Aún podía ver con claridad pequeñas marcas rojas que decoraban su espalda y que miraba con asco. Quién sabe qué hombre se los había hecho y cuando.

Ignorando su cuerpo, cerró el grifo de la bañera y se metió en ella. El agua tibia hacía un buen trabajo aflojando sus músculos. Buscando la posición más cómoda, se recostó y cerró sus ojos pensando en su próxima vida.

Estaba decidido, comenzaría una nueva vida. Jamás volvería a ser llamado "Mark, el chico prostituto"

El primer paso sería volver a la universidad.

Fin Flashback

Tras cinco largos años de estudios intensos y noches bajo estrés universitario logró convertirse en un pediatra dentro de su ciudad.

Y todo eso se lo debía a Justin, aquel niño preguntón y miedoso pero de sonrisa cálida. Él fue quien le hizo entender que no estaba tomando una buena vida y quien mató a su monstruo interno.

-Sí, doctor -exclamó, la pequeña niña, saliendo de la mano con su madre.

"Cuando atiendo a niños como ella no puedo evitar pensar en Justin" Pensaba mientras saludaba con su mano desde lejos a la pequeña. "¿Qué será de él?" Se preguntaba continuamente. ¿Estaría bien? ¿Feliz? ¿Seguiría temiéndole a los monstruos?

El pensar en aquel castaño siempre le sacaba una sonrisa. Ese niño que con tal solo diez años logró lo que nadie puede hacer. Salvar su vida.

-Justin...-suspiró soltando el humo de su cigarrillo que fue perdiéndose a medida que flotaba hacia el techo.

Doctor Mark, se lo solicita en urgencias

Avisó una voz chillona por medio de un alta voz.

Apagando su cigarrillo y colocándose su estetoscopio se dirigió a paso veloz a la sala de urgencia.

[=]

-¡Justin! -gritó una rubia, golpeando un banco asustando al dueño del mismo quien dejó salir un grito del susto.

-No me des estos sustos, Sabri. Vete a sentar o el profesor nos regañará-expresó dejando de observar la ventana para bajar la vista a su cuaderno de apuntes. Dejó salir una mueca de amargura cuando notó que sólo llevaba la fecha del día escrito- ¿Me prestas tus apuntes luego de clases?

El chico de la puerta de al lado. [LGTB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora