Capitulo 42

16K 628 26
                                    

Hayden

Salí de ahí antes de que mis lágrimas brotaran.
No debí haber creído en Nathan, seguía siendo el mismo mujeriego de siempre y siempre lo iba a ser.
Antes de llegar al semáforo para poder cruzar, mi celular comenzó a sonar, llamando la atención de todas las personas allí esperando. Apreté el botón verde sin ver quien llamaba y me acerque el celular a la oreja.

- ¿Quién habla?
- Hayden ¿Qué no me tienes en tus contactos?
- Cogí el teléfono sin ver.
- Pues soy yo lindura...
- Ah, Tom.... - dije desganada.
- ¿Qué pasa muñeca?
- Pasa de todo...
- ¿Dónde estás?
- En el Starbucks en el...
- Te veo ahí entonces -interrumpió él.
- ¡No!

El semáforo pasó a verde y cruce.

- Bueno, bueno, si no te apetece tomar café, te invito a cenar, tengo hambre y mamá no está en casa y es posible que queme la casa si es que me acerco a la estufa.
- Si, es lo más probable - reí-. Pero no me gustan los restaurantes elegantes a los que me llevas siempre que me invitas a cenar Tom.
- Vale ¿A dónde quieres ir?
- No sé.
- Ves ni siquiera lo sabes, anda a tu casa, ponte bonita y te recojo, ¡Y no estés así mujer! Ni te puedo ver, pero podría jurar que tienes una cara de esas...
- Que pesado.
- Ya, ya, te recojo a las nueve.
- Okay.
- Te quiero, fea.
- Igual. -Colgué y guarde el celular en el bolso.

Si lo sé, Tom era de lo mejor.

Cuando llegue a casa, fui directo al cuarto de mamá.

- Llegue... -dije asomando la cabeza-. Mamá...
- ¿Si?
- ¿Te molestaría quedarte un rato más con Sophie? Tom me invito a salir.
- Ve, tranquila... - mi madre me sonrío.

Corrí a mi habitación y escogí la ropa, no tenía necesidad de bañarme, pues lo había hecho pocas horas antes. Me vestí y me senté frente al tocador blanco. Me deje el pelo liso y luego me aplique el maquillaje. No era muy fan de este por lo que solo me ricé las pestañas y aplique el rímel. Luego el gloss con destellos. Me mire al espejo una vez más y sonreí. Tome el bolso de mano que me había regalado mamá, uno que nunca había usado, pues no se había presentado la ocasión. En el eche el celular, llaves de la casa y algo de dinero.
Cuando fueron las nueve con doce escuche el carro de Tom afuera. Salí y le sonreí.

- Llegas doce minutos tarde.
- Me conoces, sabes que nunca llego puntual -rio-. Te ves bien.
- No traes un esmoquin pero aun así igual luces bien.
- Jaja, ya, sube antes de que me arrepienta.

Amigos con derechosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora