Capitulo 37

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- ¿Pero qué mierda? –pregunto Hayden, confundida.
- ¿Quién es la estúpida? –la volvió a golpear-. Dime Hayden - otro golpe más.
- Tú lo eres.

Y así, Hayden se tiró sobre la chica, dejándola en el suelo. Parecía ser la lucha libre en vivo, Hayden golpeaba a la rubia y jalaba de su cabello, sacándole las mechas de extensiones. Pero ella no se quedaba atrás, también le daba golpes muy fuertes. Shanon la había sacado de sus casillas. La había aguantado por mucho tiempo, pero ya no más.

- ¡Hija de puta! - Hayden grito y le pego con fuerza.

Cuando le iba a azotar la cabeza contra la cerámica, unos brazos la tomaron y la sacaron de encima de Shanon.

- ¡Perra, eres una perra barata! Todos sabemos que te has metido con medio colegio ¡Puta! ¡Zorra!
- Hayden, basta – le dijo Nathan.

Sin soltarla se la llevó al baño de mujeres.
Todos ahí miraban a Hayden sonrientes, nadie había tenido el valor de enfrentarse a la capitana.

-Siéntate – le ordeno Nathan, cuando estuvieron adentro.

Hayden se sentó a un lado del lavamanos.

- No deberías estar aquí, es el de mujeres.
- No me importa. ¿Sabes lo que te harán cuando sepan que has golpeado a la tipa esta? Posiblemente te expulsen o no sé.
- Mira quién habla, él que se agarró más de una vez con los chicos de cuarto, el año pasado, además que hagan lo que quieran, Shanon me tenía hasta la coronilla.
- Lo mío fue el año pasado, además Shanon no te ha hecho nada.
- Claro, si tú no sabías. Me ha estado molestando ya no sé cuánto tiempo, incluso desde antes que naciera Sophie, cuando estabas de novio con ella me daba órdenes como alejarme de ti y agh...
- Ouch, lo siento.
- No te preocupes – trato de sonreír.
- En ese caso... Felicidades, está hecha una mierda allá afuera –rio.

Hayden rió con él.

- Uhmm, ordénate de seguro te están buscando.
- Lo haré.
- Te veo luego.

Hayden asintió y Nathan se acercó a besarla.
Le encantaba cuando le robaba besos así de la nada.
Cuando salió, Hayden se arregló el uniforme y se volvió a peinar. Se lavó la cara y salió del baño. Todos la miraban, se sentía nerviosa.

- ¡Hayden! – escucho la voz de Siva detrás de ella.

Se dio media vuelta y vio que venía con Fernanda.

- El director te está buscando – le dijo la chica.
- Si, iba para allá.
- Bien, suerte. Y recuérdame jamás meterme contigo Hayden -dijo Siva, soltando una risita. - Tienes que ir y ver como ha quedado, pobrecita.
- Que pobrecita ni que nada, Hayden estuviste genial, se lo tenía bien merecido – volvió a hablar Fernanda-. Kels se va a morir cuando sepa - Dijo sacando su celular.
- Sí, tengo que ir.

Hayden se despidió y camino en dirección a la oficina.
Una vez ahí toco dos veces y la secretaria la hizo pasar. Ahí vio a Shanon, sentada en el sillón de cuero, con el cabello en sus manos.

- Toma asiento, Hayden- dijo el Director.

Hayden obedeció y se sentó en silencio.
El director comenzó a darles un sermón de casi hora y media, les hablaba de las normas y de muchas cosas aburridas. Cuando al fin llego al castigo  tomo atención.

- Se van a quedar después de clases a ordenar la biblioteca, nada grave.
- Por mi está bien – dijo Hayden.
- Por mí no, soy capitana, no puedo dejar a las chicas solas, no lo acepto.
- Yo soy el director, yo pongo las reglas, acepta si no quieres quedarte también a barrer los pasillos.

Shanon suspiro y salió de ahí.

- Puedes irte, Hayden.
- Gracias.

Hayden salió de la oficina y camino por los pasillos. Ya nadie estaba ahí, todos estaban en clase. Dio un grito cuando la jalaron dentro de la bodega y le taparon la boca.

- ¿Qué te dijeron?

Hayden le aparto las manos y respiro bien.

- ¿Nathan? Deberías estar en clase. ¿Por qué aquí? te lo hubiera podido contar en el recreo, eres idiota –rio.
- Dije que me dolía la cabeza y me mandaron a la enfermería, y no sé me pareció divertido aquí.

Nathan puso sus manos en la cintura de Hayden por debajo de la blusa. Sintió como la piel se le erizaba al hacer contacto.

- Si, divertido, déjame salir –dijo nerviosa.
- No –rio.

Nathan bajo sus manos y le levanto la falda.
Pasó sus manos por detrás y le dio un apretón al trasero de la chica.

- ¡Ay! Nathan no ¿Por qué la obsesión de hacerlo aquí en el colegio?
- No me digas que a ti no te pone hacerlo aquí – le susurro en el oído.

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