Capitulo 5

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Hayden se pasó el día sábado y domingo estudiando Física, para el examen del día lunes. Pero se le hacía imposible memorizar cada una de las palabras del libro sabiendo que Nathan estaría con más de una chica . Por un segundo pensó dejar los estudios e ir a su casa, pero no lo hizo.
El lunes había llegado, el despertador no para de tocar la tan animada melodía. Sin mirar Hayden tomó el despertador y lo lanzó contra el suelo. Se levantó de la cama y se metió al baño para una ducha rápida. Cuando salió miro por la ventana, estaba nublado. Fue a su armario, saco el uniforme y se vistió. Se secó el cabello y se hizo una trenza. Se rizo las pestañas y se puso rímel en ellas, en los labios se hecho el brillo con sabor a durazno que utilizaba todos los días. Bajo y tomo una tostada que había preparado su madre junto a un vaso de jugo. Salió al garaje y saco su bicicleta. Se montó y anduvo con cuidado de que no se le viera nada, hasta la escuela.
Una vez allí se encontró con sus dos nuevas amigas.

- ¡Hayden! - gritaron Fernanda y Kels, dándole un fuerte abrazo.
- Hola.
- ¿Y Nathan? - pregunto Kels, haciéndole cosquillas
- Agh, no lo sé, debe haberse quedado dormido, todos los lunes es lo mismo -sonrió.
- ¿Por qué?
- Ya sabes, sale y se lleva a cualquier mujer a su casa - Hayden hizo una mueca de disgusto.
- Lo siento - se disculpó Fernanda.
- No te preocupes -le sonrió.

Hayden amarro con una cadena la bicicleta y entraron.

- Me toca Artes, tengo que irme - dijo Kels-. Adiós - se fue agitando la mano.
- A mí me toca Lengua, nos vemos en el almuerzo, Hayden - al igual que Kels, se fue agitando la mano.

Hayden entro al salón y vio a Siva sentado, con los audífonos puestos. Se acercó y se sentó junto a él.

- ¡Hola, Hayden! -le beso la mejilla.
- Hola -sonrió.
- ¿Cómo estás? - pregunto mientras guardaba el celular en su mochila.
- Bien, algo nerviosa.
- ¿Por el examen?
- Ajá.
- Siempre sacas diez, no creo que esta vez sea diferente.
- Ojala, me pase el fin de semana estudiando, apenas bajaba a tomar agua -sonrió.

Los dos estuvieron conversando de lo que había pasado el día viernes, exceptuando el tema con Nathan. La campana sonó dando inicio a la clases.
Cuando McCurdy iba a saludar Nathan entro sin pedir permiso y se sentó en el puesto que estaba a su derecha. El profesor no hizo más que fulminarlo con la mirada e indicar las reglas para el examen.
Miro a Nathan detenidamente, llevaba el pelo revuelto, más de lo normal, tenía ojeras, el nudo de la corbata doblado. Le sonrió en cuanto él la miro.

- ¿Te has quedado dormido? - susurró Hayden.
- Claro que no, había mucho tráfico.
- No mientas -sonrió-. Sé que te quedaste dormido.
- Porque me preguntas entonces -rio.
- ¡Allen, Sykes!, silencio - El profesor les llamo la atención.

Rieron y McCurdy les entrego la hoja llena de preguntas con alternativas y ejercicios. Habían pasado más de quince minutos y Hayden llevaba apenas la mitad del examen. Miro de reojo a su amigo y lo vio en apuros. Nathan mordía su lápiz y golpeaba suavemente la cerámica con su pie, además de rascarse la nuca y hacer muecas. A Hayden le parecía linda la forma en que curvaba los labios y suspiraba exasperado al no saber que responder.

-¡Pssss! Hayden -susurro Nathan, a la vez que le tiraba papelitos enrollados.
- ¿Qué? - preguntó en voz baja.
- Dame las respuestas - le pidió, más bien le suplico.
- ¡No!... se dará cuenta.
- No lo hará, no seas mala, ¡dámelas ya!
- No, Nathan, no.
- Allen, Sykes, denme sus pruebas -dijo quitándoles las hojas-. Salgan afuera, tienen la nota mínima - se devolvió a su escritorio.

Hayden tomo su mochila y salió después de Nathan.
Los dos caminaron hasta el patio y Hayden se sentó en una banca con los brazos cruzados.

- Hayden...
- No me hables.
- ¡Vamos!, no te enojes por una cosa tan insignificante.
- Para ti será insignificante, pero para mí es importante, Nathan.
- Está bien - se sentó a su lado-. Perdóname ¿Si? - le dio un beso en la mejilla y le sonrió.
- Dios, se me hace imposible enojarme contigo -suspiro.

Hayden se levantó, le arreglo el nudo de la corbata y puso su mochila en su lugar para sacar su estuche con sus brillos, sus sombras y esas cosas.

- ¿Qué haces? - pregunto él, al verla sacar el maquillaje.
- Tratar de borrarte las horribles ojeras que traes - sonrió y se puso frente a él.
- Lo siento.
- Basta de disculpas -le volvió a sonreír y le paso la esponja con maquillaje por debajo de los ojos tratando de borrar las ojeras.

Hayden le ponía el maquillaje tranquilamente mientras que Nathan se movía y le hacía caras graciosas haciéndola reír.

- Quédate quieto de una vez por todas, Nathan –rio-. Me habías prometido que ya no saldrías los domingos.
- No lo hice -mintió.
- Jueves, trece de Abril, "Te prometo que no saldré más los domingos, lo juro" - imitó la voz del chico-.  Y para terminar un abrazo - le recordó, mirándolo a los ojos.

Tomo nuevamente la esponja y la paso de nuevo para emparejar el color.

- No hay manera de contradecirte

Nathan poso sus manos sobre la cintura de Hayden, haciendo que se le acelerara el corazón.

- No - Hayden sonrió de lado y sintió como sus mejillas comenzaba a hervir.
- Te has puesto colorada - la miro.
- No es así - se hecho una rápida mirada en el pequeño espejo del maquillaje y lo guardo.
- Si, estas roja como un tomate -rio.
- Que no, Nathan -dijo nerviosa.

Los dos se miraban fijo, sin decir nada. Hayden pensó que si Nathan la seguía mirando de esa manera, no sacaba sus manos y seguía acariciándole la cintura con el pulgar sus mejillas iban a explotar. Él se levanto sin quitarle la vista de encima, se acercó a ella y beso la comisura de los labios. Metió sus manos por debajo de la blusa y nuevamente la acaricio. Ella sabía cual eran sus intenciones.

- Ahora no Nathan, aquí de nuevo, no... -dijo con los ojos cerrados

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