Capitulo 54

15.9K 637 16
                                    

31 de Diciembre

Hayden había terminado de ponerle la ropa a Sophie, para luego vestirse ella. Había comprado un vestido corto con el dinero que le había dado su padre como regalo de navidad. Termino de vestirse y luego se maquillo, se dejó el cabello suelto y bajo con Sophie.
La bebé se veía adorable. Llevaba una falda azul marino junto a una blusa blanca y zapatitos del mismo color y encima un sweater.
- Que lindas.- dijo su papá
- Tu también. Te ves bien -sonrió.
- Hago lo que puedo -rio.
- ¿Y mamá?
- En la cocina.
- Ok, quédate aquí - Hayden sentó a Sophie en el sillón y le dio una muñeca.
Fue hasta la cocina encontrándose con su madre.
- Te ves bien - le dijo Hayden.
- Tu también - le sonrió.
- Uhmm, quiero ir a ver a la señora Sykes luego, si no te molesta.
- Anda, ¿Quieres que me quede con Sophie?.
- No, va conmigo -sonreí.
- Está bien.

Luego de cenar, Hayden junto a sus padres espero a las doce y los abrazo. Después de estar un rato con ellos, se levantó del sillón.
- Voy a casa de la señora Sykes -sonrió y tomo las llaves del auto de su madre.
Se despidió y tomo a Sophie. Salieron y la subió en la silla de bebés. Rodeo el auto y subió. Puso en marcha el auto y condujo hacia casa de los Sykes.
Cuando estuvo allí pudo ver a gente por la ventana, pensó que había sido mala idea ir pero ya estaba allí. Tomo la mano de Sophie y fue hasta la puerta. Toco el timbre y salió Karen riendo.

- ¡Hayden!, ¿Qué haces aquí? - le pregunto sorprendida.
- Yo quise venir a verte -le sonrió.
- Pues pasa - se hizo a un lado y la dejo entrar-. Miren quien vino.

Nathan
Mamá había ido a atender afuera mientras nosotros estábamos en el living, con los familiares y sus hijas e hijos, algunos de la edad de Sophie. Alguien había llegado.
Me di media vuelta y la vi.
¡Joder! Que hermosa se veía. Todo lo tenía en su lugar a comparación de Caroline. El vestido que traía no dejaba nada a la imaginación.
Y claro la pequeña que la acompañaba era la nena más hermosa allí.
Hayden saludo a todos allí incluyéndome a mí y a Caroline.
Mamá nos hizo salir al patio ya que allí estaban asando la carne. Cuando iba a salir sentí que alguien me tomaba la mano, pensé que era Caroline, pero la mano era muy pequeña. Mire a mi lado y vi a Sophie. Salí con ella al patio, todos ya estaban ahí, Hayden también.
Sophie no paraba de jalarme el pantalón, solo para que le prestara atención. Sonreí y me puse en cuclillas para estar a su altura.

- Estás linda hoy - le sonreí al ver que sus mejillas se colocaban rojas.
- Tu también - balbuceo. Seguro había escuchado decírselo a alguien.
Solo reí y le bese la mejilla.
- Ve a jugar allá mi amor - apunte a los hijos de mis tíos.
- Si, papi.
Sophie corrió hacia ellos. Vi que la recibieran bien para luego acercarme a Hayden.
Me pare al lado de ella sin decirle nada.

- ¿Se te ofrece algo?
Tú me vendrías bien. Pensé
- No.
- Ah.
- ¿Ni siquiera hoy me perdonarás?
- No.
- Escucha Hayden - la acerque más a mí-. Estoy hasta aquí -dije señalando mi cuello-. ¡Eres muy rencorosa! He buscado todas las formas para pedirte perdón pero tu nada.
-Y-yo...
- Dime que tengo que hacer porque enserio ya me estoy cansando cariño - la tome por la cintura atrayéndola aun más, rosando mi mano con su espalda desnuda.
Estaba nerviosa y se le notaba, el corazón le latía fuerte lo podía sentir.
Iba a decir algo cuando algo sonó dentro de su bolsa. Salió de mi agarre y fue adentro.
La seguí pero solo llegue a la puerta, pues Clara una de las hijas de mis tíos venía con Sophie tomada de la mano. Clara era un poco más grande que Sophie.
- ¿Qué paso?
-Cody acaba de jalarme el cabello - dijo haciendo puchero.
- Ve a golpearlo -reí.
- ¡Sí!
Cuando se fueron entre a la casa y busque a Hayden encontrándola en la cocina. Hablaba por celular con los brazos apoyados en la mesa de mármol, con el trasero bien parado.

- Si, lo sé Jason -rio-. Okay, si, si te quiero, mucho, adiós -lanzo un beso y corto.
- ¿Tu novio? - dije, asustándola.
- Agh, ex novio.
- Oh, ¿Tuviste muchos novios en Nueva York? - le dije yendo a llenar un vaso con agua y darle un sorbo.
- Claro, ¿Qué creías, que eras el único? - lanzo una carcajada.
Me tenía aburrido y de que me tenía hasta la coronilla, me tenía, pero me seguía gustando de todas formas. Deje el vaso a un lado y me pare detrás de ella.
- No, pero apuesto que si soy el único que te hace gritar... - le susurre al oído.
La tome por la cintura y me apreté más a ella.
- Apuesto que ni uno de los neoyorquinos con los que estuviste allá te lo hizo como yo... - le volví a susurrar.
La deseaba, no me faltaban ganas para quitarle el vestido y hacerlo con ella ahí mismo...

Amigos con derechosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora