Amigos con derechos

Capitulo 78

Nathan
Ese día, fue el peor de todos. Todos estábamos mal, su familia más que nadie.
Los meses pasaron y nada era igual sin Tom. Íbamos seguido al cementerio y nos quedábamos ahí horas y horas.
La carta, se la mostré a Hayden semanas después de que él muriera. Me odio por unos días, pero creo que sobre todo se odiaba a ella. Y era lógico, deducimos que Tom tal vez nos vió ese día y en su enojo. Bueno eso provoco el accidente.
¿Los demás?
Siva se fue de Londres a California un año después. Max sigue en Londres con su novia, James también. Según él, se quiere casar.
Y yo con Hayden. Seguimos juntos. Después de mucho tiempo de tratar con nuestro dolor y culpa.
Ella sigue hermosa, siempre lo ha sido. No le he propuesto matrimonio ni nada de eso, pero estamos bien.

Tiempo después.
- ¡No te quedes ahí parado Nathan! - me gritó Hayden, mientras yo solo la observaba correr.
Perseguía a Sophie con Tom en brazos. Tom, es mi hijo. Si, tuvimos otro y le pusimos así en recuerdo de él y sobre todo porque Sophie lo pidió.
A diferencia de Sophie tiene el cabello más oscuro, pero tiene el mismo color de ojos y cabello rebelde como el mío. Sophie está igual de hermosa.
Hayden dejó a Tom en la arena junto a Sophie cuando logra agarrarla y se acerca a mí.
Yo, me puse detrás de ella, apoyé cabeza en su hombro y la abrase.
- Estas extraño.
- ¿Por qué lo dices?
- No me has dejado de mirar y estas sonriendo como estúpido - me dice riendo.
- Estoy feliz.
- ¿Por qué?
- Porque te tengo junto a mí - le aparté el cabello y le besé el cuello. La sentí estremecerse.
Ella giró su cabeza y me sonrió. Me encanta cuando lo hace. La miré y también le sonreí para después besarla.
Han pasado demasiadas cosas. Lo que empezó con un juego con mi mejor amiga, se convirtió en algo más.
Mientras la besé, mis manos recorrieron su cintura hasta llegar a sus muslos. Ella se alejó de mí y me dió un golpe en el brazo.
- ¿Qué?
- Aquí no...
- Estas tan buena que contigo lo haría donde fuera Hayden.
- ¡Nathan! - ríe y sus mejillas comienzan a ponerse rojas.
Yo la miro fijamente y de repente se lo digo.
- Te amo Hayden.
Me queda mirando con una ceja levantada y poco a poco se le va formando una sonrisa.
- También te amo.
La volví a besar y la abracé con fuerza. No quiero dejarla ir nunca.