Lealtad a prueba de fuego

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-Lo que harás es muy simple - Me dijo Simon tranquilamente-  Vamos a convencer enteramente a Harry de que has dormido con Louis. Los videos y las fotos no sirven, ya lo hemos intentado antes. Además cualquier escena de celos resultaría contraproducente. Tenemos que lograr que la ruptura sea tan fuerte, tan definitiva que no quede lugar para las dudas y lo haremos antes del receso de Diciembre para que tengan tiempo de asimilarlo y reincorporarse al trabajo a principios de año.

 -No lo haré – Me escuché a mí misma decirle como si hablara una tercera persona, con la decisión y la fuerza de la convicción que no sabía que tenía.

 - No tienes que hacerlo, como ya dije solo tienes que asegurarte de que Harry crea que pasó. Ellos nunca se engañarían mutuamente. Les hemos puesto toda clase de trampas pero están tan enamorados y creen tan exasperantemente en esas tonterías de la fidelidad y la lealtad que no se traicionarían el uno al otro, ni aunque en ello se les fuera la vida.

-No lo haré y no puedes obligarme – Repetí más fuerte y más claro, por si la primera vez no distinguió la firmeza en mis palabras – Si tengo que elegir entre un mundo donde ellos cumplan sus sueños o uno en el que yo pueda sobrevivir, la elección está hecha y no me costó ningún trabajo decidir. Fue demasiado sencillo. Hay algo que no podrás arrebatarme nunca: la dignidad. Y te prometo que no te saldrás con la tuya.

Sonrió abiertamente, como si todo este asunto dejara de ser aburrido para él.
-¡Qué exceso de valor o falta de inteligencia se debe tener para desobedecer una orden mía! – Me dijo casi riendo.
Ambos, supongo, pero jamás le daría el gusto de reconocerlo.
-Yo no creí que fueras tan tonta – Continuó- Claramente te subestimé, la idiotez no tiene límites. No creo que seas capaz de entender las consecuencias de tus acciones.
-Ya no hay nada que puedas quitarme – Le dije convencida de tener razón.
 -En eso te equivocas, ya te quité tu identidad, tu monótona vida, tu casa y todo lo que tenías en ella ya no existe. Matarte sería tan sencillo sin dejar rastro alguno. Pero en lugar de eso voy a demostrarte que hay peores cosas que la muerte. Tal vez hace sólo unos meses habrías tenido razón y nada que tuvieras era digno de conservarse, pero no hay peor suplicio que perder el cariño y la protección de un ser amado. No olvides que yo tengo un don para ver el potencial de la gente y nunca, nunca pierdo el control de la situación. A veces hay que cambiar de estrategia, pero al final siempre gano yo.

Él salió de allí sin mayor explicación. No fui despedida, no recibí instrucciones, no entendí sus amenazas, ni siquiera se fue realmente molesto. La consternación y la confusión me abrumaron.
 ¿Qué acababa de suceder exactamente? El valor me abandonó, cuando la adrenalina comenzó a bajar sentí un ligero mareo y me dejé caer en el sillón.
Trataba de respirar profundamente cuando entró Zayn. Se sentó a mi lado y se disculpó por los días pasados. Me dijo que conocía bien la otra cara de Simon y me preguntó si quería compartir con él lo que me pasaba. También agregó que entendería perfectamente si no podía decirle.

Lo abracé fuertemente y comencé a llorar. Ésta era mi vida, un mar de lágrimas inagotable, un muro de silencios que me aislaba de las personas que me podían querer sinceramente. Una excusa para prolongar la pérdida inevitable de las personas a las que he amado. Porque quiero quedarme a su lado solo un poco más, el tiempo que tuvimos no fue suficiente, nunca será suficiente.
 ¿No era acaso justo esto lo que querían arrebatarme? Porque lo único que me importaba eran esos chicos que me regalaron una familia, una alegría, un sueño. Que me hicieron sentir viva con toda la gama de emociones que eso implica. Que me salvaron de ser olvidada. Justo eso perdería si no hacía nada y justo eso perderé cuando lo haga.
 Mis elecciones me definirán finalmente como persona y aunque es una derrota segura, puedo elegir terminarla con dignidad. Ya no podía volver el tiempo y hacer un nuevo comienzo pero puedo comenzar ahora y hacer un nuevo final.

AdelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora