El ángel de la esperanza

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Simon me saludó educadamente con su voz perturbadoramente serena.
-Siéntate por favor. 
Lo hice sin poder articular ni media palabra.

-Espero que disfrutaran sus vacaciones.
Guardó silencio un momento como evaluando mi reacción y luego continuó. Su intensidad y su fingida cordialidad eran desagradables.
-Te infiltraste adecuadamente en el grupo, confían plenamente en ti. En menos de dos meses el nuevo disco saldrá a la venta y terminaremos este año haciendo la publicidad. En este tiempo te vas a asegurar de que no habrá más momentos Larry y antes de que termine el año ellos ya deben estar separados, Harry debe estar totalmente convencido de que Louis lo engaña contigo. En su momento yo te indicaré lo que debes hacer, mientras tanto mantente como hasta ahora. Entre mejores amigos se vuelven será una traición más difícil de perdonar.
-No puedo hacerlo –pero mi voz sonó tan débil que parecía que trataba de convencerme a mí misma. Me miró sin sorpresa, como si hubiese estado esperado a que lo dijera.
-No tienes alternativa, además todos tenemos un precio.
-En eso se equivoca señor, yo no estoy a la venta, ustedes no tienen nada que me pueda interesar.
-¿Estas segura? ¿Ni siquiera tu libertad?- sonrió con malicia, como si lo divirtiera – Te sugiero que busques tus registros personales. La gente desaparece todo el tiempo sin dejar rastro, sobre todo cuando en el papel ya no existen. Considera eso cuando pienses en interponerte en nuestros planes o en hablar con alguien sobre ellos y si estas dispuesta a cooperar con nosotros recobrarás tu identidad y tu vida. Como yo lo veo no tienes nada que perder.

Lo primero que hice al quedarme sola fue buscar en mi computadora, no estaba segura a qué se refería así que busqué mi nombre en la base de datos del registro civil y lo encontré, luego en los registros escolares que también me aparecieron, pero cuando chequé en los del Estado de California que fue el que se hizo cargo de mí cuando me quedé huérfana, no me apareció nada, como si no hubiese estado ahí. En los seis años antes de que cumpliera mi mayoría de edad había estado con seis familias temporales pero ni siquiera estaban en la lista de familias. Busqué en los diarios digitales el accidente en el que murieron mis padres y la noticia estaba ahí, solo que yo no aparecía como sobreviviente, decía que había muerto junto con ellos. Después de ese día no había nada más, ni la documentación de la secundaria, ni la prepa, ni la universidad, ni mi trabajo, ni historial crediticio. Nada en absoluto. Literalmente yo no existía.

Traté de reponerme lo mejor que pude para subir con los chicos, ya no quería pasar ni un minuto más en mi oficina. Aunque Simon se había ido, dejó el frio de su presencia y este lugar de pronto se sentía vacío,. Sntía que si me quedaba la soledad me succionaría.

Para mi fortuna ya era la hora de la comida. No solo me había acostumbrado a ser la mesera sino que era una de mis cosas favoritas ya que podía quedarme a comer con ellos. Al entrar, lo primero que vi fue a Ed con el pelo todavía un poco oscuro por el tinte temporal que le pusimos que se negaba a caerse del todo. De inmediato me abrazó y me besó en la mejilla, sin darnos cuenta nos saludamos como viejos amigos cuando se suponía que no nos conocíamos.
 Me pasé observando la grabación de la canción desde mi silla, me preguntaron varias veces qué me sucedía y solo les dije que estaba cansada. Más mentiras, más silencios. Cuando la canción estuvo lista nos dejaron irnos.

Cuando estaban en LA los chicos se quedaban en la casa de Harry. Es una mansión gigantesca llena de cuartos de huéspedes y de sirvientes como se ve en la televisión. Por un momento creí que sería tan íntimo como en la casa de Ed pero me equivoqué, aquí había gente que hacia todo por ti, solo había que pedirlo. Anne, la madre de Harry, nos recibió al llegar. A todos nos saludó y besó, incluso a mí, es tan hermosa como se ve en las fotos.

 Todos se acomodaron en la sala y charlaban alegremente, cuando acompañé a Anne a la cocina para ayudarle a servir la cena y traer el vino. Los sirvientes ya se habían retirado, al principio pensé que se debía a que ya era tarde pero enseguida me di cuenta del amor de madre con el que los consentía, igual que en los viejos tiempos, decía.

AdelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora