Un aliado contra el dolor

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    Así llegó el final de la gira, un momento de sentimientos encontrados, con las emociones a flor de piel. No sabíamos si reír o llorar. Podíamos comenzar el resto de nuestras vidas ahora, elegir lo que quisiéramos intentar y al mismo tiempo era el adiós.

 Se marcaba el final del camino para One Direction. Ya ni podía recordar cuando todo esta aventura me parecía nueva y esplendida, cuando mi mayor preocupación era que ya no escucharía la bella voz de Zayn en los conciertos, había sucedido hacia tanto tiempo que parecía que fue en otra vida.

 En el último concierto los músicos y los chicos se abrazaron y dieron las gracias a todos, un momento conmovedor y profundamente triste. Incomprensible para muchos, devastador para mí.
Ese instante marcó mi corazón con una herida. El tiempo pasaría y tal vez, solo tal vez, el dolor disminuiría con la dicha del porvenir, que prometía ser hermoso, pero dejaría una cicatriz que resguardaría el recuerdo del instante en que se detuvo el tiempo, porque alguna parte de nuestro ser se pondría en pausa, conteniendo el aliento, con la esperanza en la punta de la lengua, aguardando que ocurriera la combinación de eventos que permitiera al universo reunir a estos muchachos de nuevo en un escenario.
Sin desearlo habíamos puesto en receso nuestros anhelos para añorarlos a ellos. Yo no podía hablar con cada una de las fans en el mundo. Nunca las conocería a todas y no tendría la oportunidad de intercambiar mi historia con ellas, pero entendía mejor que nadie como se sentían, y de alguna manera, saber que compartíamos este sentimiento de pérdida y dolor me hacía sentirme unida a ellas. Compartíamos un vínculo mayor que nuestra capacidad de entendimiento, porque la vida está llena de situaciones que no podemos controlar, por esta causa nos obsequia personas con las que podemos compartir esta carga y este pesar. La vida nos ofrece un aliado contra el dolor.

Cuando llegamos a casa nuevamente ya estaba todo preparado para la llegada del bebé. El último mes me la pasaría ahora sí en pleno reposo, yendo y viniendo, solo del sillón a la cama y viceversa. Los chicos me informaron un poco tristes que tenían que viajar a Estados Unidos para algo importante de nuestra demanda y aprovecharían la estancia para asistir al programa de Ellen, al igual que el año pasado, ya que era un excelente foro para despedirse.

Decidimos, más por consejo del médico que por gusto, que era mejor que me quedara, pues el viaje no me sentaría bien y después de todo el ajetreo en todo mi embarazo nos recomendó que descansara y me relajara.
Yo no quise decirlo, pero para mí representaba un importante estrés que ellos se fueran, me sentía segura a su lado, pero no dije nada ya que entendía que era lo mejor. También ellos se relajarían en este corto viaje, se distraerían un poco de tener que estarme cuidando todo el tiempo y era la excusa perfecta para que Ed viniera a visitarme sin las eternas interrupciones de Louis.
- Son solo unos días – Me dijo Harry en un fuerte abrazo. Más para consolarse a sí mismo que a mí.
- Volveremos en cuanto podamos – Agregó Louis – y ya no tendremos que irnos a ninguna parte. Nos dedicaremos solo a esperar al bebé.

Se fueron acompañados por Tom, listos para reunirse en el aeropuerto con Niall y Liam, quienes también ya estaban instalándose en las casas con sus familias, en las que vivirían en cuanto esto terminara. Ya estaba tan cerca el final, era solo ese viaje, volverían a casa y su hijo llegaría para transformar sus vidas.

 Me quedé con Anne que pasaba casi todo el día atendiendo a Roby. No le quedaba mucho tiempo de vida, y aun así era un hombre agradable y entusiasta. Gema entraba y salía de la casa en sus ocupaciones. Pronto llegaría también la mama de Louis con el resto de sus hermanas y hermano, ya que todos querían estar presentes en la llegada del bebé, pero las esperábamos hasta dentro de dos semanas más.

 Ed venía a visitarme, al parecer, también estaba promocionando su nuevo disco, daba entrevistas e hizo algunas participaciones en programas de comedia, lo que no sé, es a qué hora hacía esas cosas, ya que constantemente hablaba conmigo y vino cada tarde desde que los chicos se fueron, pero me sentía agradecida de que su agenda no fuera tan apretada como la de 1D y de que estuviera aquí. No existe un término apropiado o una palabra suficientemente intensa para describir lo que su presencia me proporcionaba, solo podría afirmar que cuando estaba a su lado me sentía segura... completa.

Una tarde, sentados en la terraza, tomando té para calentarnos, Louis nos llamó para contarnos que estaban por empezar en vivo el programa, así que entramos a la casa para verlo. Nos reímos a carcajadas de las cosas que les preguntaron, pero sobre todo de las caras que hacían en cada pregunta.
Como siempre Ellen los tenía contra las cuerdas con sus preguntas incómodas. Hubo una en particular en la que insinuó el rumor de que le habían compuesto a Harry una canción de despecho una famosa cantante, con la que se manejó mucho tiempo que tuvo un romance, sobra decir que era falso.
La cara de Louis se paralizó e hizo una mueca de desaprobación. Se mordía el labio para no decir nada. Nosotros estábamos sin aliento esperando la respuesta de Harry, quien se había puesto muy serio, pero no molesto, parecía estar analizando la situación en la que se encontraba, miró a Ellen, luego miró a Louis y notó lo tenso que se veía, miró al público que había guardado silencio luego de las risas iniciales y que estaba esperando sus palabras y luego regresó su mirada a la cámara principal en la que se podía mirar en la pantalla, como para dirigirse al público en sus casas, en cada hogar en el mundo en el que los estuvieran mirando.

 -Ese rumor es mentira – le dijo serenamente – Solo la conocí superficialmente, no fuimos amantes, ni siquiera amigos. Fue una pantalla.
- ¿Pantalla de qué Harry? – le preguntó Ellen aunque ella ya sabía la respuesta.
- Yo amo a Louis, siempre lo he amado.

 Y al decir estas palabras, Louis que se había puesto completamente pálido al principio, se sonrojó. El color se le subió de golpe y sonrió abiertamente. Estiró su mano para ofrecérsela a Harry quien la tomó y entrelazó sus dedos con los de él. Había dicho, en voz alta por primera vez lo que había pasado años pensando en cada entrevista en la que le habían preguntado las mismas cosas una y otra vez. Pronunció las palabras que habían estado vetadas para el mundo durante todo este tiempo. Y no era una confesión o la revelación del siglo, era la afirmación sincera y colmada de matices que todos intuíamos al verlos juntos, hasta los más incrédulos dudaron alguna vez al negarlo.

La reacción del público en vivo fue un estallido de júbilo, todos saltaron de sus asientos llenos de emoción, entre aplausos, gritos y llanto histérico. Todo el equipo de producción, incluso Ellen se había quedado sin palabras, absolutamente atónita y con la mente en blanco. Esto era totalmente inesperado, ni ella lo vio venir.

 - ¿Quieres contarnos más sobre eso? – le preguntó Ellen. Tratando de darle pie para que él mismo dijera solo lo que quisiera o pudiera decir al respecto.

 Ellen mejor que nadie, entendía el conflicto tan grave que representaba salir del closet en televisión, como vulgarmente se dice, ya que ella misma lo había vivido.

 - Somos una pareja desde hace cinco años – Explicó Harry – Todo lo que nos ha pasado ha sido extraordinario, más de lo que hubiéramos podido pedir. Y todo se los debemos a ustedes. La realidad es que nos enamoramos y somos felices juntos.
- Entonces ¿Las fotografías de la boda son genuinas? ¿En verdad se casaron? – preguntó Ellen.
- Si, nos casamos – Le contestó Louis ansioso por participar en la conversación – Y vamos a tener un hijo que está por nacer en algunas semanas.

 Con gran alegría le contaron sin demasiados detalles, lo felices que estaban de poder revelar esto al fin y que se dedicarían durante su receso de un par de años a criar a su bebé y luego verían qué hacer. Por ahora este era su presente.

  Durante el corte para el comercial, la gente seguía eufórica y no paraba de gritar. Lo sabíamos porque Louis estaba hablando de nuevo con nosotros y no podíamos entender bien lo que nos decía, por lo que caminó a la parte trasera del escenario buscando que se apagara un poco el ruido. La algarabía del público se apagó pero se topó con Ellen y uno de sus productores que reñían tan alto que seguimos con atención su discusión a través del teléfono. El hombre le informaba que al término de la pausa no debía volver a salir One Direction debido a la controversia que acababan de iniciar con sus declaraciones que no eran permitidas por Modest y que si continuaba con esto, corría el riesgo de perder su trabajo y de buscarse un problema muy grave con ellos.
Ellen era una de las muchas celebridades que estaba bajo la mano poderosa de Modest, y sufriría las consecuencias, sin duda, incluso si no fue su culpa, pero sobre todo si no lo paraba inmediatamente.

Se escuchó con claridad el toque de la campanilla con la que anunciaban a todos que tenían que regresar a sus lugares pues estaban por regresar al aire, cuando Ellen le dijo a Louis que la acompañara y regresaron al set. Ni siquiera colgó el teléfono, podíamos escucharlo por el auricular y al mismo tiempo verlo en la tele. Ellen y los chicos estaban en los sillones y en cuanto la transmisión comenzó la gritería se bajó un poco para escuchar lo que dirían.

 - Quiero decirles que nos están presionando para que paremos esta transmisión – Dijo Ellen, decidida y con la elegancia que la caracteriza – Pero ya es hora de que rompamos el silencio, solo quiero expresar públicamente que yo apoyo a estos muchachos, como muchos de mis compañeros del medio artístico lo están haciendo. Si ésta llegara a ser la última transmisión de mi programa, todos deben estar conscientes de que esta fue la causa. Pero es momento de que alcemos la voz. Yo creo en la Libertad.

Al escuchar estas palabras Ed y yo brincamos y nos abrazamos, lo mismo que Anne y las chicas, Lottie bailó un paso extraño que solo hacía en momentos de memorable celebración, que habían sido muchos, pero ninguno tan bueno como éste. Volvimos a hablar con los chicos y celebramos todo lo que pudimos por teléfono. Fue un momento particularmente especial porque, de alguna manera, el hecho de que este paso tan importante fuera dado, nos quitaba un peso de encima. Estaba dicho, las palabras habían sido pronunciadas al fin. Se habían mostrado realmente cómo eran, ya era decisión del mundo si los aceptaban o no.

Aprovechando que los chicos no estaban y con la complicidad de Anne, Ed me pidió que lo acompañara a caminar por el jardín. Me abrigué y salimos por el camino de piedra que rodeaba la casa. Después de algunos minutos divisé unas lámparas suspendidas de los árboles que alumbraban una mesa, hermosamente puesta en medio de todo y de nada, con un par de sillas y un par de velas al centro.
Ed sirvió la cena y me dio una soda, el platillo principal era una hamburguesa, ya que por la tarde se me había salido mencionar que tenía antojo de una y aquí estaba ahora, frente a mí. Debe ser el sueño de toda chica que el hombre que amas escuche tus deseos y los convierta en realidad, pero yo había sido bendecida con tanto el último año, que al tenerlos a ellos ya no me sentía con derecho a desear nada más.
 Me hizo reír con sus historias de todo lo que había estado haciendo estos días y después de cenar tocó algunas canciones, le pedí que me cantara de nuevo la que escribió para mí y lo hizo, incluso puso música en su iphone y bailamos un par de canciones.

 Abrazada a su cuerpo, con sus manos en mi cintura, recargada en su pecho, podía escuchar los latidos de su corazón. Al compás suave y armonioso de la felicidad de encontrarme entre sus brazos. De los que ya no quería alejarme jamás.

Me acompañó hasta la puerta de mi habitación pero me acosté demasiado tarde, no tenía sueño, la emoción de lo sucedido me mantenía alerta, la felicidad en la que flotaba me mantenía los pies despegados de la tierra y no podía estar quieta. Así que me puse a buscar en las redes sociales más y más noticias, esperando poder entender lo que pasaba en el mundo, por qué Larry se había vuelto el chisme más controversial del momento y dónde estaba Modest detrás de todo esto. Hasta ahora todo había sido demasiado sencillo, considerando la situación. Había demasiadas incógnitas.

Esperábamos la bomba atómica y solo habíamos tenido pequeños bombardeos. En las noticias, solo logré encontrar el rechazo de mucha gente, la desaprobación y el llamado al público para que diseminaran su rechazo.
También había muchas burlas, gente ignorante que usaban esto para ridiculizar a los chicos y reírse de ellos, la ignorancia de esa gente era un cáncer tan agresivo que se había carcomido su cerebro. Es lo que hacen las personas cuando no tienen la razón: ofenden. Al principio me molestaba, después empecé a sentir pena ajena, ellos estaban preocupados porque la homosexualidad se les pegara y se propagara por el mundo y yo realmente estaba preocupada porque se propagara ese nivel de estupidez.

 No sé en qué momento me quedé dormida pero no apagué la televisión y en la cama se quedó la computadora también prendida y una libreta en la que estaba tomando notas. Sentí frio y me moví para jalar la cobija que estaba junto a mí para cubrirme, cuando lo vi de pie junto a mi cama. Simon me miraba fijamente.

 Si algún pensamiento había surcado mi mente había sido creer que la situación no podía empeorar, pero claro que empeoró.



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