Adeline

Un poco más de tiempo

Me levanté tan tarde que ya era hora de la comida, mi hora favorita.

 Louis que sufría una gran resaca, miraba por la ventana cómo se llevaban todo en el jardín. A penas estaban terminando de cargar el último camión con lo que fue la pista de baile del día anterior. Estábamos comiendo.

- ¿Entonces ahora Ed es mi cuñado? – Me preguntó Louis sobándose las sienes con las yemas de los dedos.
- Aún no, pero lo será – e respondí- Creo que bebiste demasiado.
- Por favor no me hables de alcohol, prometo no volver a beber hasta mi próxima boda. – Me respondió - ¿Cómo que aún no? ¿Le vas a mandar la respuesta por fax o qué?

 - Le pedí tiempo, quiero esperar a que nazca el bebé, además tenemos que definir cómo vamos a proceder con Simon. Siento que son demasiadas complicaciones como para agregarle más. Solo vamos a esperar un poco, no lo estoy rechazando.

- ¿Tú estás enamorada de él? – Me preguntó Harry.

 -Yo no sé si sea correcto decir que también estoy enamorada. Lo único que sé es que me fascina que cada mañana cante incluso antes de levantarse de la cama. Me encantan sus pestañas cuando lo veo a contra luz. Me gusta que cuando se inspira busca un trozo de papel y deja de hacer cualquier cosa que estuviera haciendo para escribir. No dejo de maravillarme al mirar a través del azul de sus ojos, porque solo veo belleza. Me encanta que se preocupa de manera genuina por otras personas más que por él mismo.

 - Debo decir, sin temor a equivocarme, que estás enamorada – Me dijo Louis intentando sacudirse la resaca – Eso fue hermoso.
- Algo de poeta se me tenía que pegar entre tantos compositores, pero la verdad me la pasé toda la noche pensando lo que les iba a decir cuando me preguntaran - Le respondí.

- Fue una noche bien invertida. – Me dijo Harry – Yo te apoyaré siempre, pero debes saber que en las complicaciones es el amor el que te da fortaleza y entusiasmo. No lo pospongas demasiado, solo tenemos el ahora. Además no hay una vida más bella que la que puedes construir hombro con hombro con la persona que amas.

Las vacaciones que estuvieron llenas de altibajos llegaron a su fin. Nos reunimos en la oficina de los Ángeles, para que nos dieran los itinerarios y los últimos detalles de la gira. Solo serían unos meses más y luego descansarían, justo a tiempo para la llegada del bebé. Aunque decir descansar era solo eso, un decir. Porque se la pasaban dando entrevistas y promocionando el disco. La ventaja era que no sería por un tiempo prolongado.

Llegamos al edificio por la puerta principal, ante el asombro mudo de todos los presentes. Louis y Harry iban de la mano de una manera muy casual, no parecían muy acaramelados ni nada, pero había que estar ciego o idiota para no notarlo.

 A los empleados de Modest se les tenía estrictamente prohibido cualquier acercamiento inapropiado con los artistas. Qué decir de tratar de tomarles una foto o hacerles alguna pregunta, así que adentro estaban relativamente seguros y sin esas preocupaciones. Pero eso no significaba que al salir de aquí, TODOS, sin excepción, le contarán a alguien lo que vieron. Tal vez les creerán, tal vez no, pero el rumor rodará como una bola de nieve que se alimenta a su paso de más detalles agregados hasta volverse gigantesca.

Antes de que comenzara la junta, teníamos un rato disponible por lo que les pedí a los chicos que me acompañaran a mi vieja oficina. Sentía algo de nostalgia por los pocos días que pasé en ella preguntándome cómo sería mi vida a continuación. Como era de esperarse, en la puerta ya no estaba la placa con mi nombre, pero tampoco estaba ya el logo de 1D.

Giré la perilla y no estaba cerrada con llave, así que entramos. Los muebles eran los mismos pero la decoración había cambiado por completo. En la pared central había una lona gigante con unos muchachos. En el escritorio estaban apiladas muchas fotos de ellos y unos discos regados, con letras negras que decían "demos". Simon se había asegurado de que lo viéramos. Haría todo lo que estuviera a su alcance para garantizar que no nos perdiéramos un solo momento del lanzamiento de estos muchachos. Porque no había que ser unos genios para darse cuenta, de que ellos eran su reemplazo.