Adeline

Solo niños

Nos despedimos de Ed, para que siguiera con su tour y nosotros poder seguir con el nuestro, tal vez en los siguientes días, si estábamos cerca nos veríamos en alguna ciudad de paso, pero mientras tanto, nos quedaba la distancia y el deseo profundo de volver a vernos.

Continuamos con la gira, sin duda fueron los días más felices de nuestras vidas. Los chicos disfrutaban más que nunca de sus presentaciones con el sabor agridulce de la despedida, pero satisfechos de poder estar aquí, de haber logrado esto y agradecidos con quien de verdad lo merecía: su público.
 Para quienes no fueron solo dinero o solo marionetas, para quienes eran personas reales, de carne y hueso, que los amaban porque entendían ahora más que nunca todo lo que habían sacrificado para lograr sus sueños.

 Vivimos días de verdadera alegría, de juegos, de risas. Valoramos más que nunca el trabajo, el cansancio, la compañía de todos los que día con día hacían posible esta aventura. Ya no corríamos entre los pasillos para escondernos. Harry y Louis andaban por ahí tomados de la mano todo el tiempo, coqueteando como un par de adolescentes que se acabaran de conocer.
Jugamos bromas a los músicos que siempre tenían su camerino aparte, escondiéndoles sus instrumentos. También a Lou Tasdale le ocultamos la valija de maquillaje bajo la tapa del depósito del baño, hasta que fue Josh quien la encontró.

 Una tarde nos metimos en los camerinos, entre el vestuario y los accesorios y pasó una hora completa antes de que lograran encontrarnos. A Paul solían hacerle esta broma muy a menudo, pero era la primera vez para Tom y casi le da un ataque de pánico del susto.
 Cuando nos vio, lo primero que hizo fue abrazarnos feliz y pasada la impresión, nos dio un largo sermón que nos hizo ver lo desconsiderado que fue de nuestra parte, ya que dadas las circunstancias, desaparecer era especialmente alarmante. Nos perdonó fácilmente y prometimos no volverlo a hacer.

Otro día los chicos organizaron una carrera en la parte central de un estadio en el que tocarían más tarde. Para hacerlo interesante se les ocurrió que fuera de obstáculos, para ser más específica fue idea de Louis. Así que usamos todas las cosas que encontramos por allí, la guitarra de Dan, la computadora del asistente de Tom, la muñeca de Baby Lux, y otras cosas "prestadas" Fue muy divertido hasta que Niall se cayó arriba de la computadora, lastimándose el tobillo. Nos regañaron bastante, tuvieron que ponerle una bota con una férula, y de la computadora tuvieron que extraer el disco duro para recuperar la información, que por cierto era de la gira, pues la máquina quedó inservible.

 Por las noches llegamos a diferentes hoteles según la cuidad en la que estábamos, ya no hacíamos complicadas maniobras para que Louis y Harry se quedaran en la misma habitación, simplemente pedían una para los dos, entraban y salían de todas partes tranquilamente, de la mano, con un beso casual, sin ser exagerados pero ya sin la presión de disimular lo incuestionable: su amor profundo, a flor de piel.

 Todo el tiempo se nos acercaban personas de todo tipo, sobre todo jóvenes y jovencitas que querían contarnos sus historias, principalmente historias de lucha, en las que predominaba como protagonista la discriminación. Todos querían hacerle saber a Louis y a Harry lo mucho que les había servido, de una manera u otra, conocer su realidad y cuánto los inspiraba que ellos decidieran mejorar sus vidas.

 Una de esas muchas tardes, estábamos descansando en el autobús, puesto que era más cómodo para nosotros que las salas de descanso propias del estadio, y nos habían permitido estar aquí únicamente porque había un estacionamiento cubierto en la parte de atrás, en el que podíamos estar seguros.
Revisábamos la computadora un rato, para ver qué novedades había, pues los chicos ya estaban aburridos de jugar futbol afuera. Ed nos había mandado el link de un programa al que Simon había asistido en Londres. Desafortunadamente se encontraba en el mismo continente que nosotros. De pronto el mundo me pareció demasiado pequeño. No había suficientes kilómetros en la tierra para sentirme alejada de él.