Adeline

El valor de una promesa

Louis se quedaría esa noche y tomaría su avión hasta el día siguiente. Nos sentamos en la terraza a contemplar las estrellas.
- Esta terraza es muy aburrida sin Harry – Me dijo.
- Quisiera responder que para ti todo es aburrido sin Harry, pero debo reconocer que es cierto. También extraño a Ed, el suele tocar la guitarra por horas aquí.
- Yo puedo hacerlo. – Me dijo poniéndose de pie.
Entró a la casa y regresó con una de las guitarras de Ed en la mano.
Se sentó y comenzó a tocar, la afinó un poco y tocó un poco más. No era tan bueno como Ed, no se sabía tantas canciones como él y definitivamente no podía sentarse y componer una melodía como si se la hubiera soplado un ángel al oído, pero era maravilloso tenerlo junto a mí y ciertamente, no lo habría cambiado por nadie en el basto mundo.

- Hay algo que quiero decirte. Yo... - Titubeó haciendo una pausa en la melodía – Nunca te pedí disculpas por haberte tratado mal cuando llegaste y de verdad lo siento.
- Ya ni siquiera recuerdo esos momentos - Le respondí -  Han sido opacados completamente por todo lo bueno que he recibido, que ha sido tanto, que ya no quedó espacio en mi memoria para esos recuerdos. No tengo ningún resentimiento.
- Sé que es así. - Me dijo con una voz profunda y sumamente sueve - Es solo que no es correcto. Estamos luchando por la igualdad. En contra de la discriminación y los prejuicios pero yo te juzgué sin conocerte. Pensé que eras una mala persona solo por el puesto que te asignaron, sin conocer en realidad la historia de cómo sucedió, de cómo llegaste ahí y eso fue injusto. Te hice exactamente lo que odiamos que nos hagan a nosotros. Te juzgué, te rechacé, te maltraté solo porque no podía ver que las circunstancias no te definen como persona y cuando finalmente tuve la oportunidad de conocerte me di cuenta de que estaba equivocado. Que eres maravillosa. Gracias por quedarte.

 - La alternativa a esto es una vida alejada de ti y de Harry. Preferiría estar en cautiverio a su lado que en libertad lejos de ustedes. - Le dije haciendo una pequeña pausa - A veces extraño los días en que los únicos monstruos eran los que estaban bajo mi cama, pero jamás me arrepentiré de mis elecciones. Por eso tú tampoco lo hagas.

Contemplamos las estrellas hasta tarde. Con un futuro repleto de luz que nos llamaba para que avanzáramos hacia él, sin promesas, solo esperanza. ¿Qué misterios ocultaba? ¿Hacia dónde nos llevaría?

Me despertó la mano de Louis que movía mi hombro con suavidad. A través de la ventana se veía el cielo aún oscuro.
- Se me olvidaba que con ustedes siempre pasa algo interesante antes del amanecer – Le dije más dormida que despierta.
- Es importante. – Me dijo Louis haciendo una seña para que lo siguiera. – Debes estar tranquila, todo saldrá bien.
Fuimos al estudio en donde tenía una computadora, diferente a la que me habían traído codificada. Ya estaba enlazada una video conferencia con Simon. Harry estaba unido vía remota, los tres traíamos pijamas, ninguno se molestó en vestirse, excepto Simon, que aunque vestía muy casual siempre lucia impecable.

  - Ya estamos todos. – Le dijo Louis en cuanto nos sentamos – Habla.
- Los reuní para acordar los términos de nuestro trato. – Respondió Simon con una expresión de paciencia calculada en el rostro – A cambio de que no se haga pública la fotografía hemos retirado todas las calumnias de los medios. Quiero dejar claro que, contrario a lo que piensan yo no las inicié, pero sí tengo el poder para detenerlas, y lo haré. Eso fue producto de su descuido y de la terquedad que tienen en creer que todo lo que hacen es ajeno a los ojos de todo el mundo. Son descuidados e inmaduros. Les doy mi palabra de que no volverán a molestarlos.
- ¿Tu palabra? – Le contestó Louis – Tendrás que esforzarte un poco más, no tenemos ninguna razón para confiar en ti.
- Gracias a mí tienen todo lo que poseen ¿Y me dices que no confían en mí? – Le respondió petulante.
El fantasma del reproche se levantó con saña, con indiferencia. Nos sentimos observados por los pálidos ojos de nuestro enemigo.