El despertar

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Viajamos a las principales ciudades de Londres y sus alrededores para dar más entrevistas, firmas de libros y apariciones breves en tv.
 Conforme pasaban los días, al contemplar a los chicos me di cuenta del nudo en el pecho que tenía y no sabía que estaba allí. En realidad no sabía qué pasaría conmigo. Es cierto que la navidad me provoca algo de ansiedad, no es agradable pasarla sola, sobre todo cuando los medios de comunicación te bombardean diciéndote que es una época familiar. Pero esta sensación clavada en mi corazón era diferente. Cada mañana despertaba preguntándome si hoy sería el último día que pasaría con ellos, si se abriría la puerta en cualquier momento y me dirían que tenía que irme. Así que aprendí a disfrutar cada momento como si fuera el último.

Lo más trascendente fue estar en el programa de Graham Norton que es un gran icono de la tele Inglesa y además es sumamente divertido. Después de eso nos despedimos de los músicos y de gran parte del equipo, ya solo quedábamos la señorita Hannah, Lou Teasdale, algunos guardaespaldas y yo.
Solo nos quedaba una última entrevista y luego nos separaríamos para tomar al fin esas soñadas vacaciones.

Esa noche al llegar al hotel, los chicos se fueron a sus habitaciones temprano y Louis y Harry me invitaron a ver una película con ellos. La señorita Hannah en persona me llamó para entregarme el carrito con la cena.
Me sorprendió darme cuenta de que tenía tres platos y vino para ellos y el refresco que yo solía tomar. Era una cortesía excesiva de su parte ya que ella no servía alimentos y nunca ponían uno para mí. Hasta ahora siempre Harry había tenido que llamar al servicio para pedir un plato más para que los acompañara. Y aunque les había dicho cientos de veces que querían que me hicieran las mismas distinciones que a ellos, esto era sencillamente impensable. Y ahora estaba mirándome con comida para tres, elegantemente acomodada, sin fingir simpatía. Tengo que reconocer que eso me gustaba de ella, no aparentaba amistad o cercanía con nadie. Abiertamente te despreciaba o te toleraba, sabía qué esperar de ella, o al menos eso creía.

Estábamos sentados en el sillón disfrutando la película después de cenar. Éso es lo último que recuerdo, el sueño pesado en mis parpados y haber recargado la cabeza en el hombro de Harry. Mi mente en la niebla.

Lo primero que percibí al recobrar la conciencia, aún con los ojos cerrados, fue el olor de su perfume. En las yemas de los dedos, el suave y cálido tacto de su piel. La luz que ya entraba por la ventana me caló un poco al abrir los ojos lentamente. Estábamos acostados en la cama, él boca arriba y yo recargada en su hombro con mi mano descansando en su pecho desnudo, permitiéndome admirar sus tatuajes. El delicado sonido de su respiración profunda y armoniosa.  Un suave rayo iluminaba el perfil de su rostro, parecía tan real. Al mover mi mano pude sentir los latidos de su corazón y se movió ligeramente susurrando "Harry".

 Comencé a mirar a mi alrededor, era la habitación del hotel. Vi a lo lejos mi ropa desordenada en el sofá y me percaté de que estaba completamente desnuda debajo de la sabana que nos cubría y me alarmé. Sentí una puñalada de pánico en la boca del estómago. Mis manos comenzaron a temblar e intenté llamarlo pero las palabras no salieron de mi boca.

Escuché el sonido de la puerta al abrirse, era Harry que llevaba una hoja de papel en la mano. Dejándola caer al vernos, permaneció inmóvil con la boca abierta y los ojos brillantes por la incredulidad.
Instintivamente zarandeé a Louis para que despertara, con demasiada fuerza por el horror del momento y cuando abrió los ojos adormilado, saltó de golpe al darse cuenta en la extraña situación en la que se encontraba.
Me miró extrañado y luego miró a Harry y comprendió lo que parecía aquello que obviamente no es lo que era. Harry salió de prisa sin decir ni una sola palabra, destrozado, y Louis corrió tras él. Sólo se detuvo al darse cuenta de que estaba totalmente desnudo para ponerse un pantalón.
 
Me quedé tratando de entender lo que sucedía y me tomó solo un par de segundos ver la mano poderosa de Simon en todo esto. Era lo que quería y él siempre conseguía lo que quería.
Nunca me había sentido tan vulnerable, tan expuesta. Era la primera vez que estaba desnuda frente a un hombre y la primera vez que veía a uno desnudo.
 Sentí un escalofrió que me recorrió todo el cuerpo, al no poder recordar lo que había sucedido. Alguien y ni siquiera quería suponer quién, tuvo que haberme quitado la ropa y metido en la cama. El solo pensamiento de alguna mano extraña tocándome me hizo sentir nauseas, pero no encontraba otra explicación.

 Comencé a vestirme avergonzada, aunque no sabía si era por haber sido tan estúpida por haber caído en aquella trampa o por ser tan ingenua de pensar que existía manera de que aquello acabara bien.
 Al levantar mi abrigo que estaba tirado en el suelo, escuché el sonido que hizo al caer el relicario de Eleonor. Lo levanté y lo observé un momento, desde que ella me lo colocó en el cuello no me lo había quitado ni siquiera para bañarme y alguien me lo había desabrochado y botado ahí. Al menos no se lo llevaron.

También levanté la nota que Harry traía en su mano al entrar, que decía: "Estoy con Adeline" pero no conocí la letra.
 Me dirigí al cuarto de Harry. Al llegar a su puerta escuché que discutían en un tono muy alto, casi a gritos.
Toqué la puerta pero no me respondieron, así que entré de todas maneras. Era necesario que me escucharan.

Harry estaba sentado en el sillón con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza recargada en las manos, tapándose la cara. Lloraba ruidosamente y trataba de respirar, se estaba hiperventilando.
 Louis daba vueltas frente a él con un gesto desesperado y frustrado porque no lograba calmarlo y no dejaba que lo tocara. Pasó un momento antes de que los dos me miraran al mismo tiempo con idéntica inexpresión. Me quedé congelada, tragué saliva con dificultad y comencé a hablar primero dirigiéndome a Harry.

-No es lo que parece – Sentía cómo me temblaban las rodillas- Louis jamás te engañaría, él te ama como nunca había visto que se amaran dos personas. Si no me crees a mi tienes que creer en él.
Hice una pausa esperando alguna réplica pero Harry solo negó con la cabeza y dejó escapar un sollozo ahogado, así que continué.

 -Tengo que confesarles algo. Simon me contrató para separarlos. Me dijo que todos sus intentos anteriores habían fallado y que quería que lo ayudara a fingir una traición...
No había terminado pero Louis me interrumpió bruscamente, su mirada encendida reflejaba la rabia que había desatado mi revelación.
- ¡Todo estaba planeado! Maldita traidora, ¿Cómo pudiste hacernos esto? Te dejamos entrar a nuestro hogar, a nuestra familia, te abrí mi corazón, yo creía en ti...

 Y al decir esto último sus palabras se quebraron y pude ver en su rostro que su corazón también se rompió. Patéticas palabras que no podían justificar ni remediar nada. Un pobre intento de calmar mi conciencia y mis remordimientos. Mi historia solo lo enfurecería más. Si les hubiera dicho antes habrían estado bajo aviso, pero ahora, Harry no le creía y no podíamos demostrar nada.

 Solo tenía mis palabras cuya credibilidad se había perdido al aceptar la omisión del conocimiento de la conspiración para separarlos, dicho de otra forma, lo que yo argumentara no valía nada.
Hay dos maneras de mentir, una es distorsionar la verdad y la otra es omitirla. Me había confiado sus secretos, su gran amor y su mayor miedo, que era perderlo. Me compartió sus esperanzas y sus sueños y ahora pensaba que era una espía, nada menos que una miserable traidora.

 - Yo no quise... -Le dije titubeante - Me negué a hacerlo, no sé lo que pasó pero yo me negué..
- ¡Mentirosa, eres una mentirosa! – me tomó de los hombros y empezó a sacudirme con violencia- ¡Pudiste advertirnos pero elegiste no hacerlo!
Harry lo jaló para que me soltara y se puso en medio de los dos tratando de calmarlo. Sus ojos estaban rojos e hinchados y los clavó en los míos con determinación.
- No quiero volver a verte nunca más. Si alguna vez sentiste el más mínimo aprecio por nosotros haznos el favor de desaparecer de la faz de la tierra. Tú eres peor que Simon, al menos de él sabemos qué esperar.

Se volvió a dejar caer en el sillón como si todas las fuerzas que tenía se le hubieran acabado y Louis se sentó a su lado, tomó su mano entrecruzando sus dedos. Quería grabar esa imagen en mi memoria para llevarla conmigo de recuerdo, quería pensar que también esto lo superarían, al menos me quedaría ese consuelo. Pero Harry lo soltó inmediatamente.

Salí cerrando la puerta tras de mí. Al final del pasillo vi a Liam, Niall y Zayn que seguramente ya estaban enterados de lo sucedido porque se limitaron a mirarme. Era lógico que cualquiera de ellos apoyaran a Harry y si conocían suficiente a Louis como yo, y espero que así sea, le creerían y lo ayudarían a encontrar la verdad.

Tenía puesto un pantalón de mezclilla, una playera con el logotipo de 1D y el abrigo en mi mano que levanté del piso por segunda vez pues debí soltarlo durante la sacudida. Era todo lo que llevaba conmigo al salir del hotel, después de todo, era también todo lo que poseía.

AdelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora