Capítulo 45

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NARRA ____

Mañana se cumplen ya dos días desde que la fiesta ocurrió. Esa noche Abraham llegó muy tarde a la suite y no habló con nadie, ni siquiera quiso verme. Susana decidió dejarlo dormir solo y cederle su habitación, así que ella y yo dormimos juntas en la cama que antes era de Abraham y mía.

Aunque la verdad, esa noche no pude dormir nada.

Desde entonces, ya nada es lo mismo. Tony y Abraham han estado demasiado ocupados con todo el asunto de la gira y las firmas de discos como para hablar conmigo, o verme siquiera. Susana y yo sabemos que aunque es verdad que han estado ocupados con todo, eso es sólo una escusa para no estar cerca de mí.

Susana solamente me habla cuando es necesario y cada vez que estamos solas en la suite, prefiere estar sola en su habitación o simplemente ver la televisión en silencio.

He intentado ser fuerte, he tratado de olvidarme de todo, e incluso consideré en convencerlos de mudarnos a otro hotel, o a otra ciudad por mientras, también intenté contarle todo esto a Susana y explicarle por qué actué así, pero no pude hacer nada de eso. Tenía miedo de que la promesa de Manuel se hiciera realidad.

Me levanté del sillón frente a la televisión y caminé lentamente hacia la habitación de Susana, aunque me odiara necesitaba hablar con alguien urgentemente o moriría.

Desde que me levanté, en lo único que podía pensar era que a partir de mañana no los volvería a ver, ni tampoco a Antonio. Tenía que despedirme por lo menos.

Los extrañaría inmensamente, pero no podía ser tan egoísta como para ponerlos en peligro sólo por querer tener lo que nunca me perteneció, yo nunca podré tener una familia. Es imposible para mí, lo mejor será que me odien, así todo esto será más fácil para todos.

Me detuve frente a la puerta de su habitación para abrirla, pero mi brazo se congelo justo cuando toco la perilla de la puerta. Estaba muy nerviosa y todo lo que planeaba hacer y decir simple y rápidamente se borró de mi cabeza.

¿Qué se supone que debía decirle? ¿Mañana me iré y no volveré? ¿Lo siento, pero es por tu bien? No podía decirle nada de eso.

Sé que no me atrevería a decir que me iría frente a ella, no después de todo lo que ella y los demás han hecho por mí.

Sólo tenía una cosa clara, mañana en la mañana me iría, me iría de aquí para ya no volver a verlos. Ya he decidido irme para que estén a salvo. El problema es que nadie lo sabía y yo no encontraba la forma de decirlo.

No tenía el valor de hacerlo sin llorar.

Miré el reloj de pared a un lado de la habitación y justo cuando noté que en pocos minutos los chicos llegarían, tomé aire y abrí la puerta de la habitación, asegurándome de no desmayarme o caerme en el proceso.

Cerré la puerta detrás de mí cuando terminé de entrar y busqué con la mirada a Susana entre la oscuridad del cuarto. Finalmente la encontré recostada en la cama, sostenía una bebida en su mano, pero no distinguía qué era eso.

___- Susana... -- susurré, pero no obtuve respuesta -- Susana, necesito hablar contigo.

Susana levantó un poco su cuerpo hacia mí y me miró fijamente, nunca antes la había visto así y por primera vez desde que la conocía, su mirada me asustó.

Tenía una mirada perdida y oscura. Parecía triste, deprimida, pero sobretodo distante. Caminé unos cuantos pasos hacia ella con las piernas temblorosas, pero ella no se movió, sólo siguió mirándome fijamente.

Por fin, llegué hasta ella y me senté a su lado, rogando por que comenzara a hablar, pero por su expresión, parecía que yo debía de ser yo quien lo hiciera. Miré mis manos entrelazadas en mi regazo y suspiré.

___- Susana yo...

Susana- ¿Qué estás haciendo? -- susurró, su voz me sobresaltó y levanté la vista hacia ella sorprendida.

___- creo que... no lo entiendo...

Susana- ¿Qué estás haciendo con nosotros? -- volvió a preguntar, su voz era inescrutable, pero sus ojos se mostraban tristes y sin vida.

__- yo...

Susana- Abraham no es el mismo desde ese día, y lo sabes muy bien. Está demasiado distinto. Me duele ver que mi hijo alegre y divertido ya no está... -- su voz se quebró al instante. Su mano, convertida en puño alrededor de la sábana, temblaba a mi lado -- ya no es el mismo desde.... -- sus ojos endurecieron, entrecerrándose al mirarme -- eso. Y Tony... ¿No has notado que ya no bromea? Tengo casi dos días sin oír su alegre risa, ya no los he visto sonreír. Me he esforzado por ayudarlos. Quiero hacerlos felices... pero... no puedo. -- y finalmente no pudo más y rompió en llanto.

Lágrimas caían una tras otra de sus ojos, sollozos ahogados intentaban salir de su boca, pero eran cubiertos por su mano. En verdad me dolía verla así, me sentía la peor persona del mundo... y quizás sí lo era.

__- Susana yo... en verdad lo lamento. -- me miró y por unos segundos dejó de llorar.

Susana- ____... no lo entiendo.

__- ¿Qué? -- pregunté confundida.

Susana- tú decías que querías a mi hijo y en verdad notaba que lo hacías. Pero ahora ni siquiera se hablan ¿Por qué? ¿Por qué te alejas de él?

Un nudo enorme se formó en mi garganta. Bajé la mirada suspirando y las ganas de confesar me llenaron los pensamientos. Pero sabía que no tenía caso porque ya no serviría de nada.

__- Yo... tengo que decirte algo. Vine hasta aquí sólo para decirte que...

Susana- Mejor hablemos mañana, los chicos estarán aquí en poco tiempo y... -- se levantó de la cama torpemente mientras hablaba. El miedo y la impotencia de no poder decirlo de una vez me golpearon de repente y una repentina adrenalina apareció en mí, desapareciendo el pánico que sentí.

___- ¡Me... Me voy! -- grité, poniéndome de pie al terminar.

Susana se detuvo de repente, interrumpiendo su caminata hacia la puerta. No se movía y soltó un pequeño soplido rápido. Todo mi cuerpo temblaba y esperaba impaciente a que por lo menos se girara y me mirara.

No podía creer que lo haya dicho así... pero creía que sólo así sería más fácil que me dejara ir. Tenía que odiarme, ella y todos.

Aunque eso me destrozara completa.

__- Me voy Susana. Les agradezco todo lo que han hecho por mí, pero... ya no puedo estar más aquí. Mañana en la mañana me iré. -- traté lo más que pude de esconder el miedo y dolor que sentía, reemplazándolo por seguridad, pero aún así estoy casi segura de que pudo notar el temblor en mi voz. No podía llorar ahora.

Esperé a que hablara, quería que dijera algo, cualquier cosa, pero no lo hizo. Siguió sin moverse, dándome aún la espalda. Moría por escuchar su voz y una pequeña parte de mí anhelaba a que me gritara, que descargara su furia y enojo conmigo, lo merecía. Pero lo que me terminó de derrumbar en ese instante no fue su vos, sino otra.

Abraham- ¿Qué...?



Siempre a tu lado {Abraham Mateo y ____} [MPE #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora