Capítulo 47

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NARRA ABRAHAM

No supe reaccionar en el momento y sólo la miré al irse. Nada de esto era normal y no entendía qué rayos acababa de pasar aquí.

Las puertas del elevador se cerraron, interponiéndose entre ___ y yo. Cerré los ojos fuertemente y sin pensarlo dos veces un grito desgarrador y fuerte salió de mi garganta, liberándome solo un poco de la presión que tenía en el pecho.

Caí al suelo sobre mis rodillas y pasé agresivamente los dedos por mi cabello mientras recordaba las imágenes de ___ yéndose de nuevo, de cómo la perdía de nuevo.

En menos de dos minutos, ya tenía a Tony y a mi madre rodándome. Ambos con sus manos en mis hombros. Captaba sus voces llamarme y preguntarme algo, pero se oían tan lejanas y bajas que hasta parecían susurros en mis oídos.

Susana- ¡Abraham! ¡Ya háblame!

Levanté la vista hacia mi madre que lloraba desesperada a mi lado. Al ver mi rostro abatido y confundido, pálido y llorando, se dejó caer a mi lado y sin esperar más nada me rodeó los hombros con sus frágiles brazos.

Abraham- Ahora sí, la perdí... ¡Se fue! -- grité a su lado. Tony se inclinó hasta quedar a nuestra altura.

Tony- ¡¿De qué diablos estás hablando?!

Abraham- Soy un tonto. ¡La perdí! ¡Me dejó! ¡Me dejó! ¡Ya no le importo, Tony!

Susana- ¿Cómo que te dejó? ¿En dónde está ella?

Abraham- Se fue. No me dijo ni siquiera a donde. Pero ella no quiere volver, no quiere estar aquí.

Tony- ¿Por qué? ¿Qué fue lo que pasó? -- gruñó frustrado al no poder entender nada.

Abraham- Ni siquiera yo lo sé... -- contesté, intentando imaginar a dónde había ido.

Tony- pero Abraham... piénsalo bien, eso no tiene ningún sentido... ¡Lo que dices es una estupidez!

Susana- ¡Tony! -- gritó mi madre, reclamándole molesta su falta mientras abría los ojos sorprendida.

Tony- lo siento mamá, pero hasta tú sabes que es cierto. _____ no tiene casa, ni familia... ¡Ni siquiera estamos en el mismo país! ¿A dónde pudo haber ido?

De pronto, mi madre y yo nos callamos. Tony tenía razón, _____ no tenía a dónde ir, ni aquí ni allá en casa. Esto no es normal, mucho menos en alguien tan dulce y amable como ella.

¿Cómo pude ser tan idiota? Ella estaba actuando extraño desde hace unos días y nunca lo noté... tengo que descubrir qué le está pasando y por sobre todo, ayudarla y recuperarla.

Si ella no quiere estar más conmigo lo entenderé, pero aún la amo. No la dejaré sola, lo quiera o no.

Quería recuperarla y no me iría de este lugar sin ella.

NARRA _____

Llegué aterrada hasta la mansión de Manuel. Cada parte de mi cuerpo temblaba y mi labio parecía tener vida propia. Me detuve frente a la mansión y tomé aire antes de sujetar con fuerza la maleta y comenzar a caminar lentamente.

No tenía sentido seguir retrasándolo, pero antes de comenzar con todo necesitaba tranquilizarme. Por más mal que me sintiera en este momento, sentirme triste y lamentarme no solucionaría nada. Incluso podría afectarme, porque en realidad no sabía aún qué quería Manuel de mí y tenía que estar alerta.

Me sentía muerta por dentro, acababa de perder todo lo que siempre quise y lo que más amaba, pero ahora no era el momento para eso.

Tomé aire y me dirigí hasta la puerta de entrada, no recordaba que fuera tan grande el lugar. Sin detenerme a pensarlo, golpeé levemente la puerta y en menos de tres minutos un extraño hombre alto y vestido de traje me abrió.

No ____, no puedes arrepentirte ahora. No sabiendo que Adrián también está en peligro...

___- Em... yo...

Xx- La señorita ____, supongo. -- asentí, sorprendida de que conociera mi nombre. Lo que más me asustó, además de que conociera mi nombre, es que él no se sorprendió de verme -- El señor no se encuentra ahora, pero me avisó que vendrías a más tardar mañana en la madrugada, pase por favor.

Fruncí el ceño, más enojada y asustada que antes y sujeté mi maleta fuertemente antes de entrar. El sonido de la puerta al cerrarse me sobresaltó y me giré asustada para mirarlo de frente. No sabía quién era este hombre, pero podría también ser un peligro para mí.

En este momento, no podía confiar en nadie. Estaba sola, de nuevo.

___- ¿Cómo sabes mi...

Xx- Lo siento, tengo prohibido hablar con usted por órdenes del señor Manuel. Tome asiento, él no tardará en llegar. Por alguna razón, estaba seguro que vendría esta noche...

Bajé la mirada insegura y la impotencia me invadió completa. Cada palabra que había dicho lo sentía como un golpe en el estómago, parecía que me estaba echando en cara que me había rendido. Lo peor de todo, es que esa era la verdad.

El lugar estaba justo como lo recordaba de la fiesta. Me extrañaba que incluso las mesas y sillas seguían aquí. La única diferencia era que ahora estaba todo perfectamente acomodado y limpio, y que estábamos solamente yo y el que parecía ser el mayordomo de la mansión.

Dejé mi maleta en una esquina cerca de mí y tomé asiento en la primera silla disponible que encontré. Mientras veía al hombre girarse y desaparecer tras una gran blanca, imágenes de Abraham aparecían sin detenerse en mi mente.

Mi cuerpo se estremeció cuando recordé aquel beso que Abraham me había dado después del concierto. Lo amaba de verdad y nunca volvería a verlo, pero esto era lo correcto... o al menos eso quería creer.

Manuel dijo que tenía secuestrado a Adrián y a otras dos personas más. No podía imaginar a quiénes se refería, pero lo que menos que quería ahora era preocuparme por eso. No podía soportarlo.

Me levanté, incapaz de seguir sentada, y comencé a caminar hacia donde recordaba que se encontraba el baño. Quizás mojarme la cara sería una buena ayuda para no llorar. Lo que más me dolía era que no podía dejar de pensar en el rostro de Abraham de hace un momento, en serio espero que me olvide, por más que me duela.



Siempre a tu lado {Abraham Mateo y ____} [MPE #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora